viernes, 21 de noviembre de 2014

Cuando pica la avispa





         La carne se pone al rojo cuando el insecto pica, y el lugar picado duele y comienza el dolor. Haciendo una comparación, es algo así como lo que le está pasando a los españoles. Digamos que los españoles están picados por ese insecto, que llamamos rivalidad, y que unos lo sienten más de cerca que otros, pero que sí están picados.

         Cuando hay un brazo apetitoso, a todos les gusta chupar el líquido que contiene, porque es la forma de alimentarse. Una vez hecho el primer “·chupetón”, se pierde el miedo a seguir repitiendo las veces que sea menester.

         Por decirlo de alguna manera sencilla, primero “chupa” el zángano, que sería el más valiente. Luego, le siguen los demás, hasta que todo el que tiene a mano el “brazo”, “chupa y chupa”. Pasado cierto tiempo, el brazo se queda casi seco, y al no tener donde picar, empiezan las peleas entre unos y otros. Los que están detrás, pican a los de delante, y así la cadena hasta que llega al último, y como ese no sabe donde, se dedica a picar por todas partes, a diestro y siniestro. Pica en los brazos, pica en los platós, pica en la prensa. Pica don de sea necesario, para que se den cuenta que está vivo y que sigue dispuesto a seguir picando.

         Si la primavera no es propicia para sus planes, y la flor no tiene el néctar que él esperaba, los picotazos se hacen tan agresivos que contaminan su panal, contaminan su entorno, pican a los otros insectos y, por último, acaban por contaminar a todo un pueblo. Ese pueblo que puso el brazo del cual se alimentó y que, entre unos por un lado y los otros por otro, envenenan al pueblo hasta crear tal odio, que hasta los más pacíficos comienzan a enseñar los dientes.

Trotamundos

No hay comentarios:

Publicar un comentario