sábado, 2 de noviembre de 2019

El reencuentro





         Poco a poco fueron llegando los comensales a la puerta del restaurante. Abrazos, besos, saludos. Inspección ocular del ex compañero, después de varios años sin verse. “Parece que has engordado”, “Y tu flequillo, donde ha ido a parar, estás calvo”. “¿Cómo lo haces para mantenerte igual que hace años?”.

         Se forman corrillos por afinidades, aunque todos se conocen, hay más apego a unos que a otros. Todos forman parte de la existencia de todos. ¡Ah, aquellos tiempos en que éramos jóvenes y veíamos la vida como una carrera de fondo en la que había que alcanzar las metas más altas! La realidad aplastante quedaba plasmada en los rostros de todos. Habían envejecido poco a poco, lo cual no quitaba que la alegría del encuentro bailara entre todo el grupo.

         Se sientan a las mesas preparadas al efecto siguiendo el orden de predilección de todos los asistentes. Se habla del pasado, del presente y del futuro. Se intercambian enfermedades, situaciones sociales y familiares, alegrías y penas y se olvidan por un momento del presente e intentan revivir el pasado positivo. Se levantan unos y otros, van a compartir ratos y anécdotas con el resto de compañeros.

         La comida es abundante y buena. El promotor del evento pasa por las mesas recaudando el importe del condumio y pasando lista. “Ha fallado fulanito y menganito. Pero somos un montón todavía”. Los postres, después de cervecitas y vinitos que riegan la comida, son más alegres. Se canta algún cumpleaños feliz para los que recientemente han cumplido años. Se cuentan chistes, anécdotas graciosas y críticas a la cúpula jerárquica de aquellos tiempos.

         En una misma mesa están entremezclados jefes, empleados, subalternos, secretarias y demás categorías laborales de aquellos tiempos. Los galones no han entrado al reencuentro y todos son iguales y su único deseo es compartir ese rato lo más agradablemente. Se olvidan pequeñas rencillas y desacuerdos del pasado y solo quedan vivencias conjuntas de todos los reunidos.

         El tiempo del reencuentro se va agotando, algunos forman partidas de mus y se quedan otro rato tomando unas copas. Otros se marchan ya a sus casas y a sus vidas actuales. Todos tienen el deseo de volver a reunirse otro año y rememorar esa parte de su existencia que pasaron juntos. Algunos, por distintas razones, no verán la próxima reunión de compañeros.

         ¡Viva la amistad por siempre!


Rabo de lagartija

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