A la democracia no se la
puede mirar con un encogimiento de 
hombros
 porque siempre hay alguien al acecho para
dinamitarla. Porque, de pronto, aparece una garra siniestra que sorprenderá y
aterrará hasta a los
 más indiferentes, apáticos y displicentes a
ella.
La democracia no  es de los políticos, no lo es exclusivamente:
La democracia es  del pueblo. Por lo tanto, por nuestro propio
bien y por el de nuestra descendencia, hemos votado. Votamos sí a la
democracia, sí a la libertad, 
sí a los derechos
humanos, si a la  protección de los más
necesitados,
de los más débiles ;  Sí a un estado donde solo sufran persecución
los asesinos, los malhechores, los 
corruptos y los que abusan de otras personas indefensas.
Un Estado sin vetos a la
opinión y a la información.
Un Estado que apueste
firme por la evolución, por el progreso y por un futuro esperanzador para sus
ciudadanos y para sus instituciones.
 Elijamos entre nuestros políticos  candidatos, al que creamos que  mejor puede garantizar los citados ideales. ¡Hemos
votado! Votamos
                           como si nos fuera la vida en ello.   
                QUIRÓN

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