miércoles, 30 de mayo de 2018

La tela de araña





             Teje la araña su tela
             con primor de costurera,
             con puntaditas de seda,
             y desde el centro hacia fuera.

             La despensa ya prepara,
             llega ya el invierno duro,
             si algún insecto se para,
             alimento del futuro.

             También lo usa como alfombra,
             voladora, por supuesto,
             con ella busca la sombra
             y que caiga algún insecto.

             Cortinas en su morada,
             camino en su andadura,
             y no se le escapa nada
             después de su picadura.

             Vive noche y día sola,
             la rutina le acompaña,
             se adormece hecha una bola,
             sobre su tela de araña.


Rabo de lagartija

Aquel y su comparación




Dante Alighieri decía: “no se hace  el Gobierno para las leyes, sino al contrario. Todo en la composición de un Estado debería estar al servicio del ciudadano, incluido el Gobierno, el monarca, o  la mismísima República”.  
   
     Aquel, hace una comparación: “una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil”. El nacionalismo beligerante  se muestra tan delicado a la hora de caminar de puntillas sobre sus métodos y tan contundente a la hora de establecer sus raíces y propósitos…

 Dice: los sueños del Che Guevara, no tenían más enemigos que su propia pistola. De igual manera el estalinismo  utilizaba el pasado y el futuro a su antojo para negar el ahora, es decir, la verdadera responsabilidad de sus acciones. (Pero eso también lo hace Rajoy desde que gobierna. ¿No?)

La iglesia católica  ha empleado con frecuencia armas similares. Una simetría vertical, las raíces se hunden en la historia  y se duplican a la inversa, para instalarse en el futuro del limbo al cielo, dejando a la intemperie el tallo débil del asunto de nuestras vidas.

 La doctrina católica solo promete al ser humano dos inocencias, una es prenatal y la otra post mortem. Curiosamente ninguna lleva nuestro nombre. Donde unos dicen cielo, otros patria. Algunos dicen pueblo. Todas estas hermosas expectativas consideran nuestras necesidades una razón secundaria.

No es de extrañar que la palabra “sacrificio” sea compartida por las diferentes utopías que en el mundo han sido.

 El retroprogresismo es una creación asombrosa  de la nueva izquierda. Sustituye todos los ritos por ritos paralelos, no cambia el fondo, sino la forma de todas las condenas. Una vez más, el árbol incrusta sus raíces pasadas y futuras, el limbo y el cielo y desprecia nuestro verdadero nombre.

Cabe pensar que la izquierda tendrá desarrollo  puntual de individuos libres, por eso resulta desconsolador vernos vestidos  de domingo, imitando torpemente a los fantoches que marcan nuestras ansias de libertad, de individualidad.

Mientras el retroprogresismo campea a sus anchas por esta nueva España, condenada a imitar a la caduca burocracia enemiga, poca esperanza queda para la inteligencia. La  sustitución de ritos cansados por nuevos ritos idénticos, es en el territorio de las libertades tan inútil como el cambio de decoración en el obligado territorio de la celda.
QUIRÓN

De mayor quiero ser...




Porque en la vida se puede ser lo que se quiera salvo si no has nacido para ello.

De niña sabía que eran especiales por su  luz y el colorido que eligen  al vestirse.

Por su lenguaje, incomprensible para mí.

Por su país de origen que me fascina.

Por su música y su bonito color que les hace misteriosos.

Por su ritmo y movimiento al caminar que tanto he imitado y no me sale igual.

Porque me gustaría saber más cosas de su cultura, y sentirme uno de ellos.

Por sus voces y todo lo que me hacen sentir cuando voy a un concierto góspel.

Por todo ello de mayor quiero ser negra.


Clave de Sol

El alma de la tierra









Intuición, sabiduría antigua, ilusión y amabilidad.
Estos son los vientos que animan el Corneta.
Ajedrea seca y flor de mimosa punzante y amable.
Agujas de pino. Levaduras, tacto de bizcocho con limón.
Almendra amarga. Envolvente y atractivo por su discreción 
persistente.
En el paladar es como el jade en la mano: dará tanto calor
y bienestar  como el bebedor quiera tomarse. Casio es escueto y 
sonríe porque sabe del poder de su cepa vieja en suelo pobre.
Austeridad y sencillez, sabiduría de antaño a pie de peña.
 Cuentan que en las largas noches de invierno, una copa de este
 verdejo junto a la lumbre, Dante y su amada Beatriz se añaden a la
 charla;
Casio, Bruto y Julio Cesar sonríen porque convirtieron a la traición
en una estrella fugaz; ¿y Jesús? Jesús nació en un pesebre
para perdonar a Judas.
Sensaciones
Raíces profundas lamen la humedad del suelo
 para llevarla a su interior, que es verde y tiene
el alma en forma de pepita de madera.

QUIRÓN 

domingo, 27 de mayo de 2018

La heroína invisible





         Anónima nació en el seno de una familia rural humilde, durante la dictadura de Primo de Rivera. Fue la mayor de cinco hermanos. Sus padres, trabajadores del campo, se afanaban por sacar adelante a su prole. Asistió a la escuela durante la segunda república y, cuando se inició la guerra civil española, dejó los estudios y se dedicó a cuidar de sus hermanos pequeños mientras su madre trabajaba de sol a sol, y su padre había sido reclutado para la defensa de la República, ante la guerra planteada por el ejército de Franco.

         Cuando acabó la guerra, su padre volvió a casa. La comida escaseaba, tenían un pequeño huerto que Anónima cuidaba, así como a sus hermanos, mientras sus padres buscaban cualquier trabajo mal pagado para poder subsistir. Al cabo de un año, la depuración de los vencedores llegó al pueblo y a su padre lo encarcelaron durante diez años. Anónima tenía trece años y su madre no conseguía con su escaso trabajo traer alimentos a casa. Se colocó en la casa de los señores que habían denunciado a su padre, como interna, haciendo todas las labores de la casa y entregando lo poco que la pagaban y algún que otro alimento que conseguía escamotear, a su madre.

         En los diez años que estuvo su padre cumpliendo condena por haber estado en el bando perdedor, Anónima no dejó la casa en la que la explotaban en todos los sentidos. Sufrió los manoseos y groserías que los hijos de los señores le prodigaron, sin que sus padres intervinieran para evitarlos. Sólo su fuerza de voluntad y sus rezos hicieron que volviera a su casa con su honor impoluto..

         Sus hermanos ya colaboraban en el mantenimiento del hogar familiar y Anónima tuvo tiempo de salir de paseo y conocer a su marido, Salvador. Al poco se casaron y se establecieron en el pueblo de al lado, con el trabajo del campo. Allí nacieron sus dos hijos, que la llenaron de alegría. A los pocos años empezó la inmigración a las grandes ciudades, porque el campo no daba ya para todos. Anónima aterrizó en un pueblo cerca de la capital con su núcleo familiar, y Salvador encontró un trabajo en una fábrica. Sus hermanos fueron pasando, uno a uno, por su casa hasta encontrar un trabajo y una novia, e irse a su propio hogar.

         Su padre murió de una larga enfermedad que dejó agotada a su madre, a la cual se trajo a su casa hasta que también la dejó huérfana. No consintió que su madre fuera a ninguna residencia ni a casa de sus hermanos. Sus hijos sintieron la ausencia de la abuela con la que se habían criado.

         Llegaron los nietos, ya en la democracia, que dieron alegría a Anónima. También quiso quitarse una espinita que tenía clavada desde que la sacaron de la escuela de niña, y acudió a clases de adultos en la gran población en que se había transformado aquel pueblecito al que emigraron. Salvador cumplió su cometido en esta vida y se marchó en silencio, sin hacer ruido, de la vida de Anónima. Ella se agarró a sus nietos y a la escuela de adultos para encontrar un motivo que le hiciera luchar por seguir existiendo.

         Anónima ha cumplido los 90 años y vive feliz, rodeada por sus hijos, sus nietos y amigos, que vienen  a visitarla a la residencia donde acabará sus días, ya que no ha querido dar guerra a nadie, junto con los mejores recuerdos de su larga existencia.


Rabo de lagartija

Sombras en el andén





         El perro levantó la cabeza. El gato dejó escapar un maullido. Por el agujero abierto en la pared asomaban los bigotes de los dos ratones que habitaban en él. Uno a uno se fueron aproximando para comprobar el motivo que les había sacado de su letargo 

         Una vez los animales estuvieron reunidos, iniciaron los pasos hacia  la puerta de entrada de la sala, por donde se escuchaban los ruidos que habían llamado su atención. El perro marchaba primero, el gato sigiloso le seguía los pasos y los ratones cautelosos cerraban el cortejo. Cuando llegaron al lugar donde se encontraba el hombre, vieron como éste iba de un lado a otro de la habitación, tratando de encontrar lo que andaba buscando, hasta que por fin al abrir uno de los cajones del armario halló lo que buscaba. Tras unos segundos de vacilación, sacó las ropas que guardaba en su interior y se dispuso a cambiarlas por las que llevaba puestas. Una vez terminado el cambio se miró al espejo y sonrió al ver la imagen que este le devolvía. Allí estaba, vestido con su uniforme de traje negro, corbata roja y la gorra a juego. Hacia tanto tiempo que no se ponía aquellas prendas, pero hoy iba a ser un día especial, había recibido una llamada donde le comunicaban el paso del tren por la vieja estación.  Volvería a esperar la llegada del tren entrando en la estación, pensó, y tocaría el  silbato como aviso a los pasajeros. Después seguiría con la mirada la marcha del convoy hasta que este  se perdiera en la distancia. El sonido de unos roces hizo que el hombre girara la cabeza para ver de dónde venía  el sonido que le había sacado de sus recuerdos, fue entonces cuando recaló en la presencia de los animales. Estos habían seguido todos los movimientos del hombre hasta que el gato dando un salto quiso atrapar al pájaro que se había posado en la ventana, pero el ave viendo las intenciones de éste, emprendió el vuelo rápidamente, rompiendo el silencio de la habitación.

         El hombre se encaminó a la salida y al pasar junto a ellos, les llamó por su nombre, comunicándoles que el tren pararía aquel día en la estación. Los animales al oírle saltaron contentos a su alrededor.

         El perro sacudió el polvo de sus patas, el gato se lavó la cara y afiló sus uñas y los ratones peinaron sus bigote. Cuando por fin todos estuvieron preparados se encaminaron hacia el exterior a esperar el paso del tren. El tiempo pasaba, la mañana dio paso a la tarde y la tarde a la noche, y en el andén sombras esperando al tren.

         Por un tiempo siguieron esperando hasta que perdida la esperanza que de este pasara se fueron alejando del lugar.

         El perro volvió a la caseta donde tenía su cama. El  gato, agrandando sus ojos en  la obscuridad vigilaba por si algún intruso despistado se acercaba y le daba caza. Los ratones entraron en la ratonera.

         Tras apagar las luces el hombre se dirigió hasta la estancia donde guardaba las ropas y abriendo el cajón del mueble las depositó en su interior, esperando algún día volver a por ellas.

         En el exterior la huella de las sombras en el arden.


I R I S

El sueño





Estoy dormida pero tengo un sueño muy real.

Voy andando por una gran avenida, llena de gente, que viste de muchos colores.

 Todo el mundo camina solo, sin compañía alguna. Yo voy acompañada por mi familia, la gente se gira para mirarnos. Estoy en una ciudad desconocida, intento comunicarme con alguien y hablan otro idioma que no entiendo. Crece mi angustia.

Entro en un sitio a tomar un café. Por un gran ventanal veo que hay mucha más gente en la calle. De repente entre la gente veo policías que  acordonan la zona y quedan dos grupos de personas, los que estamos dentro del  establecimiento  no podemos salir a la calle y los que están fuera no se pueden mover pues hay muchos policías. Se crea una multitud a la que no dejan continuar su camino, hay lucha y forcejeo con la policía, si alguna persona  corre e intenta salir de ese cordón policial, a unos metros  hay otro aún más férreo.

La gente que estamos dentro miramos atónita a los de fuera, vemos caras de susto, gritando, y ellos nos miran a nosotros con los ojos muy abiertos sin entender muy bien lo que pasa. La casualidad fue la que nos separó unos dentro y otros fuera, y los de fuera no saben porque están en esta situación. Se han creado dos grupos, condenados a mirarnos.

Muy a lo lejos se oyen unas sirenas que me hacen presagiar algo mucho peor, el zumbido de las sirenas es cada vez  más fuerte, hasta que abro los ojos y reconozco el sonido del despertador y mi angustia se convierte en tranquilidad.

Estoy en mi cama


Clave de Sol

Naturaleza




        Por aquel arroyo de las aguas albas
        nacían las flores de lindo candor,
        que el agua serrano secaba las gotas,
        que el frío rocío robaba el calor.

        Una margarita de pétalos blancos
        y un lirio morado altivo y gallardo,
        con una violeta cantan  a porfía,
        con la esencia fina de que goza un n ardo.

        Hay una azucena en una ventana
        y un clavel sangrante diciendo te quiero,
        y una niña guapa como una gitana,
        con su pelo al aire igual que un florero.
               
                Por la estrecha senda
                nacen margaritas,
                romeros, cantuesos
                y flores chiquitas.

                Hay zarzas y arbustos
                y miles de flores,
                rocíos y escarchas
                que dan mil olores.


Trotamundos

domingo, 20 de mayo de 2018

No hay lunes malo





         A Martín le gustaban los lunes. Ese día, después de la tranquilidad del fin de semana, se activaba de nuevo y se iba al centro de mayores a recargar las pilas, una vez efectuadas las labores que le correspondían del hogar, según su mujer.

         Siempre se arrimaba a la misma mesa donde, desde muy temprano ya se había formado una partida de cartas. A él no le gustaba el juego porque si perdía, siempre había chanzas y chirigotas a su costa, y si ganaba, se sentía culpable de que recayeran en otro las burlas y denostaciones. Los mayores somos como los niños, a veces crueles con el compañero. Aparte de observar las habilidades de los jugadores, lo que más le gustaba era la tertulia que formaban los que no jugaban.

         Se solía empezar con el fútbol del fin de semana, y siempre había opiniones encontradas, dependiendo de los colores que cada cual defendía. Llegaba un momento que el desacuerdo era ya irreversible, y Martín actuaba de moderador aconsejándoles que dejaran ese tema tan polémico. Se creaba un rato de silencio y de meditación para ver por donde se podía volver a la tertulia del lunes.

         A alguno se le ocurría hablar de donde había estado el fin de semana y se iniciaban los turnos de exposición con el típico tópico de “pues yo”. El tema siempre derivaba en otras cuestiones. Salían a relucir las relaciones familiares, las penas y las tristezas, hasta que a alguno se le ocurría hablar de las pensiones. Casi todos estaban de acuerdo en el fondo de la cuestión. Había que revalorizarlas, pero se notaban los colores de las tendencias políticas de cada uno. Acababa como el Rosario de la Aurora y Martín volvía a poner cordura en el debate.

         Uno sacó el tema de los derechos de las mujeres y estuvieron un buen rato debatiendo, siempre con criterios dispares. De ahí se derivó a las autonomías y la política en general. Salieron a relucir banderas y colores de los partidos políticos, con el “tú más” y el “qué hicieron los tuyos”. Martín ya no tuvo que intervenir porque se acabó la partida y se empezaron a levantar. Era la hora de la comida.

         Martín llegó a su casa sin saber quién había ganado la partida, ni quién jugaba mejor al fútbol, ni si los jueces tenían razón o qué partido político les arreglaría las pensiones. Su mujer le preguntó que tal había pasado la mañana y Martín le contestó que “como todos los días”. Comió con gusto la comida que su mujer le preparaba y después se sentó ante el televisor a ver las noticias. Fue cuestión de segundos quedarse dormido. Siempre se despertaba cuando ya habían terminado, pero no le importaba, ya había sido informado de todo lo acontecido con más puntos de vista y mejor que en el telediario.

Rabo de lagartija

Magia es la palabra





Ahora que tan devaluada está la palabra, cuando tantas personas la degradan, a mí me encanta enredarme con ellas. Y pensar que es a base de esos pequeños signos, que primero fueron pictográficas, luego simbólicas, y por último fonéticas. El  resultado es el mismo, pequeños signos con significado sobre arcilla, metal, piedra, papiro o pieles. Seguro que en la antigüedad pensaban que era magia.

De esa magia fue de donde salieron las grandes obras de genios, que uniendo su pensamiento con esos pequeños signos consiguieron traer hasta nosotros la gran obra escrita de la humanidad. Obras de Homero; de Cervantes; y de tantísimos otros, o en último caso, la de Manuel Ribas, que ahora mismo busca la palabra más adecuada para expresar a base de frases, lo que siente, lo que piensa o aquello que no le gusta, y utiliza como él sabe hacerlo, la palabra.

Y por eso tiene magia ¿Acaso no es mágico  que yo escriba unas pequeñas marcas en papel y tú, al otro lado del mundo puedas entender lo que estoy pensando? Si me expreso correctamente, podrás comprender mis sueños y compartir mi conocimiento. Quizás pueda pintar con mis palabras una belleza ya existente, pero al verla a través de mis ojos, desde mis palabras, podrás  sentir la pasión y la elegancia que entraña. De esta manera, habría vencido al tiempo y al espacio, compartiendo contigo un momento de inspiración o quizás de risas.

Después de jugar un poco con esos pequeños signos, reconozco por supuesto que sí. Que la  palabra es magia. Es una poderosa, peligrosa y bonita magia.


                                        QUIRÓN

La llave





Tardó en encontrar la llave que necesitaba. Abrió varios cajones y no la encontró. Recordó que de niña su abuela dejaba la llave en el alféizar de la ventana de la cocina, y allí estaba.

Ella era la encargada de cerrar la puerta de la casa de su abuela.

Única nieta, su abuela y ella estuvieron muy unidas. Era una abuela joven, moderna y diferente, salían juntas al cine y a pasear.

Ahora la casa quedaba vacía, ella había decidido cerrar esa puerta, que tantos recuerdos traía a su memoria.

Recordó que su abuela le enseñó a hacer un bizcocho en esa misma cocina y desayunarlo a la mañana siguiente.

Recordó confidencias y conversaciones muy interesantes en aquella acogedora estancia,  cada una en su sofá tomando una limonada, que habían hecho juntas.

Recordó las noches de verano en el jardín, ponían música muy bajita y bailaban en la oscuridad.

Ahora la abuela ya no estaba, se había ido a vivir a una residencia, aunque podía visitarla siempre que  quisiera, ella no estaba de acuerdo.

La abuela estaba convencida de que era lo mejor.



Clave de Sol

Mujer olvidada





Recuerdo los olores de un patio de Castilla, unos olores que se mezclaban  desde por la mañana, cuando la abuela regaba los geranios, barría el patio, después ponía su comida al fuego.  Todo esto lo  hacía antes de que se levantase el resto de la familia, no le gustaba que la interrumpieran en su trabajo diario.

            Ella, a su manera,  se dividía  las tareas.  También ayudaba en el taller familiar de calzado que  tenían en casa,  siempre pendiente de lo que la dijeran marido e hijos. Se ponía a coser en la máquina, a pespuntear las sandalias que luego terminaban los zapateros. Nunca protestaba por nada, lo veía todo normal, solo miraba que en su casa todo estuviese tranquilo.

            ¿Quién valoraba  todo el  trabajo que hacia  la mujer abuela?

Era tan prudente que la mayoría de los trabajos los hacia sin que la viera nadie. Aun así  ella vivía feliz,  no conocía otra cosa y por la familia, hacia todo lo que hiciese falta, siempre tenía una sonrisa dulce y un andar tranquilo. Parecía que contaba los pasos al recorrer la casa.

Esas costumbres y trabajos  iban pasando a las hijas. Eran trabajos de  casa y considerados para la mujer. Algunas, con mucho esfuerzo y consentimiento familiar, salían de casa a trabajar haciendo dos trabajos a la vez, el de casa, y fuera de ella seguían haciendo trabajos precarios, sin ninguna seguridad social. El sueldo que ganaban lo entregaban en casa para ayudar a la economía familiar.

A veces olvidamos todo ese trabajo de la mujer en tiempos pasados y estamos en algunas ocasiones muy parecidas a ellas. Ahora, para poder trabajar fuera de casa, necesitamos hacer CURSOS DE INTEGRACION, MASTER,  En definitiva, necesitamos la colaboración familiar.

VIRPANA

El libro de quejas





         Hasta hace poco tiempo existía el libro de reclamaciones, hoy ya no, para eso está Internet.

         Si te duelen las uñas de los pies, lo publicas en Internet, y a los pocos minutos ya sois un grupo para manifestaros en la Puerta del Sol.

         Si te despiden porque has mirado bien a la secretaria, coméntalo en Internet, y ya tienes motivos para ir a Sol.

         Puede que tu no mires de reojo a la compañera de la mesa de al lado, pues eso es una falta muy sensible y te puede acarrear un despido por falta de comprensión. Al llegar al trabajo, si coincides con una compañera, si le cedes el paso en el ascensor, ten cuidado, puede que piense que le estás allanando el camino para otras cosas, y así comienzan los malos pensamientos. Seamos cautos.

         La Puerta del Sol está donde está, y está para lo que está. No se cierra para nadie y cada cual entra y sale por donde le da la gana.

         Todos queremos más `prestaciones, todo s tenemos derecho a vivir como reyes, ¿por qué no pedirlos? Esta es la obligación de cada cual, pedir lo que crea justo. La otra es qjue tengas derecho a ello, y la otra es que te hagan caso. Y si no te hacen caso en  ningún lado, pues te pones en una esquina con un cartelón grande, pidiendo lo que te haga falta, que puede que pase alguien que te mire. Y si no estás conforme con alguna sentencia, llamas a los amigos de Internet, y en pocos minutos te preparan carteles para todo, y a la calle.


Trotamundos

viernes, 11 de mayo de 2018

Jolgorio y regocijo





        Si algo nos gusta a los españoles son las fiestas. Estamos esperando todo el año a que lleguen, sirviéndonos de aliciente para sufrir la monotonía y la rutina del trabajo, penas y tristezas y metas no alcanzadas. Todo es posible y realizable durante las fiestas, nos salen nuestros deseos no realizados, las experiencias no gozadas, dejamos la razón descansar y nos movemos por impulsos y sensaciones sin censura. Excesos, alegría desbordante, y sexo.

        La alegría es sana, la euforia es placentera, un poco de alcohol nos relaja de tanta norma social y moral. También nos afloran nuestros instintos animales, esos que tenemos a buen recaudo, sujetos y apaciguados por nuestra razón, ética, moral, y conducta social. Los pocos límites que tu cordura aún pone, desaparecen cuando estás arropado por lo que Félix Rodríguez de la Fuente denominaría “la manada”.

        En un portal de Pamplona, en plenas fiestas de San Fermín, bajo los efectos del alcohol o cualquier otra forma de euforia artificial, cinco chicos tuvieron sesión de sexo con una chica, a la que dejaron tirada en la calle. Se ha especulado mucho sobre cómo y porqué ocurrió dicho acto. Ha sido denunciado ante la justicia, se ha escuchado a testigos, peritos, grabaciones y declaraciones por las dos partes. Tres magistrados han dictado sentencia sobre este juicio. Dos declaran culpable a “la manada” de abusos sexuales, con su condena correspondiente. Un tercero pide la absolución para los acusados, por estimar que fue consentido el acto sexual, “en un ambiente de jolgorio y regocijo”.

        La ciudadanía de España protesta por esta sentencia, porque entiende que se ha protegido más a los acusados que a la víctima, estimando que aquello fue una violación en toda regla. Con lo cual yo estoy completamente de acuerdo y apoyo el clamor del pueblo.

        Todos tenemos madres, esposas, hijas, hermanas, compañeras, amigas o simplemente respeto a la mujer como ser humano, igual que al hombre. ¿Los magistrados que juzgan estos actos, también las tienen?


Rabo de lagartija

La sombra ancha





Remota en su lejanía,
oculta a la vista estaba.
Solo a la luz del sol
el valle, en paz se brindaba.

El agua del manantial
murmurando se alejaba,
acercábase amoroso,
al prado de amapolas blancas.

Un alazán azabache
sobre la fresca hierba relinchaba.
La espera de la mocita,
larga se le antojaba.

Un rumor intuido,
brota de su corazón un ansia,
volar, volar sobre su alazán,
encontrar al que anhelaba.

Las cositas del querer
pesares al alma causan,
y buscan con las canciones
alejar la sombra ancha.

¡Que pase la negra noche!
¡Que la aurora avise al alba¡

            Quirón

El cajón





En el último cajón de la cómoda, el que está abajo del todo, el que es menos práctico de todos los cajones. Ese que casi nunca abro.

En ese cajón hay todo tipo de cosas que no uso.

Unas gafas antiguas. Un cinturón marrón con una hebilla demasiado grande, pañuelos bordados de tela, algún collar, una bufanda, hecha por mí, que es un horror.

Un monedero con algunas pesetas, unos billetes de avión de algún viaje que hice hace tiempo, un reloj de pulsera infantil parado en las cinco, la hora de bajar a merendar con la pandilla.

Un candado de maleta que no tiene llave, cerrado para siempre. Una llave que ya no recuerdo qué puerta abre, un bolígrafo con publicidad de una gasolinera, una cajita con pendientes que hace mil años que no me pongo, una venda elástica.

 Una libreta en la que hay apuntadas recetas de cocina. Un abanico de flores con muchos colores. Las instrucciones de un tostador, una pila, sola, sin compañeras. Un imán decorativo de otro país que alguien me regaló. Unas canicas de mi infancia, de cuando los niños jugábamos en la calle.

Un costurero pequeño con aguja e hilo, un pincel de maquillaje, una bolsa muy bien plegadita. Una carpeta con dibujos infantiles, un décimo de lotería que nunca tocó, unas conchas de la playa que algún día recogí, porque me parecieron hermosas por sus colores, un CD de un cantante que fue mi favorito.

Son cosas que se van guardando durante una vida, que no utilizas, que las guardas como recuerdo, pero en el fondo no las quieres tirar.



Clave de Sol

Como fieras




       Siempre Es lo mismo, el que está y el que lo quiere derribar. Todo se basa en el poder, aunque cueste lo que cueste.

       Si es necesario agitar las masas, se agitan, se hay que mentir, se miente, si es necesario se saca la gente a la calle, aunque salga con la cara tapada, molestar y fastidiar al vecino, se hace, y pedir y ofrecer lo imposible de cumplir, también se hace. Lo importante es derribar para tomar el puesto.

       Sólo las fieras se matan para dominar la especie y…aquí, se empuja al abismo a las masas para logar derribar al adversario. Claro está que no a todos se les convence, aunque hay maneras de equivocar a las personas. Cuanto más ímpetu, cuanto más se acusa al contrario, más recelo causan al pueblo ante su actitud de mañana, si es que lo logran, pues hiriendo no se cura nada, pero eso no importa, lo importante es conseguir derribar y figurar, que mañana será otro día.


Trotamundos