miércoles, 23 de enero de 2013

El mendigo y su banco




¡FELIZ AÑO, FELIZ AÑO! 
         
Que pesaditos son estos madrileños. Yo me pregunto ¿qué es un año nuevo? Son días largos, cortos, intrépidos, acaso trozos de vida que tenemos que coger y disfrutar.

¡Sí, disfrutar! RÍO GRANDE que caminas; ¿hoy no me dices nada? Tú te lo pierdes, si un día te paras y hablas conmigo te va a MOLAR. Yo sé muchas cosas. La niebla esta mañana estaba triste, me ha dicho que tú la desprecias. No seas tonto DISFRUTA, ¡no te da envidia! A mí la niebla todas las mañanas me lava la cara.

¡OH estaré yo en las nubes! Sí, tengo un bote de pintura amarilla, que con desprecio dejaron aquellos cursilones de allí enfrente; al tirarlo decían que el color amarillo da mala suerte, ¡que saben ellos de suerte!

Prepárate casa mía, banco de mis ilusiones. Hoy te dejo nuevo con esta pintura. La verdad es que estás un poco viejo, te vas a quedar como los rayos del SOL. No quiero brocha, tengo manos duras para pasear por ti mi alegría.

¿QUE TE PASA NIÑA QUE TANTO ME MIRAS? Pasea tranquila, yo vivo mi vida y nunca estoy solo aquí en esta dehesilla. Tengo mi banco, mi abrigo que abriga, aunque esté cansado de pasar los días  de este invierno frío que se precipita.

Sigue tu camino niña de ojos  grandes y cara fresquita, penas y alegrías siempre suelen ser muy bien compartidas, para quien tenemos cuerpos olvidados y mente tranquila.

Cuenta a tus vecinos que, aquí junto al río, tienes un amigo que piensa y opina que a su manera vive bien la vida. Nunca quise ser de los estirados, de corbata blanca y piernas torcidas.
            ¡Ellos si mendigan ¡
                                               Virpana

sábado, 19 de enero de 2013

Descripción



Es muy fácil para mí expresar mis sentimientos, sólo tengo que abrir mi corazón y dejar que fluya mi sentir.

        Describo el paisaje que me rodea; el cielo está muy azul acompañado por el sol que nos regala su suave temperatura sólo interrumpido por la estela que deja un fugaz avión.

Enfrente diviso una palmera muy alta con sus dátiles salvajes. Su tono marrón nos ofrece un bonito contraste al lado de las verdes ramas que se reflejan en el mar. Hay un manzano y un peral que se quejan de su triste vida, tienen la obligación de florecer, y parir sus frutos para más tarde, y sin ningún pudor, quitarse  sus ropas hasta quedarse desnudos.

        Veo un monte poblado de pinos, eucaliptos, acacias, robles… observo la playa de arena blanca, con muchas gaviotas paseando mientras se cuentan sus peripecia, los problemas de sus polluelos, amoríos, desengaños,  penas y alegrías; de frente se ven las Islas Cíes altas y majestuosas, lugar donde se dice que sus primeros habitantes fueron los Herminios, descendientes de los celtas,  a los que Julio César en persona, le costó combatir para tomar posesión de ellas. Más tarde también  conquistaría Vigo, a la que daría el nombre de ciudad Olívica dado la cantidad de Olivos que allí mando plantar.

        Avanza el día, la gente ya recoge las toallas, sillas y sombrillas, en poniente el sol va cumpliendo su jornada y busca su refugio en el mar tiñéndolo todo de rojo anaranjado; por naciente asoma la luna con su peculiar descaro, invitando a todas las constelaciones zodiacales, también acude Andrómeda y Orión a las fiestas y aquelarres, en casa de la  Osa Mayor, mas tarde se subirán al carro para seguir el camino de Santiago. 
 
     Buenas noches.
                        

Panxón Agosto. 2012

Una mujer de una pieza


El perfil increíble de una deportista, capaz de la mayor superación en cualquiera de sus muchas facetas: Como ser humano para superar su minusvalía de una forma tan espectacular, como mujer para ser esposa y madre feliz, como deportista por el esfuerzo arrollador de su coraje para conseguir sus medallas en los Paralímpicos de Londres. Es, sin duda, una de las mejores noticias que nos ha deparado a los españoles este año 2012, horribilis.
   
Se llama Teresa Perales y en los juegos paralímpicos de Londres ganó seis medallas: un oro, tres platas y dos bronces. A los 19 años quedó parapléjica. Probó suerte en la piscina y hoy es la discapacitada con más medallas de la historia: 22.

Teresa surge como una figura menuda, sentada en su silla de ruedas. Al acercarse a ella, uno no puede evitar posar sus ojos en la enorme sonrisa, un imán ante cualquier mirada, el polo magnético de su rostro. El optimismo y la vitalidad de esta mujer son contagiosos dicen quienes la conocen. Alza la barbilla para dar dos besos. Está aragonesa tiene los ojos grandes y almendrados como el cuerpo de un pez sin cola. Bajo la camisa floreada se intuye un tronco robusto y una espalda bien armada, en contraste con las piernas delgadísimas e inmóviles calzadas con unas bailarinas.

Perales tiene 36 años y ha conseguido en Londres las mismas medallas que Phelps, por eso las comparaciones con el nadador estadounidense y el revuelo mediático y el jaleo en la calle. No hace ni una semana que ha vuelto a Zaragoza y va de una a otra emisora, la llaman de todas las agencias, pero algunas las atenderá y otras las dejara pasar, dice. Unos la piden, ven a Cerler, y ella se mira la mano que se lesionó cuando fue a la nieve y niega con la cabeza, ella necesita las manos para mover la silla. Las seis medallas de Londres las lleva guardadas en un bolsillo con cremallera a la espalda de la silla. Pesan 400 gramos cada una y quiere enseñárselas a su entrenador.

 La acompañan hasta el coche. Ella abre su coche especial y de un salto, impulsada por sus brazos, se sube, se asienta y desde allí desacopla la silla de ruedas y la coloca a los pies del otro asiento, otro esfuerzo, doce kilos de silla subidos en otro impulso y pone en marcha su coche, camino de la piscina donde suele entrenar seis horas diarias con Ángel Santamaría que la espera. Ahora descansará hasta octubre.

Teresa en Londres: “He hecho lo de siempre: ir, ganar y volverme”. Y dicho así, con una sonrisa de oreja a oreja, no suena en absoluto a chulería sino a simple constatación.  Porque allí ella no se ha dado cuenta de la gran repercusión. Lo único que quería era su oro. Con este, ya tiene 6 oros.  Sentados junto a la silla de Mariano o Nano, de dos años y medio, a quien esta mañana por primer día llevó su madre al Liceo Moliere (bilingüe). El crío, con sus rizos castaños y su mirada despierta ha visto desde las gradas londinenses competir a su madre, siempre acompañado de su padre Mariano Menor, con quien Perales se casó en 2005.

Ha sido muy duro, antes de la salida en la piscina, la nadadora notaba los brazos duros, la quemaban, estaba agotadísima. El seleccionador la ayuda a colocarse en el poyete, quedando colgada en un extremo de la calle. Pistoletazo. Con el mismo impulso que salta de la silla al asiento del coche, se lanza al agua de cabeza, las piernas maleables como la cola de una sirena y comienza a nadar a crol lanzando los brazos como un torbellino y respirando lo justo porque cada vez que respira se le hunden las piernas. A los 50 metros ya iba en cabeza. “Me iba animando sola. Gané más con la cabeza que con el cuerpo”.

Perales tiene la gran ventaja en su cabeza. La fuerza arrolladora de su cerebro (en su primer campeonato de España sentía “un caballo salvaje e indomable” en mi interior). Compite en la 5, salvo en braza que es la 4. Lo relevante de estos test es que en ellos no influye tanto la minusvalía del deportista como su capacidad de moverse en el agua. Ella tiene movilidad hasta un poco debajo de la pelvis y control de los esfínteres, es decir regula sus necesidades, pero las piernas no la sostienen.

Santamaría dice “hay dos clases de disminuidos. Los que dicen: no puedo. Y los que dicen ¿Porqué no voy a poder? Ella es así, su mentalidad es un poquitín superior a los demás. No es sólo en la natación. La mayor sorpresa de mi vida, dice Santamaría, fue verla casarse ¡de pie! Y luego, cuando acabó los juegos de Pekín dijo: quiero tener un hijo. Y cuando ves como lo educa… Porque el niño no se la puede escapar y él lo intenta. Pero ella dice Nano, no. Y ahí se queda.

Teresa perales no nació parapléjica. De adolescente llegó en Karate a cinturón azul-marrón. A la piscina la tenía miedo y se metía en el agua con chaleco salvavidas. Cuenta que en su primer año de universidad contrajo tuberculosis, pero “solo fue un proceso de un cúmulo de desafortunadas coincidencias que motivaron que ahora esté en silla de ruedas”. La última salida a la calle “usando sus piernas” fue para celebrar la victoria del Zaragoza en la final de la recopa frente al Arsenal, tenía 19 años.  Aquello no fue nada dice ella, comparado con la muerte por leucemia de su padre. Se fue en 11 meses, cuando ella tenía 15 años. Desde entonces siente que debe vivir por los dos y eso la da fuerzas.


El primer día de piscina se metió con chaleco salvavidas y ahora no sabe dónde está el límite. Al año siguiente se apuntó a cursos y Ramiro Duce, el primer entrenador del equipo paralímpico, se acercó al borde de la piscina y le dijo: ¿quieres entrar en el equipo? Al verano siguiente ganó las primeras medallas en campeonatos de España. En 1998 lo consiguió en Nueva Zelanda. En 2000, en los paralímpicos de Sidney, 4 medallas de bronce 1 de plata. Poco después comenzó a entrenar con Santamaría que la mira en el gimnasio diciendo “estas hecha un blandiblu”. Y ella comenta: “Él ha sacado de mí lo que soy ahora”.

Mientras come cuenta que su hijo nació de cesárea por que no quiso arriesgar, y un relato impresionante de su boda se va desgranando. “Había mirado varios vestidos y cuando me decidí por el mío, tenía un poco de cola. Miré la silla y me dije ¡tendré que ir de pie!” Así que tuvo que prepararse con dos armazones que sujetan las piernas, con una pieza muelle entre medias “no es cómodo y te haces daño”.  Pero acudió a la Basílica del Pilar en silla de ruedas y de pronto, ante la mirada expectante de los presentes, se puso en pie y agarró el brazo de su hermano David. Se oyó un ¡OH! Y todo el mundo lloraba a moco tendido y caminó hasta el altar.

 De forma paralela a los éxitos deportivos, Perales logró diplomarse en Fisioterapia. Después el Partido Aragonés la ofreció sus listas a las Cortes de Aragón en 2003, hasta el 2007 tuvo varios cargos, en 2011 otro cargo simbólico, ella dice que entró con mucha ilusión, pero la experiencia la ha dejado una sensación agridulce. Santamaría es más tajante: “Dejó la política desesperada. Cansada de ser una mujer florero. Salimos de comer y pregunta si habrá cuarto de baño en la planta ¡si lo hay! En más de una ocasión ha subido o bajado “a culo” al servicio como un acto de reivindicación”.

¿Es o no es una gran mujer? Para mí desde luego sí.

Resumen libre de Quirón

Los deseos para el 2013


Ha empezado el 2013 con tinieblas,
en los valles son las nieblas persistentes,
en las sierras los picachos tienen hielo
y en el pueblo son las dudas muy presentes.

Sale el sol cada mañana con más fuerza,
el sonido de sirenas ya no suena,
los motores de la industria son callados,
en la fábrica no cruje la cadena.

A lo lejos se divisa la esperanza,
una mata que comienza a florecer,
un deseo que en la mente se afianza,
esa estrella que nos haga amanecer.

Que se arranquen los motores y las prensas,
que se llenen los asfaltos de pisadas,
que despierten los relojes con la aurora,
que se abran las ventanas oxidadas.

Que florezca 2013 cada día,
que se llene de semillas el granero,
que se note por la calle la alegría
y que España recupere la sonrisa y el salero

Trotamundos

sábado, 12 de enero de 2013

Caricatura del jefe español



Decía Richard Ford, viajero ingles que en el XIX recorrió toda España a caballo y diligencia, y que escribió una serie de libros al respecto y decía- que una de las características españolas desde Viriato, por lo menos, era la de tener pésimos: reyes, generales, caudillos, mandatarios eclesiásticos, gobernantes y jefes indignos de confianza, abusivos, déspotas, engreídos, soberbios, incompetentes y metepatas.

Ford celebraba que de vez en cuando, a este o al otro, sus subordinados los hubieran pasado por la armas tras revelarse contra ellos, pero lamentaba la tardanza, siempre lo hicieron tarde -aseguraba- cuando el dirigente había cometido ya todos los estropicios posibles. Lo llamativo es, que esta característica se mantenga al cabo de los siglos. Desde hace tres décadas los responsables son elegidos, ya no nos vienen impuestos como sucedió casi siempre en nuestra historia. Basta echar un vistazo a quienes mandan en los partidos que nos gobiernan, a las Comunidades y Ayuntamientos para comprobar que poco ha cambiado. La mayoría rivaliza en decir y hacer estupideces dañinas. No sabemos si los que tienen poder o podercillo, los que mandan algo en algún sitio están ahí colocados por inoperancia, o si bien todo el mundo se vuelve imbécil o inoperante al coger el mando.


Los jefes no son iguales en todos los países, según Javier Marías, (él escribe que para no tenerlos) y añade. Yo tuve dos, uno en Inglaterra, donde di clases. Y el inglés, era un tipo estupendo y eficaz, respetuoso, con sentido del humor. El español, en cambió, mientras fue subdirector y hacia de director, (lo dirigía todo en la práctica) fue un jefe estupendo, bastó que le nombraran director, para que actuara como una madre superiora, y se hiciera celoso de sus subordinados, hasta el punto de preferir que su departamento se deteriorara con tal de que ninguno destacara.

El jefe español, incluidos subjefes o jefes intermedios, cuando se levanta, no piensa en como sacar mejor rendimiento o hacer mejor la tarea sino, “soy el jefe a ver como lo hago para hacerme notar”. Por eso está mucho más pendiente de sus subalternos, que de su quehacer. Da órdenes arbitrarias y contradictorias, para pillarles en falta.

Al jefe español, le gusta perorar ante sus empleados, les hace perder tiempo y les abronca luego por los retrasos que él ha causado.

El ejemplo más nítido, los ministerios, cada nuevo inquilino despide a todos los cargos del anterior y deshace cuanto este hubiera emprendido, fuera acertado o no. El jefe español, es incapaz de limitarse a administrar, conservar y mejorar. No Sr: está lleno de peligrosas iniciativas y de ideas estúpidas, qué a menudo sólo anuncia -si puede a la prensa-, para luego no dar palo al agua.

Si, por ejemplo, mandan en un Ayuntamiento erigir un innecesario polígono industrial, deciden hacerlo junto a las ruinas de Numancia, por ejemplo y cargarse un paisaje bimilenario; o excavar túneles, o descatalogar los jardines de las vistillas, para que la iglesia construida en su lugar sea un mamotreto, o mandar en una diputación y edificar un aeropuerto al que no van a ir aviones, pero eso sí, pueden pasear las gentes del lugar.


A Ford no le faltaba razón: llegamos siempre tarde, como ahora mismo, que hemos pasado de ser la octava fortuna en 2009, a caer en los años 60 del siglo pasado en 2012. 

Gracias a la política neoliberal de nuestros jefes más próximos. Esta descripción de los jefes, es exagerada, una caricatura. Lo malo es, que la realidad siempre deja pálida a la caricatura.


Quirón


El pueblo se lamenta





El malestar social se respira, las personas salen a la calle a protestar por tantos recortes como está habiendo; España parece que está abocada a que todo sea diferente, a  “Sálvese quien pueda”.

La crisis viene provocada por los que han tenido y tienen el poder. ¿Qué han hecho durante tanto tiempo atrás? Nos han puesto una tarta delante de nuestras narices para que la disfrutemos, dando los créditos correspondientes para que las personas se endeudaran para toda la vida. ¿Qué pasa ahora?, la burbuja inmobiliaria se ha pinchado y la deuda privada y pública es extremadamente grande, estamos acorralados sin saber de qué forma se puede salir del caos. Nos llegan imposiciones desde Europa, dicen que para poder salir adelante y nuestros políticos recortan y recortan en cosas que no se deberían nunca de tocar, como la sanidad, la educación, las ayudas a la dependencia. Los bancos sí que reciben dinero público (para ellos si hay)  y de paso se quedan con las casas de las gentes, que no las pueden pagar porque también les han quitado el trabajo.

Esto que está pasando es muy injusto, son muchas las personas que se quedan sin casa y además con una deuda de por vida, no es posible que el banco se quede con sus casas y se les siga debiendo dinero, después de haber estado pagando durante varios años (y este dinero pagado al banco, ellos no te lo devuelven al quedarse con la casa).
¿Dónde está la justicia, donde el dinero que se han llevado?, que nos devuelvan lo que nos han quitado seria la forma de reparar tanto daño. El futuro es incierto, se tambalean tantas cosas, que no se sabe que pasará.

Es posible que tengamos todos algo de responsabilidad, hemos girado en torno a tener más y más y ha habido una explotación  por muchos sectores de la sociedad que han hecho su agosto. Muchos valores se nos han quedado en el camino. Es un momento crítico pues estamos muy endeudados, la gente sale a la calle a reivindicar sus derechos que como trabajadores se están perdiendo. No se puede consentir que tanta gente pierda su puesto de trabajo; esto paraliza, tenemos que seguir adelante y manifestarnos para defender nuestros derechos y no dejarnos llevar por tanta injusticia, son nuestros hijos, nuestros nietos, el futuro que se ve como se derrumba a nuestro alrededor, hoy más que nunca los trabajadores tenemos que estar unidos para salvar los derechos que poco a poco nos están quitando.
      
 ELADES

Vivo de los recuerdos




       Necesito decir que sigo amándote a pesar del tiempo transcurrido sin saber de ti.

En distancia me alejé de los míos por estar a tu  lado, dejé todo aquello que representó mi vida  por seguirte.

Confiaba ciegamente en tus promesas, junto a ti desperté al amor.

Recuerdo aquel  inolvidable y cálido atardecer, como al tímido sol que fue testigo de nuestro juramento de amor. Pero algo que no soy capaz de entender me llevó al mayor desconcierto, a la mayor desesperación. No se por qué, sí cuando sucedió.

 Fue un siete de febrero, amaneció el día  cubierto de un manto blanco,  era una estampa preciosa, como sacada de un cuento, durante  unos minutos permanecí junto a la ventana observando esa cortina de copos blancos cayendo con total libertad; tan blancos, que deslumbraban; me sentía feliz,  hacía mucho tiempo que no había visto una nevada tan espectacular, sólo de niña las recuerdo; ella me llevó a mí  lejana y a la vez cercana infancia.

En aquellos momentos no podía sospechar que ese día marcaría mi vida para siempre.

Durante el desayuno te pedí que utilizaras el transporte publico, que sería más prudente dado el estado de las carreteras , me respondiste que mejor  irías en el coche y a ser posible regresarías antes, que tratarías de terminar lo antes posible las entrevistas pendientes, que llevarías cuidado. Te despediste con un beso como siempre al marchar a tu trabajo.

Esperaba tu llegada con impaciencia ya que continuó nevando durante todo el día aunque con menor intensidad.
Las horas transcurrían con lentitud y el día se me hizo eterno esperándote; por fin, llego la hora de tú regreso, pero la impaciencia comenzaba a hacer mella en mí debido a tu retraso, intenté tranquilizarme pensando que el tráfico sería el motivo de que no llegaras dado como estaba el tiempo, habían anunciado en los medios de información, que la circulación se desarrollaba con dificultad, debido también algún que otro accidente, aunque afortunadamente por el momento sin daños personales que lamentar.

            Al ver como transcurrían las horas sin noticias, mi preocupación fue aumentando, acudí a aquellos teléfonos donde pudieran darme información de algún grave accidente, no obtuve resultado, tu nombre no constaba entre ellos.

Esa noche y muchas más las pasé en blanco, esperando, suplicando, pero nunca más volví a saber de ti, quedé sumida en el más profundo dolor.

A veces deseé tener un lugar donde poder ponerte flores, al menos sabría donde estás y así poder creer que tu amor no fue una mentira.

Desde entonces sólo me ayuda a vivir  la esperanza de volver a saber de ti, y  me puedas explicar  que ocurrió.

Tengo vivo el día en  que acordamos disponer de nuestro propio espacio, de sincerarnos siempre “sin secretos.”

¡Éramos tan felices!, así lo creía yo, conversábamos y reíamos por cualquier cosa por simple que pareciera; no acierto a pensar que pudo suceder por más que lo intento.

Nunca tuvimos grandes diferencias, por eso no puedo entender que te alejaras de mi vida sin una explicación.

Vivo con tus recuerdos los  momentos más hermosos, también la más profunda tristeza causada por tu ausencia.

Deseo escapar de este vacío que me ahoga, sólo en sueños puedo ser feliz cuando tú estas en ellos, pero el despertar ¡señor es tan amargo! Me atormento cuando pienso  ¿Por qué?  

                                                                             voleta                                

Un paseo relajado




Me llevaban unos pasos vacilantes por el camino, con la mente distraída en el paisaje y los ojos casi ciegos por el sol en el ocaso. Distraído e inconsciente caminaba senda arriba, sin tener jamás en cuenta la distancia, ni pensar que lo tendría que andar de nuevo en el retorno.

        Tuve un agradable paseo. No puedo recordar si en algún momento la consciencia me faltó, o el placer de soledad y la soltura entre las matas de los campos, me robaron los temores y pesares que arrastramos día a día.

        La tarde era otoñal, con su flora decadente, sus tonos de millares de hojas sueltas que alfombraban un sendero de sonidos, que crujían paso a paso invitando a caminar. El sonido de las hojas incitaba a la carrera. Cada vez los pasos resonaban con más fuerza y el cansancio cada vez era más llevadero.

        Distraído, recobré el sentido del tiempo cuando la noche se hizo presente. Era preciso desandar el camino. Los sonidos anteriores ahora se convirtieron en ruidos que de noche crean recelos y dan miedos, pero para una persona como yo, no suponía ninguna inquietud.

        Cierto fue que los ruidos se hicieron cada vez más fuertes y más frecuentes y el camino más oscuro, con resbalones, tropiezos y hasta alguna caída sin importancia. Pensé en el móvil. Con la luz del móvil me iluminaría y todo arreglado. Ya se pasaron los temores, pero la batería no estaba muy cargada y al poco tiempo se agotó. Ya no se veía nada y, qué hacer, no se podía esperar que llegase nadie porque en todo el camino no se vio a nadie. Paso a paso, un tropezón, una caída, un resbalón y así, con más miedo que vergüenza, llegué a un alto desde el cual pude ver las primeras luces del pueblo.

        Todos me esperaban preocupados por la tardanza, Muy ufano, les conté de mis momentos tan dichosos en la tarde y les relaté lo mucho que disfruté. Pero no les comenté que lo primero que hice al llegar a casa fue lavar mis miedos.

Trotamundos

Recuerdos de patio




Recuerdo mi patio de infancia, era grande, entraba el Sol por todos sus vértices alertando que empezaba el día. Los pájaros que dormían en las acacias, nos despertaban con su algarabía entre las hojas; los padres nos decían que cantaban porque estaban de boda  y  por eso cantaban.


Recuerdo las mañanas con olor a jabón y desayunos de pan frito. Las madres cogían las escobas para barrer el suelo que estaba empedrado  de  cantos y recoger las hojas que por el calor se caían de las ramas.  De una fuente que teníamos en el centro del patio cogían el agua para  regar los arriates llenos de flores y árboles que adornaban las paredes, las enredaderas intentaban llegar a los tejados.

A lo largo de la mañana el Sol empezaba a calentar y  era la hora de preparar la comida. ¡Qué comida!, estaba toda la mañana  en ebullición,  ¡qué olores salían de las cocinas! También  recuerdo como preparaban los padres un cubo con el vino y la gaseosa para meterlo en el pozo y tenerlo fresquito para la comida, eran las neveras que teníamos entonces.

            ¡¡ Después de comer, la siesta ¡¡

Por la tarde noche se estaba de maravilla, el Sol poco a poco nos dejaba y la luna entraba en nuestras vidas,  participaba de nuestras cenas  (de tortilla de patata) y charlas  con los vecinos disfrutando nuestras veladas al aire libre. No teníamos televisión, sólo el canto de los grillos y algunos gatos que contentos saltaban de un tejado a otro,  daban unos saltos que alguna vez movían la veleta cambiándonos el curso del viento y otra vez a pensar de donde venia el aire. Porque la veleta no paraba de girar.

            A la hora de dormir, el sereno cantaba por las calles y saludaba a los vecinos con un “¡buenas noches, a descansar!” Ya era  hora de acostarnos, empezábamos a sacar de los dormitorios unas mantitas para dormir en el patio  viendo un cielo azul estrellado precioso. Las primeras horas de sueño eran calurosas; pasada la media noche, cuando empezaba a refrescar, nos pasábamos a dormir en nuestras camas antes que el Sol otra vez nos despertase.


 Virpana