Sería interesante pensar, por un momento, cómo se
viviría en un mundo sin fronteras. Donde todas las personas fuéramos ciudadanos
del mundo. En el que nadie se sintiera con más derechos, para poder decidir el
destino del ser humano. Será una utopía lo que estoy diciendo pero, ¿por qué no
soñar que esto pueda ser realizable?
Vemos que
hay gente, que por azar de la vida, han nacido en países más pobres, y por esta
razón, están condenados a las humillaciones y penurias que los países ricos
quieran hacer de ellos.
Cuando hay
grandes conflictos, como epidemias o guerras, el destino suele ser más
sangrante para estas gentes. Sobre todo al ver a esos niños con el vientre
abultado, y esas lágrimas que brotan de sus ojos tristes, como pidiendo
justicia.
Puede ser
que lo que digo sea algo muy repetido. Pero no por ello deja de ser cierto.
Nuestro comportamiento ante tanto conformismo, quizá no sea el adecuado. Por lo
menos podríamos apoyar a personas que dedican sus esfuerzos a paliar estas
desigualdades.
Podrán
decir que somos ilusos e ingenuos, pero si repasamos la historia, veremos que
siempre ha habido gente con sueños que no eran creíbles. Como Galileo cuando
dijo que la tierra era redonda, y se le taché de loco. Entonces, ¿por qué no
soñar que, en un futuro, pueda haber un mundo sin fronteras, donde no hubiera
colores ni barreras que nos separaran, sólo por tener más riquezas unos que
otros?
Blanca
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