sábado, 23 de mayo de 2015

Eduardo Galeano





Nació en Montevideo en 1940.   Hace unos días nos dejó físicamente.
Pero nos ha dejado un legado enriquecedor  con su escritura.
Este escrito refleja su gran sensibilidad hacia los demás.


                                     
Enrique buenaventura estaba bebiendo Ron en una taberna de Cali, cuando un desconocido se acercó a la mesa.
El hombre se presentó. Era de  oficio albañil, a sus órdenes, para servirlo:
Necesito que me escriba una carta de amor.
¿YO?
Me han dicho que usted puede. Enrique no era especialista, pero hinchó el pecho.
El albañil aclaró que no era analfabeto:
¿Y para quien es la carta?
Para....ella
¿Y usted qué quiere decirle?
Si lo sé, no le pido.
Enrique se rasco la cabeza.
Esa noche, puso manos a la obra.
Al día siguiente, el albañil leyó la carta:
Eso, dijo, y le brillaron los ojos. ESO ERA.
Pero yo no sabía que era eso  lo que quería decir.


                                                                                              VIRPANA

Los 15 años de la niña bonita





Los 15 años de una jovencita de 1955, no tienen nada que ver con los 15 años de su nieto Adrián.  ¿Te  imaginas aquella época (Llamada del hambre)?. Seguro que no, a no ser que seas de la misma quinta. Fue tremenda: por el trabajo que tenían que realizar diariamente y desde que eran capaces de mantenerte en pie. Desde que salía el sol hasta que este se acostaba, desde el más pequeño de la casa al más mayor. Todos en la casa estaban todo el día ocupados en algo: en los huertos, con los animales,  comiendo, en la escuela o durmiendo nada más caer la noche.

 Con este compromiso para con la vida, era para ellos un frenesí, un deseo irrefrenable de seguir adelante, de no parar. Era como si tuvieran  la imperiosa necesidad  de demostrar que era suya la responsabilidad de sacar la casa adelante, ayudando con su esfuerzo. (Así como Sísifo que tenía, como castigo, que empujar por la empinada cuesta la  enorme roca). Su  roca era la pura supervivencia, seguir  comiendo. Y aunque la roca se les escapara y cayera  al fondo del barranco, corrían tras ella porque era menester no cejar en el empaño y subirla y mantenerla en todo lo alto, y no cejar para no volver  hasta comenzar otro azar. Tan acostumbrados estaban a tantos empeños, que de esa manera y con mucho tesón, porque no tenían más que sus manos y muchas ganas, en aquel abril del 55 cumplió los 15 años. Como cada domingo,  su madre calentaba agua  para lavarse en un gran barreño azul, que los permitía meterse en él en cuclillas y enjabonarse bien, para salir todas limpias y guapas. Su madre le trajo un vestido amarillo pálido, parecía muselina y un cancán, para darle cuerpo a aquel vaporoso y precioso vestido, que  su  madre le había confeccionado puntada a puntada.

Una vez arregladas se fueron su hermana Maleli y ella a buscar a la prima Carmina que era un año mayor que Maleli. Después llegó otra prima, Milagros, que era 5 años mayor que ella, y paseaban como todos los fines de semana: por la plaza de las Salesas, las calles Bilbao y San Bernardo, hasta llegar a la Gran Vía, todas juntas del bracete. Se acercaban los moscones y al final se marchaban al no hacerles caso. Comían y luego se iban al cine de barrio, de sesión continua, de los que había muchísimos por el centro de Madrid, a pasar la tarde. Si hacia malo las veían dos veces. Y pasaban las tardes más contentas que unas pascuas.

 Que años aquellos, todos los chicos se metían con ellas y, aunque tímidas, tanta atención  las volvía vanidosas y coquetas. Por algo andaban en la edad del pavo. Pero eso sí, muy serias y pudorosas, porque todo era pecado, porque  nacimos con el “nacional catolicismo” como bandera y base de la vida.  Eso  creaba patente.
         
Todas tenían la gran ambición de crearse un futuro a base de trabajar el día a día, acostarse tan cansadas por tantas horas de esfuerzo agotador, con el único afán de llevar a su madre el exiguo sueldo que les daban a fin de mes, y ver en su cara si la complacía, si la parecía bien. Y la pobre se quedaba un poco en suspenso esperando su reacción. Era impepinable en ella, abría el sobre y ¡hombre, hija! que bien, lo mismo que el mes pasado. “¿Nada más madre, con tantas horas de más como he hecho?” “Pero que quieres hija, si ya casi ganas más que tu padre. Anda, anda  no te preocupes que está muy bien”. Las explotaban, las sacaban el jugo, las exprimían al máximo. (Bueno en eso sí puedo decir que cómo ahora mismo, pero es que han pasado 60 años y eso es lo trágico). Entonces las explotaron pero ellas estaban seguras de salir adelante, de que el  futuro sería suyo.  Y así ha sido.

QUIRÓN

Un poquito de amor



         Cuando salga de esta simple encrucijada,
         llenaré un botijo de sonrisas,
         pelearé con los claveles olorosos,
navegaré en una piscina de abrazos,
besaré el aroma de las violetas.

Pintaré los labios con las fresas,
respiraré el néctar de las frambuesas,
beberé el agua de la madreselva,
embriagará mi cuerpo con el agua del rocío,
soñaré con el estambre de las flores,
crearé ramas de petunias y lirios,
llenará de besos amapolas y jazmines,
viviré abrazado a la siempreviva,
y me colgaré un ramo de margaritas.

Y tú, Rosa, cuando vengas a mi lado,
hollarás junto a mi cuerpo los aromas
y los besos calurosos de un volcán,
y la belleza del fuego de la lava,
para que nunca te falte la luz ardiente,
de un cariño que te colme de bondades.

Trotamundos 

Corazón tranquilo





        Siento el corazón tranquilo, como las aguas del mar cuando están en calma; como el amor reposado que ya se ha liberado de las turbulencias de las pasiones; como el hombre en su senectud, lejos ya de la juventud en que todo era vigor y bravura; como la mansedumbre del toro cuando está pastando, el sosiego de la noche alumbrando la luna, la vistosidad y belleza de las flores que te llenan los sentidos de bienestar; como el cráter cuando devuelve lo que lleva dentro y se queda tranquilo; como el animal acorralado y, que por fin, recobra su libertad; como la placidez que da ver los frutos en el campo; como la paz que siente el niño dormido en el regazo de la madre.

        Así me siento yo en estos momentos. Con un sosiego interior que me tranquiliza. Todo esto el algo que siempre estuvo ahí, pero pasamos de puntillas sin echar la vista atrás y ahora, en este momento de mi vida, tengo el corazón sereno, sabiendo separar lo que no me aporta nada en el camino hacia la felicidad.

        Cuando cumples años, te sientes más seguro de lo importante que es escoger, entre todo lo vivido, aquello que llene tu vida, que no siempre son cosas materiales. Hoy me siento repleta de pequeñas cosas que me satisfacen profundamente, y dio gracias a Dios por tener la oportunidad de haberlo descubierto, cuando aún tengo tiempo de poder rectificar.


Blanca

sábado, 16 de mayo de 2015

Quisiera ser





Quisiera ser una gaviota
volando libre como el viento
y columpiarme en una estrella
abrazando al firmamento.
Sentirme dueña del espacio
sin ataduras ni cadenas,
emperatriz del universo
sin límites, sin barreras.
Jugar al corro con la luna,
beberme la noche estrellada
acariciando los luceros,
besar el cielo con mis alas.

Quisiera ser una sirena
y navegar entre tus brazos,
entre mil mares de caricias
y conquistarte paso a paso.
Y sumergirme en tu mente
para saber lo que piensas,
y despertarte con mis besos
sin que me cierres la puerta.
Nadar juntos de la mano
hasta el fin de nuestros días,
acariciando los momentos
Que nos regala la vida.

Quisiera ser hada de cuento,
poder jugar con mis poderes,
cambiar el llanto por sonrisas,
el  sufrimiento en mil placeres.
Y sembraría de manjares
todos los puntos del planeta,
extinguiría la injusticia
Y junto a ella la pobreza.
Abonaría mil amores
para que el odio no existiera.
Borraría con mis dones
los humanos de rapiña,
maltratadores sin alma
que nos destrozan la vida.

Pero despierto de mis sueños
entre abatida y desolada
pues sólo es una fantasía
de mi mente ilusionada.
Y resignada retomo
los versos de Calderón,
cuando dice el gran poeta…
“que los sueños, sueños son.”


                                  LUNA

Un espacio vacío





         Cuando un amigo se va, queda un espacio vacío, que no lo puede llenar, la llegada de otro amigo…

         No sé cómo se le llama a la gente que llora sin consuelo la pérdida de un ser entrañable y peludo, un ser que desde hace 10 años ha sido uno más de la casa.

         Alguien que siempre estaba pendiente de todos y cada uno de nosotros.

         Un ser que exigía una mirada, una caricia, una palabra que él escuchaba, entendía y por la cual se ponía triste o tan contento, que era muy normal tenerle que reír, ¡calla Quirón! ¡Que te estés quieto, deja de saltar! ¡Sin no te estás quieto te meto en la cocina! Se acabó el barullo, agachaba las orejas y se hacía una rosca en el sillón con una mirada lastimera, que inmediatamente alguien acariciaba, sus orejas se estiraban y todos contentos. A Quirón no le gustaba la cocina porque era donde dormía. Allí le encerraba yo todas las noches al acostarme la última.

         Era un cielo de animal. En estos días últimos, con los obreros en el comedor, hacíamos la vida en la cocina. Pero Quirón, que estaba malito, se mantenía fuera, tambaleándose en pie y se acercaba hasta la puerta para mirarnos, tan triste que le decíamos entra y le dábamos algo que siempre hubiera cogido alegre, pero él no entraba en la cocina.

         Llevaba muchas inyecciones y no mejoraba. Mi hija, que iba a la universidad, preguntó en Veterinaria si le podían mirar. Le llevó mi hija y volvió descompuesta. El veterinario dijo no comprender como se mantenía en pie. Tenía invadido su pequeño organismo por ese mal que tanto ensombrece la vida de los humanos, cáncer.

         Atracón de llantos y recomendación a la calma. Al día siguiente, sábado, mi hija se fue al río con sus futuros suegros, y su padre y yo decidimos no dejarle sufrir más. Por la mañana lo llevamos a sacrificar en una clínica de la capital. (Para ellos la eutanasia está permitida) Una inyección le devolvió su semblante de paz. Pero para mí, saber que le había quitado la vida me mataba. No podía dejar de llorar. No podía entrar en casa porque él ya no estaba, así que nos fuimos al pueblo, a llorar porque él había dejado de sufrir, pero yo he perdido algo muy importante, seguramente quien mejor me comprendía y mi amigo más fiel.

         Yo le rechacé cuando le trajeron y, tal vez por eso, puso todo su empeño en ganarme para su causa. Él miraba por mí, lo demostró muchas veces, yo temía a los perros grandes y cuando iba conmigo él los gruñía y se enzarzaba con ellos. Salía perdiendo pero no lo dudaba. A Quirón no le gustaba el agua, y los chicos le tiraban piedras para que fuera a buscarlas a la orilla del mar, pero ni por esas. Me metía yo en el mar, y él, ladrándome, se lanzaba detrás hasta casi ahogarse. Hasta que no salía yo, él no salía, ni dejaba de ladrar, ni se quedaba tranquilo.

         Tengo que confesar que quería mucho a mi perro y que, un mes después alguna vecina aún me preguntaba, ¿y Quirón, hace días que no le veo? Y yo agachaba la cabeza y seguía sin poder contestar. Se me ponía una bola en el pecho, se me nublaban los ojos y salía corriendo. Me ahogaba. No sé lo que pensarían de mí, pero me da lo mismo. Me faltaba Quirón.

         Cuanto le echaba de menos. Era un perro callejero, golfo, alegre, simpático y cariñoso, que alivió tanto mis angustias en los tiempos peores. Ahora su hueco no podrá ser ocupado por nada ni nadie. No me voy a desesperar, pero sé que mis lágrimas en estos días no serán para nadie. No puedo pensar más que en él.

         Permitidme que por un tiempo me quede lamiéndome las heridas por mi amigo del alma.


Quirón

Rimas





                        Mirar siempre hacia delante
                        con la mirada constante,
                        tener siempre buen talante
                        con la actitud elegante,
                        pero sin ser arrogante,
                        porque luego, en un instante,
                        cuando estés tambaleante,
                        será todo deslumbrante.

                        Porque vivir ocupado
                        es vivir afortunado,
                        porque estarás más delgado,
                        y cuando hayas llegado
                        al lugar tan deseado,
                        te sentirás compensado
                        por aquello que has logrado,
                        y serás agasajado.

                        Porque en este perro mundo
                        sólo se vive un segundo,
                        y el gozo está tan profundo,
                        que la risa la confundo
                        igual que un loco iracundo.

Trotamundos


domingo, 10 de mayo de 2015

Necesito desesperadamente bucear en mi minterior




Necesito desesperadamente bucear en mi interior.
Hay sombras, lagunas y dudas que me inquietan,
 revolviendo mis entrañas en un grado superior
que me deja exhausto mientras las dudas me aprietan.

¿Cómo podría aflorar en mi corazón sentimientos,
siquiera parecidos a los que por mi sentiste?
¿Dónde encontraría la pureza de pensamientos,
la ternura, la ilusión y la fuerza que  me diste?

La yema amorosa de tus dedos mis lágrimas secaban.
La frescura de tu voz que cantando en arrullo me dormía.
Tus besos en mi cuerpo maculado mi dolor calmaban.
Tu más hermosa sonrisa mis pesares y heridas lamía.

Toda mi existencia he buscado tu reflejo en otros espejos,
 para que pudieran hacer más llevadera tu ausencia,
y aunque me han colmado de dicha, han sido para mí reflejos
hermosos de lo que podría ser y no ha sido tu presencia.

¡Mamá, te quiero!

Rabo de lagartija

¡Esto no puede seguir así!



          ¿Qué está pasando?. El mundo se ha vuelto loco; la ambición no tiene límites. Con la crisis se está destapando tantos casos de corrupción que esto huele a podrido. Son muchos los casos; la mayoría de personas son cargos relevantes en el gobierno o fuera de él. Están desprestigiando la política; cabe destacar que algunas personas que sacan estos casos a la luz y quieren que se haga justicia, quedan fuera de sus cargos.

           Los corruptos merecen la cárcel ya que han robado de las arcas del estado. ¡Basta ya¡. Tienen que devolver todo lo que se han llevado. Con este dinero. a lo mejor no hacían falta tantos recortes, que por otro lado son despidos, personas que pierden la manera de seguir viviendo dignamente.

          ¿En qué se está convirtiendo este país? En una interminable cola de parados que mendigan un puesto de trabajo que no llega, y que cuando surge no merece la pena, porque han quitado la mayoría de los derechos que hasta hace poco eran legítimos.

           Qué futuro están teniendo la mayoría de los jóvenes, que han estudiado y ahora tienen que irse al extranjero porque aquí no tienen ninguno.  Se ha invertido mucho esfuerzo y dinero por parte de los padres, del estado y de los propios jóvenes, para que ahora se tengan que marchar y el fruto de todo este esfuerzo no sea para nuestro país sino para ese otro que los acoge, es lamentable que esto sea así.


       Belades

Mi mirada particualr





         Me levanto por la mañana y me pongo a desayunar en la cocina. Es la parte de la casa donde estoy más integrada al bullicio de la calle, debido a su ventana. Me siento cono si estuviera en un mirador, y desde ahí, contemplo lo que me ofrece el nuevo día. Parece increíble ver, en tan poco espacio, gente con comportamientos tan distintos. Mientras el vecino del 1º A sale conjuntado, con su traje, camisa y corbata haciendo juego, y se sube a su coche último modelo, contrasta ver a una señora revolviendo el cubo de la basura, mirando a ver si encuentra algo que pueda aprovechar.

         También veo desde mi mirador imaginario un colegio de niños pequeños. Llegan hasta mí sus infantiles voces, haciéndome recordar épocas lejanas donde fui feliz, donde todo era inocencia, sin ninguna contaminación que nos manchara, transmitiendo esa alegría que sólo los niños saben contagiar.

         Sigo observando y me fijo que hay un parque pequeñito, con sus columpios en el que los niños se suben, mientras los esforzados abuelos tratan de darles alcance, para ver si están seguros. Y gozan con sus risas y travesuras, aunque a veces se sientan cansados. Porque ellos ya no están para esos trotes, pero el cariño que sienten por sus nietos les hace realizarse y conseguir recordar sus juegos de niños, y compartirlos con ellos.

         También hay una guardería debajo de mi terraza, y me fijo en las prisas de los padres llevando a sus hijos en brazos, o sacándolos del coche, abrochándoles el abriguito según entran al colegio, sin poder entretenerse porque llegan tarde al trabajo.

         Y sigo mirando desde mi particular mirador y contemplo las terrazas de mis vecinos, quedándome admirada al ver esas macetas tan cuidadas y tan llenas de colorido, recordándome, de alguna forma, las calles de Córdoba, con esa maravilla de patios, que te quedas extasiado  mirándolos.

         Y alrededor de todo esto, gente que va y viene, ensimismada en sus pensamientos, en sus problemas cotidianos, que no pueden ver lo que yo miro desde mi particular mirador.


Blanca

lunes, 4 de mayo de 2015

La duda





Una tarde sentada en mis pies estaba la duda.  Era persistente, no entendía su idioma. Unas veces creía que podríamos hablar, y cuando me lanzaba, ella, LA DUDA, se enroscaba como cualquier reptil que tiene miedo a ser captada y espera que el depredador se aleje.

            No dejaba que se moviesen los pies, se pensó que era la dueña de todo el equilibrio que el cuerpo necesita.

            ¡OH¡ sombra ignorante, no te creas que puedes con todo, poco a poco entenderé tu idioma y si no quieres hablar, ya me encargo yo de  hablar por las dos; no te gustará estar pendiente de lo que hago contigo, te marcharás y verás como  te desintegras, entonces mis pies serán libres y disfrutarán de estar sin ti. Saltarán de alegría en el andar de cada día y jugueteando con todas las areniscas que se encuentren.

            Estoy segura que las próximas dudas que vengan con interés de posarse a mi lado serán diferentes.  Una duda que me puede surgir……comprarme un vestido, verde o rojo, largo o corto, cambiar de diseño el baño,  o con lo que me pueda  gastar en la obra  hacer un viaje lejos y disfrutarlo sin miedo a ninguna sombra.
                       

Virpana

Me compraré una tarde





Será una tarde ancha y larga

Donde quepa mi vida

Será una tarde que llene mis

Huecos vacíos

Será mi tarde.

Será tu tarde y mi tarde

Donde  quepan los deseos.

No compraré una tarde cualquiera,

Será una tarde de barro moldeable.

Para que no se agriete.

Será simplemente mi tarde.



                                       VIRPANA

viernes, 1 de mayo de 2015

Diálogos caninos




                Guau, ¿cómo te llamas?

Guau, me llamo Pit, ¿y tú?

Ahora me llamo Moro, pero antes me llamaba Dandy.
  
¿Y cómo es que tienes dos nombres?

Primero tuve unos amos que me cogieron desde pequeñito. Eran jóvenes y tenían dos niños. Los pequeños me trataban como un juguete de peluche. Se montaban encima, me tiraban de las orejas, del rabo y me hacían perrerías. Me tenían mucho tiempo en casa sólo, hasta que volvían de sus quehaceres. A menudo los oía regañar entre ellos y ninguno quería sacarme a la calle. Me pegaban y me castigaban porque me hacía las necesidades en casa. Un  verano, se fueron todos, cada uno por un lado, y yo debía ser un estorbo para ellos y me dejaron abandonado en un parque, lejos de la casa, sin collar y me arrancaron el chip de la oreja. Me recogieron unos señores y me llevaron a un sitio donde había más perros sin dueño. Me pasé un tiempo hasta que un día vino un matrimonio ya maduro, me sonrieron y me hablaron y me llevaron con ellos a su casa y me empezaron a llamar Moro. No me quejo, me tratan bien aunque me dan poco de comer para que no engorde. Me sacan tres veces al parque y, en cuanto hago lo mío, me vuelven a llevar a casa. Me compran juguetes para que me entretenga y, a veces vienen visitas que quieren que haga cosas que no me han enseñado. ¿Y tú?

Yo vivo con mis amos, que ya son mayores, y cinco hijos adolescentes. Depende quien me saca, estoy más tiempo o menos en el parque. Cuando me sacan los chicos, depende, si hay otros perros con amas estamos más tiempo, si no, hago las cosas y como a ti, corriendo para casa. Yo me hago el remolón y, aunque tenga ganas, me las aguanto lo más posible para estar corriendo o jugando con otros perros más rato. ¿Qué tal te relacionas con las perritas?

Mal, son todas unas señoritas mohínas y altaneras que, o están esperando al príncipe azul, o están esterilizadas, o tienen unas amas que en cuento te arrimas un poco, ya te están gritando y espantando. Nada chico, soltero y entero, ¿y tú qué? ¿Has tenido más suerte?

Una vez tuve una mala experiencia con una perrita que estaba contenta cuando me acercaba a ella. En un descuido y con su consentimiento, la monté, pero al momento estaba recibiendo unos palos en la espalda, que me dejaron baldado durante varios días. Desde entonces paso de carantoñas. Me conformo con soñar momentos de sexo con alguna. Ya me está mirando mi dueño para ver si termino de hacer mis cosas. ¿Nos damos unas carreras?

Vale. A ver quien llega antes a aquél árbol y vuelve aquí.

Guau.

Guau.

Rabo de lagartija

Cambiemos





Buscando la Utopía. Eliminando privilegios.
No al pensamiento único.
No al Dios fanático y justiciero.
No al derecho de veto.
No al poder militar.
No al poder del dinero universal.

Si, a la equidad de un maná colectivo de elemental necesidad.
Dando la mano al hermano para apoyarle en su  desmayo.

Que la justicia  se haga brillante como la luz solar.
Que se pudra el alma del que no la sienta sufrir.
Que se deshaga en llanto aquel que causa dolor.
Que los ruines y mezquinos se arruinen en su mezquindad.

Que vuele como los pájaros aquél que vierta su amor.
Que cubran sus sueños alas azules de tul.
Que como las madres amantes vuelquen su amor porque si.
Que naciendo todos iguales se haga la igualdad.

Que siendo infinitas las victimas, los verdugos queden atrás.
Que habiendo manos tendidas, las manos se enlacen ya.
Que las hembras de la humanidad sean respetadas por los machos,
como manda la Ley Natural y la de la igualdad.
Que los niños felices sobre la tierra  puedan jugar.
Que la Tierra nos avisa, ¡cambiad ya!

Para que los arroyos susurren mientras a los ríos van,
y los árboles se acerquen a las nubes a mirar.
Que somos muchos los avisados, nadie lo puede negar.
Que el oro en oro, nos puede enterrar.

Prefiero  la utopía a la fea realidad.
Prefiero un mundo que invierte en educar,
que  aquel que se lo gasta en armas para matar.
Prefiero paraíso pagano, al asfixiante fanático y tenaz.
Prefiero la esperanzada sonrisa, al pesimista parecer feliz.


QUIRÓN

A las diez en casa





Mientras la esperaban sus amigas, terminó de arreglarse. Un suave toque de brillo en los labios, un poco de color en sus  mejillas, y una delicada sombra de ojos en los párpados. Se puso los zapatos de tacón, se despidió de sus padres con un beso y dijo con sorna: “Sí, ya lo sé, a las diez en casa”.

Salieron a la calle, como libres mariposas  dispuestas  a saborear el néctar que para ellas era la tarde del domingo. Se veía guapísima. La noche anterior, como todas las noches de los sábados, se había almidonado el cancán  para que su vestido luciera más vaporoso. La mañana del domingo, después de ayudar en las tareas de la casa, se había lavado el pelo y colocado los rulos para que su peinado resultara perfecto. En fin, estaba orgullosa de su aspecto.

Caminó junto a sus amigas contenta y alegre imaginando cómo iba a ser esa tarde de domingo. Llegarían al guateque dispuestas a dejarse los pies en la pista. Siempre tenía  a su alrededor  varios jóvenes esperando impacientes, para que les concediera un baile. No se perdía nunca ni una pieza.  Adamo, Paúl Anka, El dúo Dinámico, Elvis Presley, todos le gustaban. Daba lo mismo el disco que sonara, lo importante era bailar, liberar endorfinas que tan bien la hacían sentirse.

Llegaron a su destino. El local estaba adornado con cadenetas. Celebraban el cumpleaños de un chico nuevo que se había incorporado al grupo. Se hicieron las presentaciones y los ojos de ambos se encontraron como si un imán los atrajera. Él la invitó a bailar, y durante toda la tarde se hicieron dueños de la pista. La joven   estaba feliz,  hacía mucho que no lo pasaba  tan bién y es que, era tan guapo y tan galante…

Hablaron, rieron, se hicieron confidencias. Al cabo de unas horas parecía que se conocieran de toda la vida. Él se deshacía en halagos para con ella, que no paraba de reír mientras que su acompañante le recitaba dramáticamente unos versos del tenorio.

De repente la voz  de una de sus amigas le bajó de las nubes: “María, son las nueve y media”. Como si de Cenicienta se tratara, se soltó de los brazos de su pareja y le dijo: “Lo siento tengo que estar en casa a las diez”. “¿Quieres que te acompañe?”, preguntó él. “Encantada”, contestó ella.

Había pasado la tarde del domingo en un abrir y cerrar de ojos. Caminaron de regreso a casa haciendo planes para verse el domingo siguiente. Se despidieron con un apretón de manos  que significaba la promesa de una nueva cita pendiente. Ambos notaron en el contacto de su piel  un aviso de que algo hermoso había nacido entre ellos.

 ¡Qué bien lo había pasado! El próximo domingo volvería a verle, sólo faltaban siete días para el feliz encuentro. Con esa esperanza entró en su casa, besó a sus padres y les dijo “he sido puntual como siempre”. En la radio se escuchaba el inicio del parte de las diez: “Gloriosos caídos por Dios y por España. Presentes. ¡Viva Franco! ¡Arriba España!”.



Luna