sábado, 27 de septiembre de 2014

Terapia de grupo





    Me llamo Juan Español y soy bipolar. Me han aconsejado que me integre en este grupo, que desahogue mis miedos y preocupaciones que, al ser compartidas, relajarán la presión que ejercen en mí.

    Mi enfermedad se despertó desde que tuve uso de razón. Mi comportamiento en las actividades colectivas era normal. Me costaba levantarme por la mañana, odiaba el colegio, era selectivo con las comidas que me hacía mi madre. Llevaba la contraria a todo el mundo. Me comportaba como cualquier otro chico. En el tiempo estival se obraba en mí una transformación que no podía evitar ni remediar. Me despertaba temprano, salía con mis primos a correr por los campos y las viñas. Los amaneceres me parecían un momento mágico. Hacía buenos amigos y comía todo lo que me ponían. Mis malos humores se suavizaban y no notaba la presión de los deberes y tareas monótonas y aburridas. El tiempo pasaba volando.

    Mi enfermedad se agravó cuando comencé a trabajar. Durante los largos meses de vida laboral gozaba de la normalidad que hacía soportable mi existencia: Estrés, prisas, exceso de tareas, incomunicación con mi familia y amigos, comidas basura y una malquerencia hacia mis superiores. Como cualquier españolito, disfrutaba de esta vida ordenada y sin sorpresas. Entonces mi bipolaridad me jugaba malas pasadas con más frecuencia. Fines de semana, puentes, períodos de excedencia laboral. Todo ello hacía que surgiera mi otra personalidad que cambiaba totalmente mis hábitos y rutinas necesarias para una supervivencia normal y sacaba ese rescoldo que me iba quemando por dentro y que no podía sujetar. Valles, sierras, vegetación, caminatas, paseos, lectura de libros, dibujos, cocina rural, trato social, intercambio de opiniones, razonamientos. Hasta llegaba a compartir mi tiempo y mis energías con otras personas. ¡Qué asco! Por más que mis actos rutinarios pugnaban por aflorar en mi vida, era incapaz de contener esos impulsos nefastos que me llevaban a cometer semejantes atrocidades con mi existencia.

    Tengo que decir que por parte de mi padre pertenezco a la familia Del Barrio, y por parte de mi madre, a la familia Campos. Quiero entender que mis genes a veces me juegan malas pasadas. Pero he llegado a la conclusión que mi enfermedad se produce por un virus, al que no han conseguido todavía los científicos descubrir su composición y comportamientos, ni han encontrado ningún antídoto para paliar sus efectos. Le han dado por llamar “Síndrome vacacional” y suele activarse en épocas estivales. Por cierto, me han dicho que es bastante contagioso por vía emocional. ¡Ayudadme a quitarme esta lacra que me corroe! ¿Por qué os vais corriendo?


Rabo de lagartija