sábado, 10 de diciembre de 2016

Dos en uno





El mar  la mar
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Se esfumó la tarde y el pincel se quedó en el aire, como buscando la luz. Ella siguió sentada, cerró los ojos para sentir el vaivén  de las olas. La marea, como cada anochecer, comenzaba a agitarse. Eran aquellos unos momentos para dejarse llevar junto al mar,  la mar, como cantaba  aquel gaditano famoso.

            Era su hora culminante, la recompensa por su jornada, que como cada día ella llenó de rutina. A ella la rutina, su rutina, la mantenía en jaque todo el día. Sus muchos quehaceres la mantenían ocupada hasta estas, que matemáticamente cerraban sus jornadas junto al mar. Pintando hasta que caía la luz,  y como obedeciendo a un imperioso mandato interior, se entregaba a la complacencia de sus sentidos relajados, distendidos, placenteramente mecidos al compás de las olas del mar. De la mar.



Confieso una duda

Estaba planteándome tener un hijo y pensando en los pros y en los contras. Sabes cuanta gente no tiene hijos, y a ti se te pasa el arroz… No sé, pues viven muy tristes hija. Cosas así decían mis familiares para molestarme. Lo cual es una estupidez.

            Yo sabía, gracias a mi amistad con gente mayor que yo, que no, que eso no era verdad, entre mis amigos los hay sin hijos y son las personas más felices y satisfechas que conozco. De ellos he aprendido que tener hijos no significa automáticamente sentirse feliz  y realizada: eso, como todo, tiene que trabajárselo una misma. ¿Por qué trasladarle la responsabilidad a un niño, es más bien cruel. No?

Veía como mi ventana biológica empezaba a cerrarse y estaba paralizada: sabía que mi útero y mi alma se harían añicos  si no tomaba una decisión clara, en un sentido u otro. De modo que decidí lanzarme.

Una vez preñada, la mente no para de incordiar, la verdad es que si este niño me deja incapacitada y acaba con mi inspiración, y hace que mi música se convierta en algo insípido y sin vida, pues no se… Pues vete de puntillas y abandóname en mi equilibrio y mi sosa y feliz miseria.

 Bueno vale, a lo mejor necesito este niño para crear arte ¿Quién sabe? Después de todo, no deja de ser un gran cambio…

 

QUIRÓN

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