sábado, 20 de octubre de 2018

En el metro





La despertó el sonido del despertador. Inmediatamente se dio cuenta de que aquel timbrazo la sacaba de un sueño muy real, quiso apagar el reloj para saborear su sueño, tanteando sin mirar notó que el reloj cayó al suelo, un poco enfadada puso los pies en las frías baldosas y recogió el reloj que aún sonaba estridente.

Fue a la cocina y descubrió que no había café, calculó un momento y pensó que sería buena idea poner la cafetera al fuego y  mientras se daría una ducha rápida. El agua estaba tan calentita que se demoró un poco más de la cuenta, de tal manera que, cuando fue a la cocina el café había hervido y se había salido dejando un reguero oscuro a través del mueble blanco y un charco en el suelo al que miró muy enfadada. Ahora tenía que recogerlo.

Con el ánimo ofuscado fue a vestirse, buscó una camiseta que no encontró por ningún sitio, desistió y se puso una blusa que no le apetecía en absoluto. Ya preparada se dispuso a bajar al portal, el ascensor tardaba demasiado, decidió bajar por las escaleras. Caminando hacia el metro, un perro que pasó por su lado comenzó a ladrar fuertemente, provocándole un pequeño susto y pensó ¿qué más me puede pasar hoy?
Pero el destino le tenía reservada una cosa más.

Al momento de cerrarse las puertas del vagón, empezó  a sonar la música, una canción muy conocida que a ella le gustaba especialmente, llevando el ritmo con los pies y tarareando  se bajó del metro mucho más contenta de lo que había entrado.

Sonriendo pensó que la música puede hacer que un mal día cambie por completo.

Clave de Sol

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