Quiero empezar
diciendo que una de las palabras que más me gustan, es sinceridad. Las personas
que me conocen, creo que todas, coincidirían que, a pesar de mis muchos
defectos que pueda tener, sinceridad y justicia es algo que llevo como baluarte.
No puedo entender que olvidemos estos valores sólo por conseguir ciertos
privilegios, cuando está en juego la supervivencia de tanta gente.
No sería tan difícil aparcar un poco de
riqueza, como coches lujosos, cruceros millonarios y más caprichos, que seguro
pasarían desapercibidos si no los tuvieran. Por el contrario, ello haría que
gente corriente, de la calle, que tienen que mirar un euro, pudieran vivir más
desahogadamente. Aunque también podríamos hacernos una crítica todos. Me entran
dudas sobre cual sería el comportamiento de los más débiles, si se estuviera en
el otro lado.
Sinceramente,
creo que nos duelen las cosas cuando nos tocan a nosotros, aunque, a lo mejor,
no nos hemos parado a pensar que, cuando estábamos en una situación económica
mejor, nuestro proceder no fue el adecuado con los demás.
Para nada
quiero ser portadora de críticas hacia nadie, pero lo mismo que digo que me
gusta la sinceridad, tengo que decir lo que siento. Es una reflexión que me
hago a mí misma, que puede ayudarme a ser mejor persona, y pensar que tal vez,
desde nuestro círculo en que vivimos, podemos hacer algo para el bien común.
Blanca
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