jueves, 26 de febrero de 2015

Remembranzas





        Dicen que evocar y contar recuerdos del pasado es un síntoma de vejez. Yo debo de ser Matusalén, porque siempre estoy recordando cosas de mi infancia, y no es que a estas alturas de mi vida no esté contenta con lo que me ha tocado vivir y el momento que vivo, pero sí es verdad que, al tener tanto camino recorrido, es lógico que sin darte cuenta evoques los momentos pasados de tu vida para, sin querer, comparar aquello con esta etapa que vivimos ahora.

        Estoy ya en la década de los sesenta, o sea la “década prodigiosa”, y recuerdo que los juguetes de mi generación eran muy distintos a los de ahora. Si los vieran nuestros nietos se reirían. Un juego que nos gustaba mucho a las chicas era el de las tabas. Mis compañeros de época sabrán a lo que me refiero. Eran unos huesos que se extraían  de la pierna del cordero. Necesitabas seis para el juego. Y consistía en que estando sentadas en el suelo, las echabas en él, tirabas al alto una pequeña pelota o una canica, y al tiempo ibas cogiendo las tabas una a una, que tenían diversas posiciones.

        Otro juego de chicas eran los alfileres de colores, los “monis”, el rescate, el pañuelo, el pico, la comba. En juegos de mesa teníamos el parchís, la oca, el palé… Leíamos tebeos de aventuras, los intrépidos Roberto Alcázar y Pedrín, el Guerrero del Antifaz, el Capitán Marvel y los cómic, Pulgarcito, Jaimito, TBO, y así  nos iniciamos en la literatura.

        Éramos súper felices sin tener grandes cosas, o más bien sin tener nada. No quiero decir que los niños de ahora no lo sean, si no que al vivir en esta sociedad de consumo, antes de anunciar un juguete en el televisor, ya lo tienen. Y eso quiere decir que, sin ellos pretenderlo, no valoran las cosas.

        No teníamos tele, pero la radio era un entretenimiento fascinante. Escuchábamos cuentos, seriales radiofónicos para mayores y pequeños. Entre los infantiles estaba “Diego Valor, el héroe del espacio y del futuro”. La radio en  nuestra época fue una gran amiga y compañera de nuestra vida cotidiana.

        Nos sentábamos toda la familia alrededor de la mesa para escuchar a nuestro querido “Gila”, o a “Pepe Iglesias el Zorro”, un humorista argentino que imitaba voces.

        Alquilábamos bicicletas por horas, porque tener una bici entonces era un privilegio.

        Hacíamos colección de cromos de animales, de futbolistas, de artistas de cine. Teníamos inventiva para hacer nuestros propios juguetes.

        En fin, no quiero ponerme pesada con mis historias. Pero de vez en cuando recuerdo estas pequeñas cosas, y me hacen reflexionar que en el largo viaje de la vida, ya tengo un camino recorrido, y espero seguir recorriendo y disfrutar de todo lo que la vida me depare, porque realmente estoy con los tiempos modernos. Pero recordar es bueno para que no se nos olvide lo que hemos prosperado y lo que hemos adelantado.

        Creo que la infancia es una parte muy importante de nuestra vida, que de vez en cuando nos gusta recordar.

Luna


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