sábado, 17 de marzo de 2018

La carta





         Esperanza abrió el buzón y recogió la correspondencia y la publicidad. Lo miraría tranquilamente en casa. Subió cansinamente la escalera hasta el tercer piso cargada con las bolsas de la compra. Entró en su casa  y sacó el contenido de las bolsas y lo guardó en su sitio. Cogió las cartas separando la publicidad, se las llevó al cuarto de estar, buscó sus gafas de leer y se arrellanó en su butaca preferida. Facturas, invitación para asistir a un acto donde le regalaban de todo sólo por asistir, y una carta del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, firmado por la propia ministra. Empezó a leer su contenido, donde expresaba que el Gobierno, haciendo una vez más un esfuerzo por proteger y consolidar  las pensiones, incrementaba un 0,25% las mismas para este año de 2018. También le informaban que este incremento lo mantendrían hasta el año 2022.

El incremento del IPC este año es del 1,7%. La electricidad ha subido un 10% a principios de año. Esperanza cobraría 639,30€, con un incremento de 1,52€. El partido del Gobierno había prometido al ganar las elecciones que nos subiría cada año las pensiones, y lo ha mantenido.

También le agradecen, como a todos los pensionistas, la contribución  que han tenido durante todos estos años de crisis, para mantener el país y que, gracias a ello, nos aumentan las pensiones. A Esperanza se le cayó el alma a los pies. Ya no tendría capacidad para afrontar los gastos esenciales para su mantenimiento. Cada día notaba que con lo que le quedaba en el mes, después de quitar recibos y gastos fijos, no le llegaba para una manutención digna, ni para poner la calefacción o renovar su vestuario.

         El artículo 50 de la Constitución Española dice: “Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad”. El Sr. Presidente del Gobierno, durante una moción de censura que le presentó la oposición dijo que “Cuanto  peor, mejor para todos, y cuanto peor para todos mejor”

         Enrique Jardiel Poncela dijo en una ocasión: “El que no se atreve a ser inteligente, se hace político”.


Rabo de lagartija

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