Poco a poco
fueron llegando los comensales a la puerta del restaurante. Abrazos, besos,
saludos. Inspección ocular del ex compañero, después de varios años sin verse.
“Parece que has engordado”, “Y tu flequillo, donde ha ido a parar, estás
calvo”. “¿Cómo lo haces para mantenerte igual que hace años?”.
Se forman
corrillos por afinidades, aunque todos se conocen, hay más apego a unos que a
otros. Todos forman parte de la existencia de todos. ¡Ah, aquellos tiempos en
que éramos jóvenes y veíamos la vida como una carrera de fondo en la que había
que alcanzar las metas más altas! La realidad aplastante quedaba plasmada en
los rostros de todos. Habían envejecido poco a poco, lo cual no quitaba que la
alegría del encuentro bailara entre todo el grupo.
Se sientan a
las mesas preparadas al efecto siguiendo el orden de predilección de todos los
asistentes. Se habla del pasado, del presente y del futuro. Se intercambian
enfermedades, situaciones sociales y familiares, alegrías y penas y se olvidan
por un momento del presente e intentan revivir el pasado positivo. Se levantan
unos y otros, van a compartir ratos y anécdotas con el resto de compañeros.
La comida es
abundante y buena. El promotor del evento pasa por las mesas recaudando el
importe del condumio y pasando lista. “Ha fallado fulanito y menganito. Pero
somos un montón todavía”. Los postres, después de cervecitas y vinitos que
riegan la comida, son más alegres. Se canta algún cumpleaños feliz para los que
recientemente han cumplido años. Se cuentan chistes, anécdotas graciosas y
críticas a la cúpula jerárquica de aquellos tiempos.
En una misma
mesa están entremezclados jefes, empleados, subalternos, secretarias y demás
categorías laborales de aquellos tiempos. Los galones no han entrado al reencuentro
y todos son iguales y su único deseo es compartir ese rato lo más
agradablemente. Se olvidan pequeñas rencillas y desacuerdos del pasado y solo
quedan vivencias conjuntas de todos los reunidos.
El tiempo
del reencuentro se va agotando, algunos forman partidas de mus y se quedan otro
rato tomando unas copas. Otros se marchan ya a sus casas y a sus vidas
actuales. Todos tienen el deseo de volver a reunirse otro año y rememorar esa
parte de su existencia que pasaron juntos. Algunos, por distintas razones, no
verán la próxima reunión de compañeros.
¡Viva la
amistad por siempre!
Rabo de lagartija
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