Ayer
nevaba en la sierra,
esa
sierra que me vio nacer,
que
hace días estaba seca
y
empezaba a padecer.
Porque
esta sierra es vida
cuando
su blanco mantón,
cuando
lloran sus arroyos
y
se alegra el corazón.
Cantan
sus arroyos blancos
por
el agua y por la espuma,
bailando
de charca en charca
que
hasta la trucha se suma.
Y
hasta las aves se asoman
a
contemplar las chorreras,
donde
las rocas lavadas
le
cantan sus primaveras.
Y
esos pequeños reptiles
se
asoman entre las ramas,
a
contemplar la crecida
y
conversan con las ranas.
Esperamos
que la sierra
se
cubra de blanco armiño,
y
la nevada sea fuerte
igual
que cuando era un niño.
Trotamundos
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