miércoles, 23 de noviembre de 2016

Centenario





        Junto a la mata de romero bajo el cerezo centenario, con la vista perdida sobre La Cabrilla, y a sus pies El Arenal, la mente se queda en blanco y el cuerpo se relaja y reposa,

        A lo lejos, tocando el cielo, los riscos de Los Galayos, con más de 2.000 metros de altura, cada día me dicen algo nuevo, aunque los contemplo desde niño, y es que en ese lugar exacto, es donde las nubes comienzan a hacer su aparición y, según los casos, nos muestran el estado del tiempo que próximamente vamos a tener.

        Ahí, en el corazón de Gredos, y bajo las ramas de4 este árbol centenario, oteando los picos de La Cabrilla (2.000 m) y La Peñita (1.900 m), el tiempo no cuenta, sea la época que sea. En otoño el decorado entre ocre, amarillo, verde y gris, el paisaje es misterioso. En invierno las montañas con la nieve, y a sus pies con los pinares, te invitan a tocar la blancura de la capa que cubre el monte. La primavera hace renovar el paisaje, comienzan las labores del campo para la sementera, las yemas de los árboles nos enseñan el fruto que está por llegar, si los hielos no los perjudican cuando la floración. Los miles de cerezos cubren el término municipal en una alfombra sin comparación, y quien dude, que venga a verlo. El verano es el lugar elegido por una muchedumbre de personas, que desean gozar del agua del que el río Arenal llena los charcos naturales, creados por el agua durante siglos, entre las rocas limpias y milenarias, donde tomar el sol es un vicio, y sino, pruébalo.

        Y repito, desde aquí, bajo las ramas de este cerezo centenario, te invito a coger cerezas y a pensar que la vida también es esto.


Trotamundos

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