sábado, 21 de marzo de 2015

Rogando a Eros





                   Llamé a la puerta y no me contestaron.
Llegué suplicando amor,
rogando una chispa de cariño,
suplicando una palabra de pasión,
mendigando un favor de Eros.

Mi corazón lloraba por amor.
Por un amor que no era tal,
porque fue una confusión,
cuando uno piensa en amor
y el otro piensa en pasión.

Me reprocho mi humildad,
me duele mi cobardía,
me siento frágil y triste,
como perdido en las nubes,
como el niño que se pierde en un tumulto.

Qué difícil es amar
y ser amado a la vez,
cuando hay amor de verdad,
y otros van por el placer.
Y así, no puede triunfar.

Y entre tanta confusión,
cuando aparece una flor,
hay quien la corta del tallo,
y una vez seca y marchita,
se olvida y se apaga para siempre.


Trotamundos

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