miércoles, 26 de noviembre de 2014

Un mundo sin fronteras





    Sería interesante pensar, por un momento, cómo se viviría en un mundo sin fronteras. Donde todas las personas fuéramos ciudadanos del mundo. En el que nadie se sintiera con más derechos, para poder decidir el destino del ser humano. Será una utopía lo que estoy diciendo pero, ¿por qué no soñar que esto pueda ser realizable?

    Vemos que hay gente, que por azar de la vida, han nacido en países más pobres, y por esta razón, están condenados a las humillaciones y penurias que los países ricos quieran hacer de ellos.

    Cuando hay grandes conflictos, como epidemias o guerras, el destino suele ser más sangrante para estas gentes. Sobre todo al ver a esos niños con el vientre abultado, y esas lágrimas que brotan de sus ojos tristes, como pidiendo justicia.

    Puede ser que lo que digo sea algo muy repetido. Pero no por ello deja de ser cierto. Nuestro comportamiento ante tanto conformismo, quizá no sea el adecuado. Por lo menos podríamos apoyar a personas que dedican sus esfuerzos a paliar estas desigualdades.

    Podrán decir que somos ilusos e ingenuos, pero si repasamos la historia, veremos que siempre ha habido gente con sueños que no eran creíbles. Como Galileo cuando dijo que la tierra era redonda, y se le taché de loco. Entonces, ¿por qué no soñar que, en un futuro, pueda haber un mundo sin fronteras, donde no hubiera colores ni barreras que nos separaran, sólo por tener más riquezas unos que otros?


Blanca

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