sábado, 16 de noviembre de 2019

El tiempo muere de cansancio





El tiempo muere de cansancio.
Impotente a la derrota, el tiempo muere de cansancio.
Porque el tiempo es el gran terror del hombre,
pero el tiempo solo teme a las pirámides. Porque su eternidad
 nos protege de los dioses  de la eterna pesadilla.
¿Por qué no apagan esas hogueras si ya solo iluminan la derrota?
Mira a las parcas ciudad mortificada, como plagas nefandas, impías y agoreras. El  áureo carro del triunfador, el rictus de severidad se había suavizado, las comisuras de los labios aparecen distendidas a punto de concederse una sonrisa de afabilidad.
Un padre que acoge con benevolencia  los devaneos de sus hijos.
El botín gigantesco, la rapiña infame, el tesoro de los hijos Tolomeos y que durante generaciones expoliaron los templos de los antiguos dioses y las tumbas de los reyes del Nilo, anteriores a las pirámides.
Marco Antonio y los hijos de Cleopatra Séptima, los mellizos Cleopatra Selene, Alejandro Helios, y Cesarión rey de reyes.
No era la circunstancia la encargada de proteger a los desamparados
vástagos de innobles agresiones.
Todas las políticas navegan a merced del ocaso. Toda la ciudad de Alejandría era de mármol blanco.
Marco Antonio se suicidó y Cleopatra prisionera y muerta, Cesarión
decapitado en Menfis y los mellizos, Octavia los recogió.

Quirón       

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