martes, 25 de diciembre de 2012

¿LA JUBILACIÓN ES UN PREMIO?

     Desde hace ya bastantes años vengo soñando con el día de mi jubilación. A la vista de cómo se iban jubilando personas allegadas a mi entorno me fui formando una idea bastante exacta de qué había que hacer para alcanzarla en su máximo esplendor.


     Algunos, la empresa les pagaba el sueldo mínimo para cotizar menos a la seguridad social. El resto en “negro”. Y estaban contentos. Los ingresos eran netos y no tenían que tributar a hacienda por ellos. Otros, tenían pluriempleos no declarativos ni de S.S. ni de hacienda. Les daban becas de estudios, libros y transportes porque sus ingresos declarados no llegaban al techo límite para solicitarlas. Algún que otro era autónomo y pagaba lo mínimo de S. S. porque “para que se lo quede el Estado, lo disfruto yo mes a mes”.

     A pesar de todo ello, llegaban a la edad reglamentaria y disfrutaban de su pensión. Sus hijos ya se habían emancipado, tenían empleo y los nietos los llevaban a la guarde. Los abuelos disfrutaban de los nietos y los”malcriaban”. Tenían transporte casi gratis. Los cines y teatros les hacían descuento. Las piscinas municipales eran gratis para la tercera edad. Ayudas a los familiares por atenderles si estaban impedidos o enfermos. De las medicinas no había que preocuparse. Todas las que necesitasen, gratis. Y qué decir de la vida lúdica que el Imserso les había preparado. Balnearios, estancias en costas, circuitos para los más atrevidos. Todo ello por un precio que a veces les salía más barato que comer en casa. Centros de mayores para la partidita y el bailoteo. Lo llamaban “el estado del bienestar”. ¡Cómo no iba yo a estar deseando jubilarme!

¡Por fin llegó! Me jubilo en mayo de 2012 pensando que voy a disfrutar de todas las ventajas. Medicinas, el gobierno piensa que el copago está muy bien. Incluso rizan el rizo y a partir de enero de 2013 hay que pagar, simbólicamente, un mínimo euro por receta. Bueno, todo no se puede pedir. Presento mi solicitud de jubilación anticipada, acogiéndome a una ley de 1997 y su anexo de 2007 que me permite jubilarme con una merma de un 6% por cada año que me falta hasta los 65 (menos mal, porque el año que viene empiezan a retrasar la jubilación hasta alcanzar los 67). ¡Que si quieres arroz Catalina! Llevo 46 años cotizados pagando por todos los ingresos (mi empresa siempre ha metido en nómina todos los conceptos de cobro y nunca he podido acceder a una beca para mis hijos) y me dicen que no me corresponde pero, como he cotizado antes del 1-1-1967, tienen la condescendencia de darme una merma del 8%. Se deben haber equivocado, pongo un recurso (antes de los 30 días, sino pierdes todos los derechos) y al cabo de un mes me contestan reafirmándose en que no tengo derecho a la ley de 1997.

Hay más recursos. Las leyes, para que duren, dan vida al demandante y al demandado, que pueden llegar hasta el Tribunal de La Haya. Demanda que te crió en el Juzgado de lo Social de Madrid, porque es la Comunidad de Madrid la que me lo deniega. Al cabo de 2 meses recibo carta certificada del juzgado diciéndome, ¡qué alegría!, que mi demanda ha sido aceptada y fija la fecha del juicio para el 29 de enero. Bueno, eso está bien. Pero del año 2014. Casi estoy pensando que sería mejor desistir porque si recurren… No se si llegaré a viejo antes de cobrar lo que me corresponde. Bueno, hay un consuelo. La demanda la he presentado antes de que el gobierno haga esa “pequeña” subida en las tasas judiciales. Desde que lo sé, le digo todos los días a mi mujer que la quiero mucho, por si acaso. Y duermo tranquilo porque no soy avalista de nadie. En caso de apuros, cama y comida no le faltará a mis hijos.

Me he enterado que la subvención del ayuntamiento de Madrid a los cines y teatros para los mayores de 60 años no ha entrado en el presupuesto de 2013. Casi me han dado ganas de engancharme a la bebida. Me he acordado mucho de “la botella”. Las piscinas municipales han pasado la mayoría a manos privadas. Las han dejado muy bonitas, pagando claro. Hoy por hoy tengo que dar gracias de que mis hijos, de momento, son independientes tanto económicamente como en la crianza de sus hijos, y mi mujer y yo gozamos de una salud “razonable para nuestra edad”.

Tengo que decir que conozco y sé de muchos abuelos que tienen a su cargo los nietos. Otros, además son la base de la economía familiar con su pensión. Algunos, dada la dependencia de su familia por su deterioro físico y mental estaban contra su voluntad en una residencia. Que no se preocupen, que todavía están a tiempo de que los saquen de ellas para poder cobrar su pensión.


Cada día me pregunto más si la jubilación es un premio.

Rabo de lagartija