miércoles, 11 de diciembre de 2013

Engrandece a la persona



ENGRANDECE A LA PERSONA

La integridad, lealtad, sinceridad, respeto, honestidad, generosidad, responsabilidad…

ENVILECE:

La codicia, el abuso, la mezquindad, la soberbia, la hipocresía, la traición, la ira, la mentira ...

¿Que les induce a las personas a cambiar sus valores y envilecerse? curiosa y a la vez clara respuesta; el “egoísmo”. Es uno de los pecados capitales de una parte de la humanidad, primero y sobretodo “yo” por encima de todo lo demás; siempre existieron esas personas pero hoy más que nunca necesita la sociedad mundial  recuperar esos valores perdidos, que afectaron y siguen afectando tanto a la buena relación y convivencia.

No se puede ser feliz si no consigues que lo sean quienes están en tu entorno, y también a quienes sin conocer demasiado demandan  ayuda.

Dada la situación económica del país, en parte por la mala gestión política y por todos aquellos corruptos que se apropian del dinero público que no les pertenece, ello deja desprotegidos a aquellos a quienes con nuestros impuestos se deberían favorecer en situaciones tan críticas como son estas: familias rotas por la falta de ingresos al no tener trabajo, ello implica no poder cumplir sus pagos hipotecarios viéndose abocados a abandonar sus hogares sin tener donde alojarse.

 Y de nuestra generosidad depende que se sientan un poquito aliviadas, dentro de sus carencias. Las necesidades básicas sin cubrir, muchas de las veces desembocan en la soledad, y esta en la pérdida de dignidad del ser humano.

Es lamentable y doloroso ver a personas de varias edades y nacionalidades en estas noches gélidas durmiendo al raso, sobre todo a niños y ancianos.

Las O N G hacen una labor encomiable, y a ello hay que añadir la ayuda altruista de los admirables voluntarios, ya que al anochecer recorren los lugares donde se cobijan llevándoles alimentos y mantas para aliviar sus necesidades.

Se que en estas fechas próximas a las navidades son propicias para que se nos ablande el corazón, pero no es suficiente, no podemos ni debemos olvidar que el resto del año siguen teniendo las mismas necesidades, y dado que los servicios sociales no cubren todas esas carencias, nosotros, “el pueblo llano” que solemos ser más generosos y sensibles que aquellos que viven en la opulencia, “o sea, políticos entre otros”, en la medida que podamos debemos involucrarnos, y ello hará que nos sintamos mejores personas si cuando nos piden ayuda nos les dejamos ir con las manos vacías, acompañadas estas de un gesto de afecto por nuestra parte, que ellos tanto necesitan.

Hoy cualquiera de los afortunados que tienen trabajo, si se vieran privados de él, podrían verse afectados de la misma manera. Debemos intentar pensar en ello y ponernos en su lugar. Ha de ser muy duro tener que vivir, más bien “malvivir” de la caridad de sus semejantes, con la triste y dolorosa impotencia de no poder cambiar esa situación. 

                                                     Voleta                           

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