sábado, 28 de mayo de 2016

El poder por el poder




               Quisiera poder acertar una sola vez,
especialmente cuando hay riesgo,
cuando el horizonte no está claro,
y una gran tormenta se avecina.

Las ganas de hacerse con el bastón de mando,
nos han entusiasmado desde niños,
el ansia de poder y dominar ciega,
hasta el punto de perder el juicio,
y se puede llegar a lo más ruin por el mando,
ya sea por dinero, o venganza,
la historia nos lo ha demostrado,
y el mundo lo acusa cada día.

Dominar un barco en alta mar,
con la mar embravecida,
y faltos de tripulación experta,
nos puede conducir al naufragio,
porque la vorágine de las olas nos tumben,
y no tengamos la suficiente experiencia
para salvarnos en un mar de dudas y apoyos.

Tensemos bien nuestras velas,
lavemos nuestros cerebros,
procuremos que no n os confundan,
que los chistes no se comen,
porque el horizonte está muy oscuro.


Trotamundos

A nuestro querido hidalgo




El de la triste figura.
Así te escribió Cervantes.
honrado flaco y galante,
lucías en tu montura.

                        Tan leal fue Sancho Panza
que admirando tu talento,
cabalgó siempre a tu lado
encima de su jumento.

Ibas deshaciendo entuertos
allá por donde pasabas.
La honra de tu hidalguía
te estallaba en la garganta.

No había monstruos ni gigantes
aq quien tu valor temiera.
Ni amor más fiel y más puro
que tu amor por Dulcinea.

Diría a vuestra merced...
Venid a los tiempos nuestros
pues aquí hallaréis entuertos
para poder deshacer.

Políticos y banqueros
y también la alta nobleza,
evaden con desvergüenza
sus bienes y sus dineros.

La justicia les ampara.
Tienen siempre carta blanca.
La corrupción se ha instalado
en nuestra querida España.

Brotan y brotan corruptos
allá por donde pisares,
hoy uno, mañana otro,
como setas, a raudales.

Por eso, vuestra merced,
mi querido don Quijote,
                        de vuestros tiempos volved.                                                  
Apareced un buen día
para impartir la justicia
que callan sus señorías.

Para deshacer entuertos
que vuestra lanza derrota.
Para castigar mafiosos
que a nuestro país deshonran.

¡Ay don Alonso Quijano!
Arrogante aventurero,
audaz, gentil caballero.
Impacientes, os esperamos.

Luna

Conciencias en suspensión




 Un antiguo fragor batallador de frases y palabras entontecieron los sentidos ciudadanos, que quedaron como  acorchados por tanta palabrería  rápida, leve, de contenido turbio, para quien confiaba en políticos salidos de la Transición. Así nos mantenían, en una fatua posición del estado de bienestar, de la que nos apearon en marcha y sin avisar para que nos estrellásemos.

En estos días de primavera de 2016, cuando agobiados y cabreados nos relatan por todos los medios, las milongas del caso Púnica. La última borrachera de esa ristra  interminable de corrupciones y grandes chorizadas, nos habíamos situado en la etapa del escándalo y la indignación. Con los casos de Gürtel, Malaya, Palma Arena, Nóos, ERE, Palau, preferentes, tarjetas black, Rato, Bárcenas,  e incontables  cargamentos de basuras más.

            El shock de la crisis se volvía estupor ante el descarado vuelo de la rapiña, en un paisaje de recorte social  y empobrecimiento. Habíamos  asistido al esperpento del auto de fe del juez Garzón. Para regocijo de corruptos y carcamales, te quedabas perpleja al ver que algunos cargos políticos, imputados en expolios del patrimonio público, eran jaleados a la puerta de los juzgados. Pero era un espejismo: la mayoría de la gente  estaba realmente harta. Al  límite
.
De pronto, hubo un momento que salió a la superficie esa realidad oculta: la mayoría social no era indiferente, no aceptaba la suspensión de la conciencia. La mayoría podía valorar positivamente la Transición, pero no que se la utilizase como tapadera del conformismo corrupto.

En está clave de humor sutil, que germina en lo frágil como una arquitectura de la inteligencia, creo  que en España hemos llegado a la preocupante fase histórica  de contar chistes y reírse sin parar.  Esto me recuerda a J. Antonio y sus chistes.

Dos ejemplos: Castelao, “en una de sus viñetas cuenta como una madre enfadada le dice a su hijo ¿Por qué no quieres ir nunca a la escuela? Y él responde “porque siempre me preguntan lo que no sé”. Y la otra es,  “Sobre un zar ruso que quiere imponer un nuevo impuesto a unos poblados judíos, y envió a su consejero a alguno de esos poblados para observar la reacción. El informador regresó con datos muy preocupantes: la gente estaba muy indignada, lo consideraba un abuso. El zar decidió duplicar el impuesto. Y el consejero regresó con un informe sorprendente. La gente hacia chistes y todo el tiempo se reía del zar insaciable, y de los abusos de los mandamases. El zar, después de pensarlo, reaccionó preocupado: “Si están haciendo chistes, dejemos las cosas como están. No  se les va a poder sacar ni un rublo más
.  
             Quizás  el Gobierno podía mirarse en el zar, no sea que nos dé por hacer chistes y reír.


QUIRÓN 

El retrovisor





            Regresábamos después de pasar unos días de vacaciones en la playa. Durante el tiempo que duró el trayecto y desde la ventanilla del coche fui observando el paisaje que se ofrecía ante mis ojos.

            Según avanzaba el vehículo por la carretera se podía apreciar los cambios que se iban produciendo a lo largo del camino. Al principio el entorno de la vía se cubría de verde que vestían los árboles que acababan de tirar la flor para dejar paso al fruto, y cerca de ellos el mar y el sonido de las olas. Por unos instantes dejé de contemplar el paisaje y cerrando los ojos reviví mis paseos por la playa, las olas que llegaban hasta la orilla y a la línea que dividía el cielo y mar y cómo este se teñía del mismo color.

            El viaje seguía su curso. De nuevo me dispuse a contemplar lo que se veía a través de la ventanilla. Ahora los campos que atravesábamos se cubrían de trigales y  sus espigas verdeaban sacudidas por la suave brisa que había empezado a mover sus finísimos tallos. Por unos instantes pensé en los trigales de otro tiempo.  Recordé que de niña jugaba junto con otras niñas en el sembrado que había junto a la casa donde vivíamos. Sonreí al recordar cómo nos lanzábamos los tallos que se mecían como si fuera un mar de verdes aguas acariciadas por el viento suave de las tardes de primavera. Algún tiempo después, y ya en la ciudad, seguía recordando aquellos campos sembrados y el olor del trigo verde. Años después, cuando desde la carretera veía una siembra de trigo, me decía a mí misma que aquellos no eran tan altos como los de mi niñez, que casi alcanzaban mi estatura, hasta que un día comprendí que los trigos crecían igual, lo que había ocurrido es que yo ya no era la niña que jugaba entre las espigas de los trigales verdes.

            Los campos sembrados dejaron paso a los viñedos. Las cepas ofrecían un orden riguroso, y de sus enroscados troncos comenzaban a brotar las verdes hojas que darían cobijo a las uvas, que tímidamente empezaban a florecer.

            El viaje tocaba a su fin. En la distancia se podía ver los altos edificios de la gran ciudad. Ahora según nos íbamos acercando a ella, la carretera se abría en brazos que llevaban a los coches hasta su lugar de destino.

            Por unos instantes mire al retrovisor, no al del coche, sino al de mi  mente. De nuevo creí ver los verdes campos. Las amapolas que sobresalían entre la hierba con sus faldas rojas. Los viñedos con sus troncos enrocados. Y a la niña que jugaba entre los trigales verdes.


I R I S

Viaje a Cáceres




             Comenzamos el viaje siendo puntuales,
             debe de ser para que todo salga bien,
             hicimos la parada para tomar un café,
             y llegamos a Plasencia con el fin de conocer.

             Recorrimos por sus calles,
             por sus plazas y el castillo,
la catedral y su historia,
y el acueducto, chulillo.

Y pudimos contemplar
el Parador Nacional,
magnífico artesonado
y el claustro fenomenal.

Y la comida fue buena,
para Monfragüe marchamos,
para ver la flora y aves
y que bien que lo pasamos.

Las lluvias de primavera
han creado tal paisaje,
que la flora nos descubre
la belleza de su traje.

Corren los ríos y arroyos,
y son por miles las flores,
las encinas y quejaos
forman un coral de olores.

Nos detuvimos un tiempo
para ver volar las aves,
los buitres tan enormes
que anidan en los lugares.

En Cáceres, el hotel,
lugar para descansar,
luego hicimos la visita
del arte monumental.

Con un simpático Guía
recorrimos todo el arte,
y hasta escuchamos flamenco
que nos llegó de otra parte.

Luego después en Trujillo
visitamos a Pizarro,
alguien se tomó un café
otros le dieron al jarro.

Emprendimos el regreso
contemplando los paisajes,
de la gran tierra extremeña
de sus dehesas y parajes.

Digamos que con unos guías
como los que hemos tenido,
los viajes son muy amenos
y estamos entretenidos.

Tener alguien como Antonio
en una visita a este parque,
es vivirlo y comprenderlo
y te lo convierte en arte.

Para Luis y para Antonio
y para la asociación,
alabo vuestro trabajo,
lo que hacéis con corazón.


Trotamundos

domingo, 22 de mayo de 2016

El príncipe de los ingenios





            Hace 400 años falleció el alcalaíno más universal de toda la historia española. Formó parte activa de nuestro Siglo de Oro. Nos dejó su herencia literaria que transformó el sentido de novela que llega hasta nuestros tiempos. Tocó todos los palos: cuento, costumbrismo, épica, picaresca, teatro, etc. Junto con su coetáneo William Sakespeare, dieron luz  a un nuevo giro, tanto en la forma de escribir como base de enriquecimiento de la lengua anglosajona y castellana.

             Miguel de Cervantes nos dejó el libro más leído en el mundo, después de la Biblia, qué aunque han pasado muchos años, sus personajes y aventuras se podrían extraplorar a nuestros tiempos.

          Hoy, Don quijote podría ser perfectamente un activista de Greene Peace cabalgando en su zódiac en lucha contra un superbuque con residuos radioactivos, o enfrentándose en lucha enconada a las huestes del malvado que quiere desahuciar a una pobre familia de su vivienda, o escalando un rascacielos, enarbolando su pancarta reivindicativa.

              No le faltarían rufianes y malandrines, salteadores y buhoneros que venden humo, ni quimeras por realizar, ni entuertos e injusticias que desfacer.

                 Tampoco le faltaría quien le acompañara en su locura utópica, que le advirtiera de los peligros y fuera la voz de su conciencia, cual Pepito Grillo, y sin embargo, aún no estando de acuerdo con sus quijotadas, le pudiera el deseo de gobernar ínsulas y península, y llegara hasta el final de las mismas. Un filósofo del pueblo, con sus cuitas y refranes, que serviría a dos señores;  El dinero y el poder.

            No sería de extrañar que el hidalgo actual fundara una ONG “Quijotes sin fronteras” para poder luchar ante tantos descalabros y calamidades que nuestra vida actual nos trae.

                Don Quijote no ha muerto. Siguen existiendo personas altruistas que luchan por conseguir metas inalcanzables y que se chocan con los muros de la intransigencia, la insolidaridad, el poder del capital, la codicia humana y los males endémicos de nuestra sociedad actual.

            Perseveremos para que Don Quijote siga ganando duelos de nuestra vida cotidiana.


Rabo de lagartija

Isidoro:





Había nacido Ángeles y estábamos con aquellas preocupaciones, cuando avisaron que  mi hermano tenía que  hacer la “mili”. Era lo normal en aquel año de 1956, cumplía 21años. Lo que no era tan  normal fue que desde el Estamento Militar empezaran a llegar a casa requerimientos. Los papeles de Isidoro no estaban legales. Menuda movida se formó.

 Resulta que mis padres estaban solo casados por lo civil en 1935. En esos papeles mi hermano Isidoro, para las autoridades militares que guardaban la dictadura y le moral católica de todos los españoles, rezaba  como hijo de soltera. Y claro, tampoco le servían ni el bautizo, ni la comunión. Era un paría. Sin padre ni hermanos. No éramos católicos

            Vamos, que mis padres se tuvieron que casar por la iglesia a toda velocidad, así como Isidoro ser bautizado y comulgado dentro de la iglesia y acompañado de padrinos y demás familia.  Mi hermano, el pobre, estaba que se moría de la vergüenza.

            Y todo eso para cumplir con un deber, que tuvieron todos los jóvenes hasta 1984. Mi hijo en ese año salió exento a los 18 años, porque fueron los años del babi boom,  por la gran cantidad de muchachos en edad de ir a la mili, que había en España

             Una vez cumplidos los requisitos, el Estamento Militar le permitió cumplir su compromiso con la patria en Tetuán, (Marruecos). Allí se pasó los 21 meses que le concernían. En tanto tiempo, él escribía y nos mandaba preciosas fotografías de ese país, cuyo personaje central era él. ¡Qué guapo estaba!, lo mismo con chilaba y fez que vestido con el traje de fiesta de Regulares, que era su regimiento. Era un hombre de gran prestancia física, y fíjense que digo hombre, porque en aquella época, a los 21 años, la responsabilidad se denotaba en su rostro y en el ademán de las personas, y viendo aquellas hermosas fotografías nadie hubiera dicho qué chico tan atractivo, como diríamos ahora, sino que hombre.

            Mi madre, la pobre, se le iluminaban los ojos, en cuanto se recibía carta de Marruecos. ¡Saber de su hijo mayor! Tener noticias suyas era el mejor regalo que podía soñar. La carta venía abultada, siempre mandaba alguna fotografía. La fotografía era uno de los negocios que mi hermano emprendió  durante aquellos casi dos años, lejos de casa. Para ganar un poco de dinero, porque les hacían pasar mucha hambre, decía él. El  otro era el té. Contaba con todo lujo de detalles  en qué latas hervía el agua, que té compraba disfrazándolo de primera marca, y cómo para colarlo utilizaba un calcetín viejo. Y lo contaba con una cosa, que nadie se lo creía del todo.

 El caso es, que a nosotros recibir noticias de mi hermano, era como estar escuchando las fabulas de un gran cuentista. Menos para mi madre, que se creía aquello del hambre y se ponía como una furia. ¿Para eso se lo han llevado tan lejos, nada menos que a Marruecos y con aquellos salvajes? ¿Pero no os habéis fijado en las caras de la guardia de Franco? Añadía con grandes espavientos.

            Y allí estábamos todos convenciéndola. Pero Madre, no le has visto en la foto. ¡Fíjate!, no ves lo guapo que está, anda mira la foto, está bien, y se guasea de nosotros. O no te acuerdas de la anterior, también te asustaste y después te reías encontrando la traca que nos quiere vender Isidoro en sus cartas. Además, madre si ya solo le quedan seis meses. Calla, calla,  decía ella, sin dejarse convencer, que aun no está aquí y le puede pasar de todo, decía mi madre alejándose de nosotros, que releíamos las cartas, y el pequeño Mariano preguntó ¿creéis que el calcetín estaría sucio? Anda so guarro, pues solo faltaba que colara el té con un calcetín sudado de cruzar el desierto.

            Y las carcajadas se escuchaban por toda la casa. Sí, contado desde esta altura en el tiempo, la mili de mi hermano mayor fue un gran acontecimiento para recordarle a través del tiempo.


Quirón

domingo, 15 de mayo de 2016

conciencias dormidas




Orgías de basura creadas al resplandor de lo excesivo,
del desarrollo para tapar las inmundicias del poder,
 nos descubre lo inmoral del desarrollismo capitalista.

Hacinados, sudorosos y ciegos:
 como bueyes camino del matadero,
 en manadas, nos conducen,
nos trasladan, creando para nosotros mundos maravillosos,
 dislatadas diversiones, placeres sin cuento.

El hilo invisible tira y tira sin parar.
 Seguimos la flecha sin pararnos a mirar,
 no vemos, no se ve más que la flecha.

Conciencias dormidas,
pasotas ignotos, dormidos anhelos,
depauperados afanes, caducas almas
parca expresión, lacónico ardor, sucinto deseo,
corta la pasión de una sociedad  inconsciente,
que pasa mansamente atada a un cordel,
derechita al precipicio de sus funciones como ser pensante.

QUIRÓN

En un lugar de La Mancha...





            Durante la noche había estado lloviendo incesantemente, lo que nos llevaba a pensar a que quizás tendríamos que suspender el viaje que habíamos organizado realizar al día siguiente, pero según iban pasando las horas la lluvia se fue alejando, dejando paso a una mañana donde el sol imponía su reinado.

            Después de desayunar, y una vez comprobadas las maletas, nos dirigimos hasta donde estaba estacionado el coche. Una vez tuvimos colocado el equipaje emprendimos la marcha.

            El lugar donde nos dirigíamos era el pueblo natal de mi madre, situado en un lugar de La Mancha, y  donde también tuvieron lugar una parte de mis vivencias infantiles. Ahora, después de años de ausencia, regresaba de nuevo a él y me preguntaba qué quedaría de lo que mi mente recordaba de aquel tiempo.

            El coche proseguía su marcha. A lo lejos se divisaba una casona, según nos íbamos acercando pudimos comprobar que se trataba de la Venta de Don Quijote, cuya entrada la franqueaban las estatuas de hierro del hidalgo caballero y su inseparable y fiel escudero, que invitaban a todo aquel que llegaba hasta el lugar a entrar en su interior y descubrir el mágico mundo de los tiempos.

            Después de recorrer el  lugar y ver todo lo que lo rodeaba, volvimos a continuar nuestro viaje.

            Continuaba nuestra marcha cuando, en lo alto del monte que se divisaba en la distancia, se podían ver cinco blancos molinos de viento que miraban como fieles guardianes al pueblo que se situaba debajo de ellos. Al volver a verlos, recordaba las veces que los había contemplado junto a mi abuela, cuando me llevaba hasta el pueblo que tenía frente a mí. El recorrido hasta él lo hacíamos caminando, nos separaban 5 Km. Cuando divisábamos los molinos sabíamos que pronto llegaríamos hasta el lugar. Una vez allí, cuando mi abuela había terminado lo que tenía que hacer en este pueblo, me llevaba a la pastelería situada en el centro de la plaza y de donde salía un dulce olor, y entrando en ella me compraba una golosina que yo saboreaba, mientras nos dirigíamos, esta vez, a coger el coche de línea que nos llevaría de regreso a casa
.
            Tan distraída estaba en mis pensamientos que tuvieron que avisarme que estábamos llegando. Allí  frente a nosotros la cuesta y detrás los tejados de las casa del pueblo. Al tomar el desvió que nos conducía hasta su interior me preguntaba: ¿Cuantas personas de mi infancia seguirían en el lugar? ¿Me hablarían sus calles de mis pasos infantiles?

            Cuando aparcamos el coche en la plaza, salí de él dispuesta a recorrer sus calles y recuperar por unas horas los recuerdos de aquel tiempo en aquel lugar.

            En un lugar de la Mancha de cuyo nombre sí quiero acordarme…


I R I S

Vivir el día a día





                El despertar cada día
                nos señala un modo de ver las cosas,
                esperamos encontrar cosas buenas,
                deseamos que todo esté en su sitio,
                que los pasos no sean en falso,
                y las personas nos comprendan y
                reciban nuestras opiniones de buen grado.

                Y es aquí donde está la clave,
                cada cual ve las cosas de una forma,
                Cada uno interpreta su papel según lo ve,
                Y otros nos dejamos llevar por los demás,
                Unos, por la prensa, otros por la tele,
                Por los tertulianos, que cobran su buena pasta,
                Y pretenden llevarnos a sus pareceres y opiniones,
                Y en una buena parte lo consiguen,
                Y ese es diálogo diario de las tertulias.

                Afortunadamente, tenemos la calle,
                donde podemos pasear, encontrarnos
                con personas conocidas y cambiar impresiones,
                decirnos lo que pensamos de unos y otros,
                no dejarnos que nos coman el coco con sus temas,
                temas que, siempre acaban en lo mismo, política,
                algo a lo que parece que todos están dispuesto a llegar,
                y que, por otra parte, todos odiamos tanto,
                odiamos porque lo vemos y oímos, nos irrita,
                cuando hay tantos asuntos que merecen la atención,
                y que cada cual los enumera a su placer y antojo,
                siempre con la vista puesta en lograr algo,
                esto es algo que pasa día a día y en cada uno.

Trotamundos

domingo, 8 de mayo de 2016

El agua, la lluvia





                   El agua es vida.
Sin el agua, qué,
pero él hace daño
y también causa muertes.

Es como la velocidad.
Si es la adecuada es buena,
si es excesiva una condena.
Seamos prudentes.

El agua no avisa de su fuerza.
Se presenta y descarga,
descarga si miramientos,
no importa el lugar ni el momento,
con inmensa fuerza y castigo,
o… lluvia serena y deseada.

La lluvia provoca imágenes ocultas,
cortinas que cubre la visión,
espumas siderales de su fuerza,
remolinos de espuma y niebla,
imágenes de fuerza y miedo.
Belleza en bravura en las cascadas,
belleza en la suelta de las presas,
atronador el ruido de su fuerza,
misterioso y confuso su pode,
respeto y miedo en el rugir
de las cascadas, temerosas del desagüe.

Dame agua de tu fuente,
dame de tu boca un beso,
dame de beber serrana,
dame que yo quiero eso.

Agua fresca de tu fuente,
para apagar mi dolor.
Tu presencia me da suerte.
tu voz me quita el calor,
y el agua me hace quererte.


Trotamundos

M. Rivas - Espinas y golondrinas (EL PAIS 27-3-2016)





Las autenticas procesiones de Semana Santa de este año
 son las de los refugiados que llegan a Europa.
¿Cómo se trataría hoy la muerte de Cristo en las redes sociales?
¿Cuánto tiempo seria trending topic? Es posible que mucha gente
 de vacaciones en Semana Santa, ni se enterase.
Supongo que habría un montón de curiosos haciéndose selfies con el fondo del crucificado.
Pidiéndole  una última sonrisa: “¡No te lo tomes a la tremenda, Inri!”.
 Imagino al que dirigió el flagelo y la coronación con varas trenzadas de espinas
explicando a cámara que no se trataba propiamente
de una tortura, sino de mantener una tradición.
Recuerdo unas declaraciones de un exjefe de la PIDE, la policía política
de la dictadura portuguesa, en las que negaba que se torturase a los prisioneros:
“Se trata sencillamente  de causarles cierta incomodidad”
-¡Pero este eccehomo está chorreando sangre por la cabeza!
-nada hombre. Un poco de incomodidad.
Y seguramente Poncio Pilatos, después de hacerse rogar,
comparecería al fin en pantalla de plasma para lavarse ante la audiencia:
“Aquí que cada vela aguante su palo y a ver qué futuro le dejamos a nuestros antepasados”
No faltaría la avalancha de Haters (odiadores) con su particular
 Shitstorm(tormenta de mierda), humillando a la victima
Y jaleando a los opresores:”Houdini ya se hubiera fugado”
“El Rey de Reyes era un perroflauta”, “Baja de la cruz, Mesías”,
Que ya se han pasado los quince minutos de posteridad”,
“¡El muchacho de Nazaret consiguió ser Dios en prime time!”
 Debe de ser el oficio de escritor, esa disposición al enigma, que
siempre tuve dificultades para saber de qué lado estaba
 en la frontera de la ficción y la realidad.
Por eso de niño evitaba las procesiones de Semana Santa.
Tiraba o me soltaba de la mano de la madre y escapaba  cuando aparecían
 las formaciones de encapuchados morados,
el redoble intimidante de los tambores,
los guardias escoltando al Cristo.
Borges se horrorizó con razón ante un estúpido soneto antisemita de Góngora
En el que se burlaba de un auto de fe, en Granada,
Que se limitaba a un solo quemado vivo: “Cinco en estatua/ solo uno en persona…”.
¡Pobre cartel, pobre espectáculo!
Para mí, en la infancia y más tarde, aquel ritual de Semana Santa,
 Aquella forma de exhibir el crucificado, representaba,
sin más retoricas, el triunfo del miedo.
En tiempos, asistí  a los oficios, a los pasos del Calvario, y lo que me
 quedó de todo ese relato fue aquella interpelación tremenda del chico
arameo: “eloi, eloi, lamá sabactani”(Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?).
podría decir que soy atea. Eso respondí muy segura a unos amigos en Belfast,
hasta que hicieron tambalear con la respuesta:
“si pero ¿eres ateo católico  o ateo protestante”.
Sea lo que sea, Cristo situó la igualdad en el núcleo y la creación,
y ya no hay quien la arranque de ahí ni con la bomba de hidrogeno.
Y su revolución transformó también para siempre el relato literario.
En la antigüedad estaba muy diferenciado el estilo sublime
 (sermo sublimis) y el popular(sermo Humilis).
El relato de la pasión de Cristo revienta esa convención.
Escribe Erich Auerbach en su genial Mimesis: “Que el Rey de Reyes
hubiera sido escarnecido, escupido, azotado y clavado en la cruz
como un vulgar criminal, está narración aniquiló por completo,
al penetrar a fondo en la conciencia de los hombres,
la estética de la separación  de estilos.
Las más autenticas procesiones de Semana Santa de este año
Son los refugiados por las fronteras de espinas envueltas en brumas de Europa.
Desde que falleció ahogado Ailan Kurdi,
 han muerto más de quinientos niños en ese éxodo.
Se calcula que más de diez mil niñas y niños han desaparecido.
Lo más probable, secuestrados y sometidos a tratos que harían
Saltar las entrañas de un Smartphone de última generación.
Son nuestros eccehomos y eccehomas, y lo mismo ha ocurrido,
y  está ocurriendo, con un gran número de mujeres.
No sé si Dios es, pero si es, es pequeño y mujer.
Y desde luego lleva una corona de espinas.
 Flagelados y con espinas salieron cientos de miles
de personas exiliadas de España en 1939. Y una gran parte
fue salvada en una operación recogida mucho más complicada que la actual:
había que cruzar el Atlántico para llegar a Chile o a México.
Este país México, hizo infinitamente más en un año por los españoles
que lo que España ha hecho por todos los refugiados del Mediterráneo.
En los momentos límite, decía Albert Camus, solo hay dos partidos:
el de la humanidad y el de la inhumanidad.
Europa se jodió históricamente cuando triunfo el partido de la inhumanidad.
 Y parece que quiere volver a asomar.
Dicen que se conservan setecientas espinas de la
corona primitiva de Jesús  y que en España hay unas cuarenta.
La mayoría están en Notre Dame, junto con un clavo de la cruz.
Dicen también que parte de esas espinas reverdecen. Eso sí que me lo creo.
Y también creo en las golondrinas, esa incorporación popular al relato de Cristo.
Fueron ellas las que lo aliviaron de las espinas.
Espero que este año la primavera de Europa se llene de nubes de golondrinas.


Recopilado por Quirón