martes, 28 de octubre de 2014

Al pie de la noticia




       

        Escuchaba los sonidos de la noche mientras me fumaba un cigarrillo. El día había sido largo e intenso. Hacer guardia en la puerta del hospital Carlos III de Madrid era tedioso. Para conseguir una mala foto de alguien entrando en el mismo o un “no hay nuevas noticias” echabas más horas que persiguiendo a políticos corruptos.

        La alarma social había saltado. La terrible enfermedad  africana del virus del Ébola había dado el primer chispazo en España. Un posible error de una auxiliar de enfermería, según las fuentes del Gobierno, había originado el caos en la sociedad y en los medios de comunicación. La crisis económica que afecta al ciudadano de a pie, había pasado a segundo o tercer plano. Las utopías independentistas de Cataluña, quedaban en una mera anécdota. La avanzada del estado islámico y sus brutalidades con los prisioneros occidentales y los pueblos que no admitían su tiranismo, simplemente un dolor de cabeza. La única noticia que le hace un mínimo de sombra son las tarjetas opacas de Caja Madrid.

        Menos mal que en estos últimos días, a pesar de sustos de viajeros africanos en vuelos que aterrizan en España, cooperantes que regresan del infierno africano y otras personas que han  tenido un posible contacto con  Teresa, las noticias puramente médicas nos dan un respiro. Según he podido comprobar, hay personas que  no duermen pensando en que han pasado cerca de la peluquería, otras que han estado en la consulta del médico de familia que la atendió. Hasta algunos padres que, en su miedo al contagio, han ejercido presiones al colegio de sus hijos para que no permitan la asistencia de una niña, hija de alguna persona que está en cuarentena. Llamadas de los pueblos a personas que viven en la misma localidad de la Auxiliar de Enfermería, pidiéndoles que no se les ocurriera ir al pueblo. Comentarios entre conocidas poniéndose en lo peor.

        El Gobierno anda preocupado por las próximas elecciones, por la modificación de la Ley Electoral, por lo que les pueda salpicar de todas las tramas de corrupción que señalan a personas de su partido. Lo que demora es la información al ciudadano de las causas y modos de contagio de este virus, de los plazos precisos para que no te puedas ya contagiar. Ha sido efectivo para evitar más contagios, muerto el perro, se acabó la rabia. La verdadera preocupación debe ser la evolución de Teresa, que ha superado la enfermedad, y de las otras quince personas “asintomáticas” que ya están saliendo contentos por no estar infectados y preguntándose como podrán lavar su mancha, por haber estado hospitalizados, en su futuro. Si las aceptará la sociedad en sus trabajos y rutinas como antes del suceso.

        Informando desde el punto neurálgico de la noticia.


Rabo de lagartija

Las lágrimas de San Lorenzo





Escuchaba  los sonidos de la noche sumida en una absorta contemplación del firmamento, con tal intensidad que vio sorprendida cómo una estrella se desprendía fugaz de su lugar y caía rauda, veloz como una voraz saetilla, sin permitirla ver su destino final.
Una gran sonrisa iluminó su rostro de mujer, por fin, cuantas noches lleva esperando que la lluvia de estrellas se produjera. Por lo menos una semana y hasta esta noche nada, ni una estrella. Pero ella persevera y cada noche después de cenar coge su tumbona, la pone mirando a la Machota norte y contempla el precioso cielo estrellado que luce sus mejores galas titilando sin cesar en ese su ritmo universal. En  el silencio de la sierra, con una noche cerrada, sin luna, alrededor solo se vislumbra el perfil de la montaña y las copas de los árboles con sus diferentes perfiles: cónicas, los pinos, desarboladas los robles, los abetos puntiagudas, pero todas ellas como yo misma mirando al cielo, sólo el firmamento puede dar tan sorprendente espectáculo.
De pronto, un golpe seco sobre el tejado de chapa del garaje me sobresalta. Tranquila mujer, son las bellotas de los robles que se sueltan a cualquier hora del día, pero con el silencio de la noche la verdad no lo esperaba. Se echa la rebeca por encima y continúa esperando la lluvia de estrellas desplazarse, como tantos años, pero lo que de verdad  se desplaza, son los aviones de pasajeros que con sus pilotos rojos advierten que el mundo  no para ni un segundo. A algunos se les oyen los motores, a otros no, ¡van tan altos!
 Aunque una en su pequeñez hubiera pensado: qué silencio, qué oscuridad en esta noche sin luna, parece que todo está en reposo, descansando pero no, de eso nada. De repente un murciélago chiquitín pasa aleteando por delante de mis narices ¡uf! Que bicho tan repugnante. De un salto se pone en pie, y exclama: ¡bueno guapa, por esta noche se acabó, que son las 12  y te toca pastilla para dormir y a la cama! Ella se da la vuelta y por el este, a pesar de la Machota y por encima de ella, se ve con toda nitidez el gran haz de luz, una enorme mancha lumínica que llega desde Madrid nítida para iluminar la noche del campo a 60 Kms. de la capital.
Madrid es mucho Madrid, y su influencia lumínica llega hasta nosotros, como un mal colateral de la Capital de España para decirnos: ¡aquí estoy yo, y por mucho que te escondas tras las montañas cercanas y creas que no te puedo alcanzar, ahí te mando, todas y cada una de las noches, mi perniciosa iluminación que contamina tu deseo de ver estrellas fugaces, a no ser que te pongas de espaldas, claro!

QUIRÓN

Soliloquio




      Escuchaba los sonidos de la noche mientras, interiormente, pensaba como podría hacer frente a todo lo que se le venía encima. Se sentó en su vieja hamaca, un poco raída por el tiempo, cerró los ojos y quiso evadirse de todo lo presente, para centrarse en la historia que tenía que sacar a la luz. Era muy amarga para él, pero era consciente de que no podía guardarla por más tiempo para sí mismo. Los remordimientos no le dejaban vivir. Así que, un día, reunió a su familia para hacerles partícipes de su historia, que suponía les haría sufrir.

       Cómo decirles que el hombre que ellos creían honrado, responsable, amigo de sus amigos y, sobre todo, transparente, había sido  una máscara que se puso durante muchos años para encubrir su verdadera debilidad. Hablaría con franqueza, se quitaría de encima esa vieja losa que le pesaba tanto, y les diría que él no era la persona tan intachable que ellos admiraban, porque su vida había sido tan inmoral y sucia, que ya no podía seguir mirándolos ni engañándolos, sin sentir desprecio por sí mismo. Les diría que era un corrupto, un ser que sólo vivía para la fortuna y el poder, sin importarle a cuantas personas dejaba por el camino. Que hubiera podido ser generoso con tanta gente que tuvo a su alcance y estaban necesitados. Pero simplemente los utilizó para su bienestar particular.

      Ahora su alma descansaba. Por fin había sacado todo lo que durante tantos años le había atormentado. Se sentía como un hombre con savia nueva, con fuerzas renovadas para seguir por ese camino de verdad que iba a emprender. Pero de repente, fue como despertar de un sueño y vio que todas sus buenas intenciones sólo estaban en su mente, como tantas veces le había ocurrido.

      Se dio por vencido. Sabía que nunca podría decir la verdad. Se levantó de su vieja hamaca, cogió su pipa, ennegrecida por el tiempo, y se puso a fumar. La brisa de la noche le daba en la cara y, mirando las estrellas, pensó el consuelo que sería dormir y no volver a despertar.


Blanca

sábado, 25 de octubre de 2014

Recuerdos de mi niñez




         Soy de un pueblo de la Comunidad de Madrid, en el cual he vivido prácticamente toda mi vida. Recuerdo con nostalgia cuando era niña, aunque no disponíamos como ahora de tantos inventos para poder jugar. Pienso que tanto mis amigas como yo éramos felices, creativas. Cuando salíamos del colegio nos reuníamos todas y como no teníamos juguetes, íbamos al campo a buscar trozos de platos rotos y todo lo que encontrábamos, para hacer casitas, y así pasábamos la tarde. Cuando llegaba el fin de semana, era algo especial. Nos poníamos el vestido, que llamábamos de los domingos, nos juntábamos en el parque y nos contábamos historias que habíamos escuchado de los mayores.

         Cuando ya era un poco mayor, en el pueblo pusieron unas fuentes, para poder coger agua potable para beber, algo que hasta entonces no teníamos. También recuerdo con ternura a niños que, en la puerta de su casa, echaban migas de pan para que se las comieran los pájaros.

         Al estar escribiendo todo esto, siento que el tiempo que me tocó vivir tuvo mucho de positivo. Creo que me enseño a valorar más las cosas, como la amistad, el compromiso, el compañerismo. Porque al carecer de una economía boyante, nuestros mayores nos enseñaron valores muy necesarios, que a lo largo de nuestra vida íbamos a necesitar.


Blanca

El vuelo del fénix




          El niño corría por el largo pasillo del parque tirando de su cordelito. No conseguía que su cometa remontara el vuelo. La ausencia de aire no ayudaba a elevar las alas del figurado pájaro hacia el cielo. Estaba cansado. Llevaba un buen rato intentándolo y sólo había conseguido que se achatara el pico del ave con sus aterrizajes forzosos. Se sentó en el banco donde su madre charlaba con otras mamás.

            En el colegio le habían castigado por su falta de atención en la clase. No conseguía centrarse en los estudios. Su mente se dispersaba sin darse cuenta, recreando sueños infantiles de aventuras mágicas. Era un piloto de avión famoso que había salvado a muchas personas con sus rescates extremos en situaciones imposibles.

            Notó que algunas hojas de los árboles empezaban a moverse impulsadas por una incipiente brisa. Contento, preparó cuidadosamente  su artilugio. Enrolló parte del cordel para empezar a tirar en corto. Posó suavemente la cometa en el suelo como avión en pista de despegue. Se concentró, calentó motores y cuando estuvo preparado, comenzó con un trote sosegado que poco a poco fue alcanzando velocidad. Echó un fugaz vistazo hacia atrás y contempló cómo el pájaro cobraba vida y pareciera que movía sus alas intentando el ascenso. Trotó y cabalgó, a la par que iba soltando hilo para que pudiera ascender lo máximo posible, hasta que se paró y empezó a remover el cordaje ya que la cometa había encontrado una buena corriente de aire que la mantenía elevada.

            En el último examen se esforzó por concentrarse y logró contestar a casi todas las preguntas. En casa le habían amenazado con recortar sus horas de juego si no se esforzaba en el colegio. Tenía que sujetar sus fantasías para las horas de recreo.

            Duró bastante la pelea de la cometa por mantenerse en vuelo. Luego, cambió el aire y aflojó la tensión de la cuerda. Empezó a correr para tratar de mantener su ave en vuelo, pero al final se desplomó sin fuerzas y, tuvo la mala suerte de caer en medio de la fuente central del parque. Corrió a rescatarla, pero antes de llegar al borde de la misma contempló cómo un precioso pájaro, extendiendo sus fuertes alas e imprimiendo un movimiento enérgico pero elegante, alcanzaba las copas de los árboles y se perdía en la lejanía con su vuelo majestuoso. Cuando llegó a la fuente, solamente encontró el final del hilo de su cometa. El papel con forma de pájaro había desaparecido.

            Esa noche le costó dormirse, dándole vueltas a la desaparición de su cometa y al bonito pájaro que voló hacia el cielo. Por la mañana, cuando se despertó, pensó que poniendo esfuerzo en las cosas, podía conseguir realizar sus sueños, y que para ello, tenía que poner empeño en aprender y estudiar para conseguirlo. A partir de ese día, como el ave que renació de su cometa, empezó a forjar su futuro.


Rabo de lagartija

Los sonidos del parque




                                                                                        
 El lugar estaba desierto. Las primeras luces de la mañana dejaban ver las hojas caídas en el suelo por el fuerte viento que había azotado las ramas de los viejos árboles, que aún quedaban en el parque. La fuente se encontraba en un extremo del recinto y de sus caños colgaban finísimos hilos de escarcha que se habían formado con los restos de agua que habían quedado en ella durante la noche. El trino de un pájaro rompió el silencio que reinaba en el parque y, tras volar en círculo, se posó sobre las hojas cubiertas de escarcha en busca de alguna semilla que llevarse al pico. Cansado de su infructuosa búsqueda, el pájaro emprendió de nuevo el vuelo
La mañana avanzaba. Los rayos del sol, sobre las hojas caídas en el suelo, las hacia liberar de una fría carga. Los árboles sacudían sus desnudas ramas, el agua de la fuente luchaba por abrirse camino entre el hielo, el pájaro volvió de nuevo en busca de su semilla.
Todo trascurría en un orden establecido hasta que la voz de un niño hizo que los habitantes del lugar fijaran sus miradas hacia el lugar de donde les llegaba su sonido. En un banco situado junto a la fuente se encontraban sentados el pequeño y un anciano, el niño no paraba de hablar al hombre mientras sus manos se introducían en la fría agua de la fuente
Los visitantes permanecieron en el parque hasta que el sol empezó a desaparecer entre  los árboles. El silencio se hizo en el lugar y las sombras de la noche caían lentamente. Los habitantes invisibles del parque esperarían de nuevo escuchar los sonidos de la noche


                                                                IRIS                           

  

El parque, la fuente, el niño y el pájaro




La fuente del parque
con el agua cristalina,
donde se apaga la sed
con la sombra de la encina.

Un niño correteando
tras un pájaro verdoso.
El pájaro salta y pía
y el niño corre nervioso.

Paso a paso, lentamente,
va un abuelo y su bastón.
El pájaro vuela y canta
y el niño juega un montón.

Llega el abuelo a la fuente
para beber agua fresca.
El niño le dice cosas
y el abuelo se refresca.

El parque se va llenando
de niños que van llegando,
y la fuente es visitada
y la sed van apagando.

Con el bullir de la gente
el pájaro se ha marchado,
el niño le busca y llora
y luego duerme agotado.


Trotamundos

viernes, 17 de octubre de 2014

Vacaciones




   Después de varios años sin haber podido ir de vacaciones, este año he estado una semana en la playa, con mi hija y su marido.

    Fuimos a Fuengirola, Málaga. Disfruté del mar y del sosiego que me produce. Visitamos diferentes pueblos de la zona. Por ejemplo, Mijas, que es un pequeño pueblo de casas blancas, muy bonitas. Conocimos Marbella y me sorprendió gratamente  pasear todas las callejuelas que desembocaban en la plaza de los Naranjos. También fuimos a Puerto Banús, un lugar de lujo que me hizo pensar en la desigualdad de la sociedad. Por último, conocimos Málaga ciudad, un día de mucho calor, que me permitió ver lo bonito de las calles del centro y lo abierta que es la gente.

    Algo que me llamó mucho la atención en  este viaje fue un viejo castillo que hay en Fuengirola, donde había un mercadillo medieval que visitamos, y me compré una pulsera de plata.

    Estas vacaciones para mí ha n sido unos días donde he podido relajarme y disfrutar de una buena convivencia con mis hijos, visitando una parte de España que no conocía.


Blanca

Información sí - Desinformación no




En España se ha dado el primer caso de Ébola. Después de conocer la noticia no tengo por menos que mirar hacia atrás y recordar lo sucedido en las últimas semanas: cómo fue traído dicho virus al permitir la entrada a nuestro país de dos médicos cooperantes infectados por dicha enfermedad.
Días antes de la llegada del primer enfermo los responsables del ministerio de sanidad y afines nos estuvieron vendiendo que nuestro país estaba preparado para atender al primer infectado de Ébola. Nos mostraron el avión con el equipamiento previsto para el traslado así como la burbuja donde aislarían al enfermo. Nos mostraron todo ello con alto grado de quijotería y no tuvieron el menor temor a que este  proceder pudiera tener graves consecuencias, como las ha tenido.
Y si esto no fuera poco, pusieron la guinda al decir que todos los gastos correrían a cargo del gobierno. Se les olvidó decir que el dinero salía de los contribuyentes, muchos de los cuales tienen graves problemas para sobrevivir.
Llegó el día en que trajeron al primer cooperante infectado por el virus del Ébola. Todos los medios de comunicación nos mostraron las imágenes de la llegada como si se tratara de una película. Días después el enfermo falleció.
Unas semanas después se repitieron las mismas imágenes y, al igual que en la vez  primera, el enfermo también falleció por la gravedad del estado en que se encontraba.
Es cierto que es una buena acción ayudar a los enfermos, pero dicha ayuda se ha convertido en un grave problema de imprevisibles consecuencias.
Días después otra noticia ha saltado como un aldabonazo. Una de las enfermeras que atendió a los afectados ingresados en el hospital se había contagiado por el mismo virus.
Desde el gobierno se ha tratado de echar balones fuera; según algunos miembros del gobierno se actuó de acuerdo con el protocolo. Había que buscar un culpable de lo sucedido y ellos lo encontraron en la auxiliar infectada; no sólo lo han dicho sacando pecho si no que han cargado sobre ella todas las negligencias de las que ellos son culpables.
 Las informaciones que se van conociendo sobre cómo se ha tratado a la auxiliar de enfermería infectada del Ébola: cuando ésta se sintió mal y puso en conocimiento su estado al centro donde había estado cuidando a los enfermos de Ébola y cómo estos responsables del centro no le dieron la importancia que el caso requería, dejándola sin control con el peligro que esto suponía para ella y para los que la rodeaban.
Desde mi rincón culpo a los responsables de traer a nuestro país a las dos personas infectadas por el virus del Ébola; por su poca previsión del peligro que esto acarreaba por la mala gestión de las personas responsables del ministerio de Sanidad. No sé qué consecuencias políticas tendrá para todos ellos su mala gestión, pero viendo cómo se resuelven otras incompetencias, no será difícil imaginar que ahora tampoco pasara nada y mientras, el pueblo mirará a su alrededor queriendo escapar de este peligroso virus
 Iris 


lunes, 13 de octubre de 2014

La soledad



     


     Hasta hace poco tiempo pensaba que la soledad era algo negativo. Creía que sólo te podía traer tristeza y desánimo. Quizá porque las personas que hemos tenido pareja, nunca llegamos a pensar que un día podríamos quedar solas. De alguna forma, todas nuestras preocupaciones o necesidades las teníamos cubiertas, porque podíamos hablar con  nuestra pareja. A veces no estábamos de acuerdo, pero había un diálogo en el cual era bueno contrastar opiniones de tus hijos, de la familia, de las cosas positivas o negativas que ocurrían en la sociedad.

    Cuando, de repente, no disponemos de esa compañía, piensas qué es lo que vas a hacer con todo ese tiempo que tienes para ti sola. Puedes quedarte en casa recordando tiempos pasados que fueron mejores, pero esos recuerdos no te ayudan para vivir el presente. O también, puedes pensar en la soledad como algo positivo, porque, al disponer de tiempo, puedes hacer cosas que nunca pensaste que harías. Ahora puedes desarrollar actividades, que las tenías en tu mente, y por falta de tiempo no podías centrarte en ellas. También creo que tienes más interés por vivir la vida de otra forma, más a pie de calle, interesándote por pequeñas cosas que en otros momentos pasaban desapercibidas. Que puedes ser más tú misma, porque dispones de tiempo.

    Diría muchas cosas sobre lo positivo que tiene la soledad, pero simplemente vivirla con ilusión, puede hacer que algo que se nos planteaba como doloroso, nos haga renacer nuestro entusiasmo para vivir el día a día.


Blanca

martes, 7 de octubre de 2014

Los sudores del escritor



Un chispazo de idea en tu cerebro puede dar lugar a una gran novela. La inspiración es efímera, tardía, se hace de rogar la mayor de las veces. No se debería escribir por obligación si no por placer.

 Los grandes escritores de la historia, hasta nuestros días, han estado en posesión del don de saber lo que quieren escribir y cómo lo escriben. Muchos de ellos alcanzaron la fama a posteriori. Hoy en día, no sólo hay que crear un buen relato para que llegue al gran público. Tienes que tener a tu alcance varios parámetros: Ser ya un consagrado en la materia. Tener conocimientos editoriales que se hagan cargo de su publicación. Contar con medios de comunicación que lancen tu obra al mercado. Y, lo más importante, tener un respaldo financiero para asumir todos estos costes.

Hoy se escribe sobre cualquier tema. Siempre hay un público al que le puede interesar esa materia aunque sean minorías. Desde temas vanguardistas a los históricos. Novela negra a la romántica. Temas sociales, psicológicos, espirituales, pedagógicos, religiosos, surrealistas, graciosos, poéticos.

Muchos de estos creadores literarios llegarán al final de su carrera sin pena ni gloria. Otros, con una sola obra  serán conocidos. Les quedará el hándicap de mantenerse en la cresta de la popularidad con nuevas creaciones que estén a la altura de la primera. Un trabajo bien hecho requiere mucho tiempo de planificación, búsqueda y estudio de datos y conocimientos sobre la materia que se escribe. A todo esto hay que sumarle sinsabores, bajones de ánimo y, sobre todo, una gran imaginación y fantasía para que lo que escribes no se quede en un aburrido relato de unos hechos y cobre vida propia que transmita sensaciones y emociones al futuro lector.

Si eres capaz de lograr que todo lo antedicho se haga realidad, que la suerte te acompañe.

Rabo de lagartija

Cada día




 
Cada día florece una noticia llena de espinas.
Cada día los españoles nos llenamos de orgullo, por saber la clase de personas que tenemos al frente de nuestros derechos y deberes.

Cada día, las noticias nos irritan y acongojan.
Cada día, nos sentimos ninguneados.
Cada día dudamos más de todo y de todos.
Cada día nos sentimos más indefensos y tristes.
Cada día confiamos menos en todos y digo en todos.

Las pantallas de la tele les sirven, a los que viven de nuestros impuestos, para lavar su imagen. Nos cuentan cosas que luego son todo lo contrario. Aparecen como benditos, y luego son como bandidos, roban y engañan. Los hay que nos conducen a la huelga, y luego ellos se llenan los bolsillos. Directores que aparecen respetuosamente limpiando las arcas de la empresa, ilustrísimos que el tiempo pone en vergüenza sus actuaciones. Cada día, a las personas de este país, nos da más asco tener que consentir tanto robo, tanto  desprecio, tanto listo que nos haga tanto daño. Porque no se salva ninguno que, teniendo la oportunidad, no se manche las manos con los billetes, esos que el pueblo no conoce, porque sólo ellos los usan y los llevan y no los traen. Y cada día aparecen más y más con las manos manchadas y la corbata limpia.

Mucho tiene que aprender este pueblo que se llama ESPAÑA, para que los que vienen detrás no sean ninguneados como lo somos nosotros. Para que no permitan los abusos y desmanes de banqueros, empresarios, gobernantes, sindicalistas, ayuntamientos y tantos otros, que en cuanto pueden, nos dejan con el culo al aire.





Trotamundos

miércoles, 1 de octubre de 2014

Era el verano de gracia de 1947



  Una  de las cosas buenas que tiene el verano es, que tiene de 6-8 horas que las tienes que pasar recogida y a la sombra. Te da tiempo a pensar y sobre todo a mi edad a recordar, para eso  tienes que meterte en tus intersticios, allá adentro en tu mismidad y comienzan a aparecer en tu memoria pequeños datos a los que se acercan otros y así hasta sumergirte en tus 7 años y encontrar el nacimiento de tu cuarto hermano pequeño y como los aconteceres se sucedían  en mí memoria  como si estuviera allí, como cuando era pequeña y los vivía.
En Sepúlveda, al pie del puente grande, que cruza el desnivel del río Caslilla y que da entrada y salida a la carretera general que de Segovia nos lleva a la antigua Sepúlveda, se encontraba una tenería. Allí en los años 40-50, se mataban todo tipo de equinos: muchos burros, algunas mulas y los menos caballos y yeguas.
 La tenería estaba regentada por una familia palentina que llegada de su tierra había hallado acomodo entre nosotros. Se trataba de un padre y sus dos hijos, Dámaso y Esperanza.  Ésta a su vez estaba casada y  tenía dos niñas, alquilaron su casa en la plazuela enfrente de la nuestra. Ellos vivían dos metros por encima de la carretera general de Segovia y nosotros que vivíamos dos metros por debajo. Aquel tramo se llamaba carretera de Santiago porque nuestro barrio tenía el nombre de la iglesia románica semiderruida (pero todo un monumento). Recuperado en parte en los 90 del siglo pasado para recrear las Hoces del Duratón, su fauna y flora, como  Parque protegido de las hoces del Duratón.
En la tenería se sacrificaba a los equinos y se trabajaba en las pieles y en el despiece de los animales que eran comercializadas (no allí pero si en Segovia). Yo recuerdo que venían furgonetas viejísimas que cargaban en la tenería y se iban. Mi madre decía: luego lo venden en las tiendas como chorizo el Acueducto.
             También recuerdo como el padre de Esperanza cuando subía de la tenería muy tarde a veces sacaba lonchitas muy finas de carne oscura y casi seca y nos las daba a los chicos y chicas que estábamos jugando, de esto poquito, que es muy caro decía, y se ponía el dedo en la boca y decía silencio chicos que estoy cansado y quiero irme a la cama (aquella carne seca estaba riquísima). Así que no hacer ruido ¡eh! Y se metía en casa seguido de su familia. De  aquella manera se terminaba la tertulia de todas las vecinas desde la caída de la tarde. Que lástima pero no recuerdo el nombre del padre de Esperanza porque lo veíamos poquísimo y murió pronto y de repente.
Manoli y yo íbamos con las hijas de Esperanza a párvulos con Dª María. No teníamos que recorrer 20 metros y ya estábamos en la escuela, que era muy divertida y cuando salíamos jugábamos un ratito en la plazoleta de arriba y a comer, para volver con Dª María.
Les había ido bien con la tenería en los tiempos peores del hambre, porque como nada se tiraba, el negocio funcionaba e inclusive daban trabajo a otros hombres del pueblo en la tenería. La cecina en Sepúlveda no se comercializaba, pero Esperanza le contaba a mi madre que su padre sacaba buen dinero de la cecina en Castilla la Vieja: Palencia, León, Zamora o Valladolid. Jamón no comerían pero cecina sí. Era algo que se valoraba mucho en su región. Ella de vez en vez nos mandaba con alguna de sus hijas unas lonchas envueltas en papel de estraza.
1947 fue un mal año para nuestros amigos. El padre que estaba en Palencia negociando su cecina y su carne, se quedó sentado esperando al tratante con el que comercializaba sus productos. Un ataque al corazón se lo llevó de repente. Esperanza muy avanzada con su embarazó tuvo que trasladarse a enterrar a su padre en su pueblo. Regresó y  unas semanas más tarde su hermano en el deshuese de un animal se le fue la cuchilla y se cortó en el brazo, ella le curó como tantas veces, pero su hermano se despreocupó y se presentó la gangrena y no hubo antibiótico que parara aquello, le cortaron el brazo en Segovia, pero no hubo solución y se murió. Mientras, a Esperanza con tanto sufrimiento se le adelantó el parto. Y aunque la niña estaba bien la madre estaba destrozada y sin saber qué hacer con todo aquello, que desgracia señor.
 El caso es que mi madre por esos días dio a luz a nuestro hermano pequeño Mariano.    Mi madre subió a casa de Esperanza habló con ella y la dijo, mira tú vas, entierras a tu hermano, piensa que tu hija te espera, y por ella tienes que tener cuidado de ti, tienes que ordeñarte como si lo hiciera la niña para que no se te retire la leche. Vete tranquila que hasta que tú no vuelvas yo tendré mellizos un chico y una chica. Y de ese burro no la bajo nadie.
 El resto de vecinas la animaron a aceptar la idea de mi madre. Esperanza decía por Dios, es que no veis como está Paquita, es que está en los huesos a ver si por cuidar de mi niña la pasa algo, y ellas la contestaban, ¡mujer! que nosotras también estamos aquí, y no la vamos a dejar sola. Tu cuídate sigue los consejos para no perder la leche y regresa. Esperanza regresó y encontró a su hija perfectamente cuidada y ellas siguieron su amistad como si tal cosa.
Es para mí tan lógico ese comportamiento de mi madre, como enternecedor su recuerdo y humanidad. Pero no de ser humano, no. De humanismo. De ver a “Esperanza y a su hija como al centro del mundo” “a igual altura que su pequeño retoño”. Ella delgadísima, pequeña, trabajadora y humanista. Y  única para mí.

Quirón

Carretera 1313




                Vive Dios cuanta nobleza
                Tenemos en esta España,
                Y digo cuanta grandeza
                O mi corazón me engaña.

                Es ibérica esta tierra
                Y está llena de caudales,
                Pues la historia lo demuestra
                Con baúles a raudales.

                Ya decían los de antaño
                Tanto tienes tanto vales,
                Y lo saben unos pocos
                Los que amasan los caudales.

                Y llegó la democracia
                Y también las votaciones,
                Unos ganaron en gracia
                Otros ganaron millones.

                Si se cobra del estado
                Lo de menos es la paga,
                Lo que importa son los sobres
                Porque el pueblo es el que paga.

                Entre Suiza y Andorra
                Y paraísos fiscales,
                Los hay que viven de gorra
                Y otros usan los costales.

                Los billetes de quinientos
                El pueblo no los conoce,
                Porque los listos los usan
                Para sus vicios y el goce.

                Ahora estamos entendiendo
                Lo que siempre sospechamos,
                Como nos roban al pueblo
                Los mismos a quien votamos.

                No queda ningún despacho
                Ni tampoco negociado,
                Que tenga las manos limpias
                Porque todos han robado.

                Hay personas en la cárcel
                Por robar para comer,
                Los hay que están en la calle
                Robando para el placer.

                Castigan a una persona
                Por robar cuarenta euros,
                Los hay que roban millones
                Y pasan la vida en pleitos.

                Yo recuerdo aquel cantar
                De aquel grupo que decía,
                Si yo tuviera una escoba
                Cuantas cosas barrería.

                Ya se ha empezado el melón
                Y esperamos que algún día,
                Limpiemos con nuestros votos
                El robo y la hipocresía.


Trotamundos