sábado, 24 de marzo de 2018

Nadando a contracorriente





         Las puertas del colegio se abrieron y empezaron a salir niños y niñas de todas las edades como si se estuviera quemando el edificio. Algarabía, risas, encuentros con sus familias, juegos. Qué bonita es la infancia. Sin preocupaciones mayores, con espíritu alegre, con ganas de cambiar el mundo.

         Cuando Miguel divisó a su abuelo, se le abrió una sonrisa y se le avivaron los ojos. Salió corriendo con los brazos abiertos y saltó encima del abuelo fundiéndose con él, al grito de “abuelo…” Damián sintió el cosquilleo en su cuerpo y se inundó de emoción. Nada era comparable con el cariño de un niño alegre, bueno y feliz.

         Volvieron andando a la casa de Miguel en una conversación fluida, donde se contaban ambos sus vivencias, experiencias y ratos buenos y malos. El colegio, los deberes, las actividades deportivas, los compañeros. Sobre todo ello informaba el nieto al abuelo.

         Hoy habían tenido que hacer un dibujo cada alumno y también participaron los profesores. Luego los habían pegado a las paredes de la clase formando un mosaico de colores y formas. Todos habían dibujado pececitos y habían escrito algo solidario con un niño que se había perdido y que estaban buscando muchas personas.

         Los acontecimientos se precipitaron en un final por nadie deseado que hizo llorar hasta a los hombres más duros. El pececito no nadaría ya más.

         Esa noche, el abuelo tuvo sueños inquietos en el que su nieto Miguel se marchaba de su lado para siempre. Se despertó llorando y con una opresión en el pecho que no le dejaba respirar. Poco a poco fue tomando conciencia de que todo había sido un sueño. Se acordó de esos padres y familiares del pequeño pececito y comprendió lo que podían estar sintiendo y sufriendo su pérdida. Su mente se solidarizó con ellos y les mandó ánimos para seguir viviendo y luchando con su ausencia, siempre marcada por el amor recíproco que vivieron junto a él.


         Hoy todos somos pececitos como Gabriel.


Rabo de lagartija

No hay comentarios:

Publicar un comentario