sábado, 28 de marzo de 2015

Algo está pasando





            Hoy me he levantado y he mirado por la ventana. Un cielo encapotado, gris y húmedo. Los árboles se cimbrean con el soplo de un viento gélido. Paraguas y prisas por las calles y limpiaparabrisas como diapasones, de un lado a otro de los cristales. Noto que cada día amanece un poco más temprano y la luz vespertina dura también un poquito más.

         No estoy seguro, pero creo que ayer vi a una pareja de urracas que traían en el pico unos palitos y los iban trenzando entre las ramas del platanero que da a mi ventana. También recuerdo que al pasar por el parque, me llamó la atención la cantidad de patos, del lago cercano, que nadaban en el estanque, como buscando un lugar idóneo para traer a su pareja. Los prunos y los almendros, que atrevimiento, se han puesto sus galas coloridas como si celebraran una fiesta. El resto de árboles del parque, se desperezan de su letargo y asoman en sus ramas los nuevos brotes, como patio de vecinos con todas sus ventanas abiertas.

         Desde hace unos días, parece como si mi piel se resecase y me produjera sensación de picor y desazón. Me visto, con jersey y chubasquero y voy a comprar el pan. En la calle, la tierra huele a humedad y a savia nueva. Los loros silvestres están como locos, con sus gritos, llamándose unos a otros. Los veo en las ramas en parejas, con su bronca habitual. Los jardines huelen a mantillo. ¡Qué asco! La cantidad de excrementos de perro que se ven en las aceras. Tienes que ir mirando al suelo y sortearlas. Qué poca conciencia tienen los dueños de estos animales. En el parque existen unos espacios dedicados a las fieles mascotas, para que hagan sus necesidades fisiológicas.

         Ya huele a pan recién horneado, Hay cola para comprarlo. ¡Qué será el pan! Harina, agua, sal y levadura, forman parte de nuestra cotidianeidad, y sin él no seríamos felices. Pasteles, bollos, tartas y… torrijas. ¿Tan pronto? Todavía me estoy comiendo los polvorones que sobraron en Navidad. ¡Juventud, qué pronto te has ido! El tiempo es imparable. No descansa, no se detiene, no da tregua.

         Llego a casa, meto el paraguas en la pila, cuelgo en el baño el chubasquero, me pongo las zapatillas de casa, y le pregunto a mi mujer si ha llamado alguien. Han llamado los nietos y han preguntado por mí. Le han contado a la abuela que en el colegio les han dicho que acaba de entrar la primavera. Bendita sea.


Rabo de lagartija

No hay comentarios:

Publicar un comentario