domingo, 19 de febrero de 2017

Carta a un nonato





         Querido futuro hijo. Tu madre y yo llevamos un tiempo madurando la idea de crearte a la vida. Superadas nuestras expectativas de pasión, ilusión y estabilidad económica y emocional, creemos llegado el momento óptimo para nuestro proyecto de paternidad. Quiero que sepas que serás un hijo deseado, fruto del amor de tus padres y de su responsabilidad para engendrarte, cuidarte, educarte y enseñarte a ser una persona independiente, autosuficiente para vivir por ti mismo. También crearemos en ti el sentimiento de familia en el que crecerás y que te acompañará toda la vida.

         Sabemos a qué tenemos que renunciar para poder dedicarte todos nuestros desvelos y atenciones, pero no tenemos un manual que nos marque las pautas que tenemos que observar contigo en cada cuestión, incógnita o duda que nos surja en tu crianza. Se teoriza mucho estos aspectos, se nos informa que hay comportamientos de libro comunes a todos los niños. Pero tú no serás uno más de esos que pone el libro. Tú serás único y nosotros, tus padres, iremos aprendiendo contigo lo que te conviene en cada momento.

         Te buscaremos un nombre para poder llamarte y distinguirte de los demás. Tampoco te va a condicionar este nombre tu vida. Muchas veces te llamaremos por el que más simboliza  la relación que existe entre tú y tus padres. Te llamaremos “hijo”, con todo el orgullo y emoción que eso conlleva.

         Te transmitiremos nuestros genes, que formarán tu Adn y te educaremos en los usos y costumbres que hemos heredado de nuestros ascendientes, modificados por los cambios sociales actuales. Todo ello irá modelando tu personalidad y tu forma de vivir. Esperamos que cuando tengas capacidad de decisión todo esto te ayude, aunque tienes que ser tú el que elija qué quieres hacer con tu vida cuando te emancipes de nosotros.

         Te veremos absorber conocimientos, nos formularás mil preguntas, crecerás rodeado de otros niños, con los que jugarás, te enfadarás y descubrirás tus sentimientos juveniles. Tu adolescencia nos evocará nuestra propia experiencia. Elegirás a tu pareja y formarás un nuevo nido.

         Cuando nos hagamos mayores contemplaremos con nuestra vista, ya cansada, cómo aquel proyecto que hicimos con amor, se ha desarrollado y echado raíces en otros terrenos y personas que conformarán tu familia.

         Tengo que dejar de escribirte, querido futuro hijo, porque tu futura madre me está llamando para que pongamos cuanto antes en marcha este proyecto.

         Tu padre, que ya está aprendiendo a quererte.


Rabo de lagartija

Una lágrima




                Se lavan los ojos tristes
                si las lágrimas florecen,
                cuando un corazón sincero
                siente que lo desmerecen.

                Si son lágrimas de amor
                las que lavan nuestros ojos,
                nos pueden causar dolor
                o… lavar nuestros enojos.

                Hay momentos tan felices
                que una lágrima aparece,
                y tratamos de ocultarla
                porque a nadie le apetece.

                Y de todos es sabido
                que llorar no cuesta nada,
                y el alma queda lavada
                y en conciencia descansada.

                Y lloramos al reírnos,
                y lloramos de emoción,
                lloramos cuando sufrimos
                quizá somos un llorón.

                                                                 Trotamundos

Regina





            Regina había nacido a finales del siglo XIX. Era una joven de aspecto delicado. Su pelo negro resaltaba sobre la piel blanca de su rostro. Los ojos aunque pequeños dejaban ver toda la grandeza que había en su interior. A pesar de su apariencia frágil trabajó en las labores del campo con el esfuerzo que ello requería.

            Como tantas jóvenes que vivieron en aquella época y más en zonas rurales, no tuvo oportunidad de ir a la escuela y por lo tanto no sabía leer ni escribir, pero para ella no fue impedimento en su vida cotidiana. Sabía leer en las nubes la llegada de la lluvia y el frío. Dominaba el conocimiento de los frutos silvestres que daba la tierra, que se podían comer sin peligro. También  le gustaba recoger el té verde que se criaba a la orilla del riachuelo que pasaba cerca del pueblo, y una vez seco, lo cocía y toda la casa quedaba impregnada de su aroma.

            Regina se casó con un hombre mayor que ella. Tuvieron varios hijos. La familia vivía unida en los trabajos cotidianos. Los mayores se fueron casando y sus componentes aumentando. Todo seguía su curso hasta que estalló la guerra y todo se desmoronó. Cuando ésta termino, el cabeza de familia y uno de los hijos fueron encarcelados y Regina tuvo que tomar las riendas de su casa. A ello se sumó la pérdida de una de sus hijas y su marido, teniéndose que hacer cargo de los niños.

            Los años fueron pasando y Regina, junto a su familia, habían  conseguido salir adelante. Con el paso del tiempo, sus hijos se marcharon  a la ciudad en busca de un futuro mejor y ella  se quedó en el pueblo junto su marido ya muy enfermo.

            Un día Regina recibió la noticia de que una de sus hijas regresaba al pueblo con su familia. La alegría llenó su corazón, pues ya no se encontraría sola.

            La vida tomó un nuevo sentido para ella. Durante el día ayudaba a su hija con los niños. En las tarde de invierno los reunía a los pequeños junto a la chimenea, y les contaba historias y dichos que a ella le habían contado siendo niña.

             Cuando llegaba la primavera los llevaba al campo, allí les mostraba los nidos prendidos en los árboles y les hablaba de sus moradores. También les indicaba  los frutos que daba la tierra y que recogían para llevárselos a casa. Los niños escuchaban muy atentos las explicaciones de la abuela.

             Pasado un tiempo la familia preparó su marcha a la ciudad. En esta ocasión, muy a su pesar, decidió acompañarles, pues se había encariñado con los niños y quería estar con ellos.

            Durante el tiempo que vivió en la ciudad trató de aclimatarse a ella. Le gustaba ir al cine, así que se llevaba alguno de los nietos al que estaba cerca de donde vivían, pero una vez sentada en la butaca se quedaba dormida y los niños la dejaban en su sueño.

            Cada día que pasaba no dejaba de recordar a su pueblo. Siempre que podía hacia una escapada, sobre todo para las  fiestas en honor a su patrona. También  le servía de reencuentro con sus gentes.

            Años después de su fallecimiento su pueblo natal le puso su nombre a la Residencia de Día que abrió en el lugar.

            Regina, una mujer que trabajó y luchó para sacar a su familia adelante con las carencias de la época que le tocó vivir.

            Regina. Mi abuela.

            Quisiera que este escrito sirva como reconocimiento a los abuelos de ayer y de hoy que dan todo lo que tienen a sus  hijos y nietos sin esperar nada a cambio, solo su cariño.
           
             
I R I S


viernes, 10 de febrero de 2017

La literatura en mi vida






        Para mí no ha habido un libro o una poesía únicos. Han sido más bien, momentos excelsos,  al leer libros o escuchar poesía, pero ha habido a lo largo de mi vida, tantos libros,  tan variados los que fueron capaces, de transportar a mí espíritu hacia confines insólitos, volando libre, alto y ligero.

Cómo contestar cual es el que más me gusta, si casi todos me enseñaron algo. No. no  sabría contestar, pero si empezamos por los clásicos: Homero, Virgilio, Cervantes, Rojas, los Románticos, pasando por la generación del 98, siguiendo  por la del 27, acercándonos a la  de años 50-60, buscando entre los hispano-hablantes y hallándoles tan mágicos, pues llegamos a nuestros días y cumpliendo con la mayoría, me quedo: Almudena Grandes, Javier Marías, la inefable Maruja Torres. O quizás  Bernardo Exaga, en su modestia, solo quiera recordarnos historias, pero a mí OBABACOAK, me pareció única y muy especial. Consiguió ponerle “ambiente” a la hora de contar sus historias. Eso es lo que llega a nosotros, la originalidad, lo atractivo que nos resulte leerle y lo que nos hace sentir.
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En cuanto a escribir,  se escribe para jugar, ¿por qué no?, la palabra es el juguete, el más serio, el más fatuo, el más caritativo de los juguetes de adulta que he podido encontrar  Las palabras no son de nadie, son de quién las sabe usar. Quienes aún somos aprendices tenemos que saber buscar en los maestros del lenguaje, que son los grandes escritores, el mejor modo de usarlas, es decir, el modelo. Y así aprender a jugar con ellas, y domesticarlas.

 Hay unos que lo aprenden en las clases de lenguaje o en los cursos o talleres de escritura, en las universidades y otros, por su cuenta, de un modo autodidacta, fijándose en aquellos autores favoritos que un día eligieron  como maestros. Pero unos y otros lo hacen leyendo y escribiendo, que son los dos únicos modos de acceder al lenguaje literario para expresar vivencias, sueños o sentimientos.

Don Juan Manuel no recreaba sus obras, porque estas eran didácticas, se utilizaban para enseñar, por medio de las consejas, y solían terminar con una moraleja.

El infante parte de la base de la poca cultura que en su tiempo tenía  la nobleza. Precisaban consejeros para resolver sus conflictos o contratiempos. En el texto tres, el conde le pide consejo sobre un problema  que tiene  a Petronio, su consejero y para contestarle Petronio, le cuenta una historia como ejemplo, que acredita su consejo. Y así con el ejemplo, el Conde comprende que su modo de proceder debe de identificarse con el cuento  expuesto por Petronio, de ese modo saldrá de su apuro, sin que le engañen.

Andersen, es un escritor  de época posterior a la de Don Juan Manuel y supongo que la técnica, formas y costumbres, habían variado bastante, por lo que el danés Andersen, cuenta directamente sus cuentos, sin intermediarios, ni consejos. Su forma de expresarse es fácil y sencilla, se apoya en su prosa para su fin literario que es, entretener, divertir y asombrar a los menores de cada casa, a ese público tan exigente, que son los niños. Pero también, los cuentos de Andersen llevan implícitas sus moralejas.

Quirón
                                    


Actividad por pereza




Nos cae la nieve, nos cae la lluvia,
el viento sopla y el sol nos da calor.
 Cada cual en su momento.
Todo es necesario,
de todo necesitamos para vivir,
y de todo nos hace falta.


Siempre le ponemos pegas a todo, unas veces por viento, otras por calor, y otras por la lluvia, pero lo cierto es que hay que levantarse y andar, mover las piernas,

Hablar con las personas y ver cómo siempre hay seres que están en peores condiciones que nosotros y no paran de moverse.

En ocasiones, el estado del tiempo nos impide salir a la calle el tiempo necesario para relacionarnos con las personas que habitualmente lo hacemos, y eso nos impide que echemos fuera las preocupaciones que llevamos dentro.

Salvo momentos muy puntuales, es necesario que nos comuniquemos con las personar de nuestro entorno, hablemos de cualquier tema, aunque nos parezca insulso, pero ese puede ser el inicio de una gran conversación.

Y…que no se olvide el móvil pera hacer fotos a los “desaprensivos” que se olvidan de recoger lo que sus “perros” depositan en las calles, y si no que no los tengan,

 El perro es el más amigo del hombre y su más fiel compañero, pero por culpa de los que tienen mal comportamiento, los perros terminan por ser odiados por todos.


Trotamundos

El abrazo





            La mansión se divisaba al final del camino. Cuando los visitantes llegaron a ella, quedaron prendados de  la gran escalinata que conducía hacia al interior de la misma.

            El coche se detuvo junto a la entrada y de él descendió un hombre seguido de dos jóvenes. Después de sacar el equipaje del maletero,  se encaminaron hacia la puerta que separaba el jardín de la entrada principal de la casa.

            La llegada de los nuevos moradores de la vivienda no pasó desapercibida a los habitantes del pueblo, y quisieron conocer a los recién llegados, esperando que, como los anteriores dueños, les volvieran a dar trabajo en la finca. 

            Pasados unos días los habitantes del lugar recibieron una invitación para asistir a la recepción que daría el nuevo inquilino para conocer a sus vecinos.

            El día señalado todos los vecinos del pueblo acudieron a la cita. Una vez que todos estaban reunidos, el dueño de la casa les comunicó que, debido a los grandes terrenos que rodeaban la finca, debían cultivarse y para ello necesitaba labradores para trabajar sus campos.

            Los trabajos comenzaron rápidamente y la tierra empezó a dar sus frutos. Tanto el dueño como los jornaleros  se mostraban satisfechos. La armonía reinaba en la zona, hasta que un día se vio rota por la misteriosa  desaparición de la hija del jardinero.

            La joven ayudaba a su padre en el jardín de la casa. El hijo mayor del dueño espiaba todos sus pasos tratando de sorprenderla. En varias ocasiones le había declarado sus intenciones, pero la joven le rechazaba una y otra vez.

            El jardinero llamó a la puerta, cuando esta se abrió se encontró frente al joven a quien preguntó si sabía dónde estaba su hija, pues estaba enterado del interés que mostraba por ella, pero este negó conocer su paradero y de un portazo le cerró la puerta.

            El tiempo transcurría y a la desaparición de la joven siguió  la del padre. Todos en el pueblo pensaron que se había ido en su búsqueda.

            Una noche cuando todos en la mansión dormían,  un estremecedor llanto mezclado con suplicas desgarradoras los despertó de su sueño. El padre salto de la cama, saliendo de la habitación para ver de donde procedía las suplicas de auxilio. Sus ojos quedaron petrificados ante la visión que se ofrecía ante ellos.

            Por el largo pasillo que conducía hacia el sótano, su hijo era arrastrado por una figura cuyo cuerpo flotaba en el aire con  luz grisácea rompiendo la oscuridad reinante. De pronto la imagen se detuvo y sin soltar al joven lo introdujo en una habitación al fondo del pasadizo. El padre seguía la escena sin poder acercarse para rescatar a su hijo, una fuerza extraña lo mantenía a distancia al tiempo que reconoció en aquella figura al jardinero.

            De pronto el cortejo se detuvo junto a la puerta por donde salía un resplandor iluminando a la mujer que yacía en el lecho. Ella se incorporó al ver quien llegaba, una sonrisa se dibujó en su rostro, después se encaminó hacia el joven, su cuerpo desprendía una extraña luz. Cuando llegó hasta él, extendió sus brazos sumiéndole en un abrazo. Poco a poco las dos figuras quedaron envueltas con una luz grisácea, que se fue apagando dejando los dos cuerpos inertes sobre el suelo.

            A la mañana siguiente, muy temprano, un coche esperaba a la entrada de la casa. De ella salió un hombre abatido que, junto a su hijo menor, abandonaban aquel lugar. Cuando el coche se alejaba miró por el espejo retrovisor a lo que dejaba atrás. Entre las paredes de aquella casa su hijo permanecería atrapado para siempre en un abrazo


                                                           IRIS

miércoles, 1 de febrero de 2017

El frigorífico





        Lucas entró corriendo en su casa, le dio un beso a su madre, soltó la cartera del instituto y se metió en la cocina. Abrió esperanzado la puerta del frigorífico, miró en todas las estanterías y no encontró ninguna lata de coca cola.

         Hoy en el instituto había sucedido un acoso de sus compañeros de las clases mayores a un nuevo alumno. En un rincón del patio lo acorralaron y le dijeron que les tenía que dar su móvil y la cartera. El chico se enfrentó a ellos y le molieron a patadas y puñetazos. Busqué con la mirada alrededor y no vi a ningún profesor ni al conserje en el patio. Alcé la mirada a las ventanas del  edificio y me pareció, por un momento, que el director se asomaba a la ventana de su despacho. El chico se quejó a los profesores, y le dijeron que lo investigarían. Otra vez ocurrió lo mismo y al final no hicieron nada, para no perjudicar la buena imagen del centro.

         Miriam llegó del colegio cansada y harta de tirar de su mochila con todos los libros y cuadernos. Tenía deberes para aburrir y no podría ver la tele ni jugar. Una vez que habló con su madre, fue a la cocina y abrió la puerta del frigorífico buscando sus natillas preferidas. Qué rabia, no quedaba ninguna.

         Sus amigas le contaron ese día que les iban a comprar una tablet para meter juegos y poder comunicarse entre ellas por Internet. En su casa se la tenían prohibida, porque iba a perjudicar a su concentración en los estudios y que había otras formas de divertirse sin necesidad de engancharse a esas máquinas diabólicas, decían sus padres.

         Antonio entró en su casa con aire de derrota y hastío. Antes de sentarse en el sillón del salón a descansar, saludó a su mujer y preguntó a sus hijos qué tal les había ido el día. Se introdujo en la cocina y abrió el frigorífico en busca de una rica y fresca cerveza que le animara el día. Qué desesperación, no quedaba ninguna. Preguntó a voces a su mujer y le contestó que no había tenido tiempo de comprarlas.

         Se había pasado toda la tarde en la cola del paro y, después de mucho esperar, había conseguido un contrato de trabajo para diez días, con un sueldo mínimo y sin posibilidad de renovación por el momento. Como no encontrara pronto un trabajo estable, se le acabaría el cobro del paro y sólo le quedaría una ayuda mínima-

         Marta se levantó de coser y recoser ropas de otros para poder sacar unos euros. Fue a la cocina a beber un poco de agua y abrió el frigorífico.

         No quedaban verduras ni embutido. En el congelador quedaban unos contramuslos y unas alitas de pollo. En los armarios unas pocas legumbres, unas patatas y dos piezas de fruta. El aceite escaseaba y eso que lo estiraba todo lo que podía reutilizándolo. No quería decírselo a los niños para no preocuparlos.

         Benigno abrió la puerta de su casa y dio un “buenas tardes familia”, con ese ímpetu y alegría que le caracterizaba. Dio besos a todos, les preguntó por sus cosas y fue a la cocina. Abrió el frigorífico y buscó su lata de bebida isotónica, que le suministraba sales y minerales para estar en forma. Alguien se la habría bebido.

         Desde que se murió su esposa, y a su hija la habían desahuciado de su piso por falta de pago en la hipoteca, les había abierto su casa a hija, yerno y nietos. Su pensión no daba para mucho y casi nunca llegaba hasta fin de mes. Estaba ansioso por cobrarla ya. Además este mes había paga extraordinaria. Se llenaba la nevera, se reponía el calzado y alguna ropa y la lavadora y la sonrisa volvía a ponerse en marcha. No duraba mucho la alegría en la casa de los pobres. Hoy les daría una noticia a su familia que aunque no significara casi nada, por lo menos echaría unas risas que también son necesarias.

         Los reunió a todos en el salón, abrió un sobre que había traído el correo a su nombre y les comunicó, lleno de alegría y emoción, que se iba a terminar el problema de la escasez económica. El gobierno de la nación le subía su pensión de jubilación un 0.25% para el año que viene.

Rabo de lagartija       

El pacto de Toledo





Un día, se creó el Pacto de Toledo, pienso que con buen fin. Y, es verdad que no estaba mal del todo. Poco tiempo después, se acabó el ladrillo y se acabó el Pacto de Toledo, y es ahora que lo han empezado a comentar de nuevo, pero nada tiene que ver con dicho pacto.

         Ayer, recibí carta de la Sra. Ministra, para comentarme la subida de la pensión. Todo un acontecimiento. Me han subido dos euros cada mes, es decir, nada que ver con lo que era el pacto de Toledo; algo que hace muy poco tiempo fue comentado entre los partidos, y que se les llenó el alma de halagos, pero nada más. Halagos y confusión para los pensionistas que, una vez más, nos vemos desamparados por los que nos gobiernan.

         Desearía poder preguntar al Sr. Ministro donde compra las patatas y el repollo, para intentar llegar a fin de mes, pues estos dos euros no me cubren ni el perejil. No hablemos de pescado, de pollo y, mucho menos, un filete. Eso es como el pico del Almanzor, que no hay quien lo alcance. Claro está que todos no compramos en el mismo sitio, porque con esta paga, en ciertos lugares me duraría dos días. Se comenta en los corrillos de jubilados que hay quien habla de “pata negra”, pero que la mayoría no lo conocemos. Alguno, por presumir, dice que está muy rico, pero yo creo que no es bueno probarlo, por si acaso nos hace daño.

         Yo no sé si dicho pacto se ha aplicado para políticos y sindicalistas, y si en el Senado han tenido el mismo trato que los jubilados. Estaría bien que así fuera, para saber lo que hay en la calle.

         Después de estar hablando los portavoces durante un buen tiempo de dicho pacto, me he llevado una gran decepción de todos los partidos políticos,. y digo de todos. Cada cual lo presenta de una manera, pero luego todo es lo mismo. Que Dios nos coja confesados.


Trotamundos

Silencio vive la palabra






En el silencio vive la palabra.
 En él se recupera el espíritu de la montaña
el clima extremo,  la adaptación,  la tradición monástica
 y de paz, moldean el carácter de sus gentes.

En sánscrito, Ekam significa “unidad”,
 la unidad primigenia de la que nacieron todas las cosas.
 Pues allí, cercana a nuestra aldea Ekam.
 encontró nuestro viñador su ekam cerca de donde naciera,   
en las alturas de Santa Engracia.

Allí donde los antiguos monjes hospitalarios
excavaron la roca madre para convertir sus uvas en vino.
 Allí encuentra el soñador una intima relación con la tierra:
Reflexión, experimentación, conocimiento y sentimientos 
para compartir.

 Ekam en esencia nos ofrece, nos explica, que la unidad
es un círculo  mágico, y que el final  pende del principio.
 El  prado es la flor en primavera, dulce y ácida.
 La ladera es la frescura del agua del deshielo.
 La fruta es el limonero y la pera que llega al mercado.
 El águila blanca es la acidez la mirada aguda
que corta el aire y vive ya en mis ojos.
QUIRON


Ciencia ficción





          Un grupo de jóvenes investigadores de la Universidad de Ciencia Ficción  ha  llevado a cabo el estudio y fabricación de una vacuna contra la intolerancia bajo la supervisión del profesor y Catedrático D. Inocencio Paciencia.

            En una rueda de prensa, los científicos dieron a conocer, a los asistentes a la misma, el trabajo experimental que habían estado llevando a cabo en los últimos meses.

            El profesor Paciencia, como máximo representante del proyecto, explicó a los allí presentes en que había consistido el estudio y realización del mismo. También detalló que para su consecución habían formado dos grupos. El primero estaba integrado por hombres y mujeres de diferentes escalas sociales, desde los más pobres y marginados, hasta los ricos y poderosos que controlan el mundo. El segundo lo  integraban animales de las diferentes especies que conviven con el hombre. Se tomaron muestras de ADN de los elegidos. Se apartaron los componentes sanguíneos causantes de la intolerancia y el deseo de dominación del débil por la fuerza, y se investigaron por separados los demás restantes. Con estos últimos se fabricó el suero que se usó para la vacunación de ambos grupos. Pasadas unas semanas pudimos comprobar un cambio radical en el comportamiento de los que habían sido vacunados, lo que nos animó a seguir con el proyecto y conseguir nuestro objetivo.

            Por un tiempo hemos llevado un seguimiento del experimento, para comprobar su efectividad. Al día de hoy, todo el equipo de investigación nos mostramos satisfechos de los resultados conseguidos, y esperamos que este descubrimiento sirva para mejorar las relaciones entre los seres humanos.

            ….. Qué pena que solo sea una noticia de ficción…



I R I S

Por un catarro





           Por un catarro tontorro,
          me jorobé una semana,
          me perdí algunos quehaceres,
aunque de muy mala gana.

Los ojos casi llorosos,
la sesera dolorida,
la nariz siempre llorando,
y la espalda compungida.

Los brazos agarrotados,
el pecho una gran orquesta,
las piernas eran de arena,
todo el cuerpo una tormenta.

Entre la leche y la miel,
las pastillas y el jarabe,
las castañas y los higos,
lo pusimos más suave.

Aún me queda la ronquera,
y el mareo de cabeza,
a ver si entre caldo y caldo,
le alejamos con presteza.


Trotamundos