La moragá, la calbotá, castañas
asadas.
Ayer por la tarde, a las 19,45 horas,
la plaza estaba casi desierta, tan sólo había unas veinte personas y algunos
coches que circulaban de un lado para otro. A las ocho de la tarde, en esta
misma plaza, ya se podían contar las personas por cientos.
Y… Se preguntarán cual es la razón de un cambio tan
notable en tan solo quince minutos. Pues bien, ahí va la razón: En este pueblo,
hay una costumbre muy antigua de hacer la “Moragá”, que es lo mismo que asar
castañas.
Hasta hace unos años, se asaban entre
corros de amigos y cada corro hacía su lumbre, y se asaban en el campo, y era
una tarde de buena armonía entre todo el personal del lugar.
Como todo cambia en la vida, debido a
los fuegos, se prohibió hacer lumbre en el campo, y eso nos ha llevado a idear
una forma para que el pueblo celebre una costumbre, o una fiesta, que se
recuerda desde hace muchos años. Y con tal motivo, se asan las castañas en la
plaza, y que son gratis para todo el que llega, y el caso es que cada año son
más personas las que acuden para la degustación, acompañadas de un buen vino,
ya que son muy buenos compañeros los dos componentes para alegrar la vida un
buen rato.
Es muy grato ver una mano con las
castañas asadas, y en la otra un vaso con vino, porque la alianza de los dos
componentes proporcionan un buen rato de felicidad, de la que disfrutamos
padres, hijos y abuelos y no importa el frío ni la lluvia.
Hay que agradecer
encarecidamente a las personas que se presta, voluntarias, para asar y
repartir, y lo hacen con buena voluntad y desenfado.
PARA TODOS, GRACIAS DE VERDAD.
Trotamundos
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