miércoles, 29 de enero de 2014

El origen de la vida

       


           El lugar era muy acogedor. La temperatura ideal para el cuerpo humano, en cualquier época de la vida y de años pasados y venideros.

              En aquel lugar había vida, se nacía y se moría. La vida era monótona: comer, cazar, dormir, engendrar y enterrar a los que morían. Lo más normal era no saber quién era el padre de la criatura, ya que todos y todas se relacionaban  para la supervivencia. Más de la mitad de los nacidos nacían malformados por culpa de los genes.

       Fueron pasando los años y la ciencia logró grandes avances y, en el día de hoy, que los medios tecnológicos conocen las malformaciones de los fetos en el vientre de la madre y, si hay hallazgos de causas graves para la criatura,  queda la opción de no llevar adelante el embarazo, para que esa criatura no sea un infeliz si llegara a nacer.

            Esa opción, lo más natural es que la tome la madre. Meditar, reflexionar todo cuanto conlleva la vida diaria, teniendo en cuenta lo duro que es vivir cada día, en un estado físico en plenas facultades.

                El tema es muy fuerte, muy difícil, y lo peor de todo es opinar sobre la voluntad de otras personas.


Trotamundos

domingo, 19 de enero de 2014

De vez en cuando la vida nos sonríe


De vez en cuando nos sonríen las cosas por un segundo y no debería uno negarse esa alegría ni intentar sujetarla, porque sabemos, al menos sabemos ya eso, que no se puede atesorar la felicidad sin arrumbarla.

Los veranos se suceden pero no todos se aprovechan de igual manera y los veranos malgastados se amontonan en las cuentas negras de la memoria.

Otros veranos si dicen su nombre y al recordarlos  se da uno cuenta de que no sucedió ningún prodigio  más allá “del prodigio de haber sido capaces de alimentar el lado mejor del alma” y desechar la sombra enana del árbol talado.

La sombra del bien siempre tiene la esperanza de ser feliz antes de cada viaje, pero a menudo olvida cuanto ha de poner de su parte en la tarea.

 Es siempre el viajero el que estropea o arregla el viaje, poco tiene que ver en esto el barco, la vista desde la habitación, o el clima. Con el más leve giro de nuestra predisposición, la misma madre se llevará dos sabores diferentes, según sea la atención que se la preste.

La misma compañía y los mismos besos serán también dos asuntos diferentes y lo serán tanto en el  presente como en el recuerdo.

El verano se llena de significado, hasta en la menor insignificancia, si la predisposición  es positiva. Por la misma razón se trasforma una lectura repetida cuando se acepta que el tiempo  va haciendo de nosotros gente nueva.

El viajar es importante y depende en definitiva de nosotros. Siempre es la misma playa pero son otros pies. El gesto infinito produce reflejos dispares. Aceptarlo de buena gana supone abrir las celdas y dejar que los presos del miedo correteen sin hacerle daño a nadie.

En este tren de ida y vuelta a casa he pensado en esto. En un verano cualquiera he vuelto a viajar para atrás y hacia delante de la manera más sensata y sin dejar de estar aquí.

Hacerse con lo vivido es parte de la tarea de vivir.

Frente al vértigo de la edad no hay quien no sepa, que el pasado rejuvenece, que los fantasmas se agitan, que olvidar es imposible.

Los veranos hacen cosas con nosotros que no hacen los inviernos, un segundo detenido bajo el sol refresca la memoria de la piel y el viajero por fin lo confiesa todo.

Ese viajar más importante, es un viajar tan limpio como los ojos de un niño.

QUIRÓN



martes, 14 de enero de 2014

Quiero

(Propuesta de relaciones interpersonales, publicado en 1989 en el libro Cartas para Claudia.) Autor Jorge Bucay



Quiero que me oigas sin juzgarme

Quiero que opines sin aconsejarme

        Quiero que confíes en mí sin exigirme

Quiero que me ayudes sin intentar decidir por mí

        Quiero que me cuides sin anularme

Quiero que me mires sin proyectar tus cosas en mí

        Quiero que me abraces sin asfixiarme

Quiero que me animes sin empujarme

        Quiero que me sostengas sin hacerte cargo de mí

Quiero que me protejas sin mentiras

        Quiero que te acerques sin invadirme

Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten

        Que las aceptes y no pretendas cambiarlas

Quiero que sepas… que hoy puedes contar conmigo…

        Sin condiciones.

Nosotros también queremos


Cómo suena la tinta

Mentras dormía


Yo vivía en un pueblo que no conocía, pero que me sentía muy cómodo y feliz con todos los seres que en él vivían,

Las calles eran anchas, largas, blancas y muy limpias, limpísimas.

Los animales de compañía, al salir a la calle, se dirigían a un lugar para hacer sus necesidades y no molestar a nadie.

Los medios de locomoción no tenían bocina, no despedían humo ni hacían ruido, y los medios particulares de comunicación, se inflaban como los globos y luego se desinflaban para dejarlos en un pequeño espacio a la puerta de la casa de cada vecino. Nadie los tocaba, que felicidad.

Las carreteras eran de hierba verde y duraban mucho tiempo porque los coches no le causaban daño alguno y, además, se llegaba a los lugares en un espacio de tiempo muy corto.

La ciudad era muy grande. Las casas estaban separadas una de otras, lo justo para no oír las conversaciones, y así el sueño era muy duradero, y las personas se sentían más amables.



En las calles, todas las personas se saludaban, todos se conocían, hablaban unos con otros, comentaban sus inquietudes y sus deseos y, a la hora de llevar los niños al colegio, todo era orden y sonrisas.

El pueblo vivía en democracia, y elegían a sus gobernantes. Pero nadie quería ser gobernante. ¿Y sabéis por qué?, porque no cobraban nada. Y es aquí donde ocurrió lo peor, que me desperté.

Trotamundos



¡No pasa nada!


Fue necesaria una crisis, para saber lo que pasaba en España.

Con los bolsillos vacíos, se ponen al descubierto todas las trampas que, durante tantos años, el pueblo sabía y sospechaba que estaba ocurriendo a todos los niveles, desde el más chico al más grande.

La corrupción en los ministerios, ayuntamientos, comunidades autónomas, sindicatos, bancos, cajas, empresas, directores, secretarías. ¿Quién se queda fuera del choriceo? La crisis la padecen más los que menos tienen, pero los que tenían la sartén por el mango, y ahora se quedaron a dos velas (algo que nunca pensaban), están como rabos de lagartijas, dando tumbos por todas partes, para lograr que sus bolsillos se llenen de nuevo y, como no hay para tanto, se parecen a lobos hambrientos.

Parece mentira, pero ya llevamos casi 40 años en democracia, y los españolitos no sabemos castigar, a la hora de votar, a quien nos  miente en las campañas y nos llevan a la ruina.

Los españoles nos dejamos influir fácilmente por los mismos que luego nos traicionan, y esos que tanto ofrecieron, se olvidan del pueblo en un abrir y cerrar de ojos. Esos que cuando gobiernan, no paran de subir impuestos, o no pagan las facturas de las empresas. Los mismos que despiden a unos y ponen a otros, y cada día que pasa lo tenemos más difícil para llegar a fin de mes.

         Puede que algún día podamos decir esto es justicia, para olvidarnos de ¡AQUÍ NO PASA NADA!

Trotamundos

No te calles


            Mamá está triste. Desde hace días no oigo su risa. Tampoco canta cuando hace las tareas de casa. Cuando me ve por el pasillo, me toma en sus brazos, me acaricia y me llena de besos, pero lo noto. Mamá está triste.

            Un día que me desperté asustado, oí voces muy altas. Sin hacer ruido me acerqué hasta la puerta de su habitación. Estaba entreabierta y me asomé con cuidado para que no me vieran. Papá estaba enfadadísimo y gritaba a mamá. Ella estaba sentada en la cama y lloraba. Si papá se acercaba, ella instintivamente levantaba el brazo y se tapaba la cara. No respondía. Papá se alborotaba cada vez más. Al cabo de un rato, me dio miedo y me marché a mi cama. Belén y Yago dormían plácidamente. Son pequeños para darse cuenta de lo que está ocurriendo.

            Otro día, cuando sonó la llave de la puerta, mamá soltó corriendo el teléfono con el que estaba hablando con alguien y se presentó en la entrada de la casa para recibir sumisa y cabizbaja a papá. Éste abrió la puerta y, al verla, empezó a chillarla y a darla empujones. Tenía la cara roja y los ojos sanguinolentos.

He estado dando vueltas a qué tendría yo que hacer para que no ocurran más estas cosas y he llegado a la conclusión de que me tengo que armar de valor y decirle a papá que no me gusta que trate de esa manera a mamá y que estaré al lado de ella cuando la maltrate. Hasta hoy no he encontrado el valor para llevarlo a cabo, pero cuando se ha marchado papá he ido corriendo al lado de mamá y la he visto con moratones en la cara y llorando con desesperación y rabia. De hoy no pasa. Me enfrentaré con papá a pesar de las consecuencias.

            Es la hora de que llegue papá a casa. Me muevo inquieto entre el salón y el recibidor. He hecho este recorrido muchas veces y mi cabeza parece que va a estallar de tantas sensaciones encontradas. Miedo, rabia, ternura. ¡La puerta! Se abre despacio, como si no quisiera entrar a sabiendas de lo que le espera. Por fin, aparece la figura de papá en el quicio. Se le ve grande, desabrido, furioso. No lo pienso y me lanzo corriendo hacia él y le digo con rabia:

            ¡Guau, guau, grrrrrrrrrr, guau, guau, guau!


                                                                       Rabo de lagartija

Leer me lleva lejos


Leer me lleva lejos. Me lleva a abrir el libro del tiempo y recorrer sus páginas escritas con letras invisibles que solo mis ojos pueden ver. Leo los primeros recuerdos de mi aprendizaje a la lectura. Veo a la niña de la mano de su abuela caminando hasta la casa de una vecina del pueblo llamada Basilisa y que todos la conocían como la “maestra”. Esta señora enseñaba a leer a los niños pequeños que  no tenían la edad para ir a la escuela.

Cada tarde nos reunía a todos los niños en una pequeña sala, con una ventana por donde se filtraba la luz de las primeras horas de la tarde. Todos nos encontrábamos sentados en círculo y en el centro de él se encontraba ella sentada en una silla baja, quizás para hacernos sentir su proximidad. Sobre una pizarra pequeña de mano iba trazando con una tiza las vocales y consonantes formando sílabas al tiempo que nuestros  ojos muy abiertos miraban aquellos trazos, sin poder imaginarnos en aquellos momentos el gran mundo que se abría ante nosotros en un futuro.

Sigo pasando las hojas y me detengo en mis lecturas infantiles y juveniles. Recuerdo los cuentos de” príncipes y princesas” que compraba en el quiosco cuando tenía dinero para comprarlos. También recuerdo los tebeos con las aventuras del Jabato y del Capitán Trueno, con mi imaginación les acompañaba en sus aventuras. Pobre Capitán Trueno, siempre caía en las emboscadas de sus enemigos, pero él se enfrentaba al peligro para rescatar a su amada Sigrid.

Más tarde en el colegio vendría la lectura colectiva de El Quijote. Allí estaba el hidalgo cabalgando por campos de la Mancha luchando con los molinos de viento creyéndoles gigantes.

Después seguiría la lectura de Bécquer, sus Rimas y Leyendas. A través de ellas podía imaginar al enamorado joven, Fernando lanzándose a las cristalinas aguas del lago tras los ojos verdes de la misteriosa dama que vivía en el fondo de ellas.

Según ha pasado el tiempo, por mis manos han ido pasando diferentes lecturas de libros, de ellos unos me han  llegado más que otros, pero en cada uno de ellos he hallado el mensaje de su autor quería transmitir.

Leer me lleva lejos, me lleva a viajar con la imaginación  al mundo de fantasía que esconde en su interior el libro.


IRIS

Se ha apagado una luz



Supiste Convertir el odio eterno
en ejemplo de bondad y de perdón.
Supiste perdonar a quien te hirió
llevando así la paz a todo un pueblo.

No hubo palabra de reproche al carcelero,
tu conciencia descansará tranquila
y tu alma reposará en el cielo.

No quisiste vengarte del tirano.
Abrazaste al opresor como amigo,
perdonaste a todos tus enemigos,
y sin más, les tendiste la mano.

Con orgullo tu pueblo y tu familia,
con orgullo todos los africanos,
cantan y bailan y se dan la mano
para darte amorosa despedida.

No quiero que me embargue la tristeza.
No quiero que mi corazón te llore.
Quiero contar como un simple poeta
y alabar tus bondades y tus dones.

En el mundo dejas muchos amigos,
el llanto del planeta te despide
orgulloso de haberte conocido.

Tu amor se ha de enseñar en las escuelas.
Descansa en paz… generoso Mandela.


Luna

viernes, 3 de enero de 2014

NI TU "PA" MI, NI YO "PA" TI



Amigo Arturito, en tu reino de Camelot
se te han fundido los plomos,
la codicia y el ansia de grandeza
y el emperramiento de notoriedad y obstinación,
te han llevado a confundir al pueblo,
el mismo pueblo que un día te dio su voto,
y ahora se siente herido por falta de verdades.

No se puede ser REY siendo vasallo.
No se puede ser REY oprimiendo el pueblo con mentiras.
No se puede ser REY por el beneficio propio.
No se puede ser REY engañando a un pueblo honrado y trabajador.
No se puede hundir a un pueblo por el beneficio propio
No es justo que a unos les falte el pan y otros lo tiren.
No se puede ser gobernante cuando a un pueblo lo dividen.