sábado, 14 de febrero de 2015

Miro al horizonte de nuevo







            He salido de mi agonía, puedo respirar y soy feliz. Hoy el corazón me revolotea en el pecho, como una paloma en libertad, ansiando recuperar el tiempo perdido. Tiempo de letargo que sufrió cuando tú eras su dueño y él, un esclavo de tus vilezas. Hoy he empezado a quererme y me voy a querer toda la vida, hasta recuperar todo lo que me arrebataste, mi dignidad, mi yo. ¿Cuándo me decidí a dar el paso? Fue aquella mañana, en la que me levanté dolorida por la paliza de la noche anterior, y avergonzada por consentir de nuevo tus caricias y besos, que compraban mi perdón, como tantas y tantas veces.

            Me miré al espejo detenidamente, y no me reconocí. Mi sonrisa, aquella sonrisa de adolescente que tanto me caracterizaba, había desaparecido de mi rostro. Estaba enterrada en lo más profundo de mi alma, y en su lugar ahora residía la melancolía de alguien que está viviendo una pesadilla, de la que nunca va a despertar. ¿Dónde estaban mis sueños de juventud? ¿En qué se habían convertido? Yo, que tanto había proclamado que la libertad era el primer derecho del ser humano, ahora estaba prisionera, acorralada.

            Mientras intentaba reconocerme en el espejo, fueron pasando por mi mente todos los momentos de los últimos años, como si fuera una película de terror. Contemplé mi calvario como una espectadora al margen de la situación de la historia. Y tanto dolor me produjo el sufrimiento de la protagonista, que decidí armarme de valor para ayudarla. Y así lo hice. Me duché, borré de mi piel el sabor y las huellas de tus falsas caricias, quedando al descubierto las marcas de tu agresión, y salí de la casa decidida a denunciar, de una vez por todas, los maltratos a los que fui sometida durante tiempo.

            Mientras caminaba hacia la comisaría con paso seguro, no daba crédito a mi sumisión de todos estos años. ¿Cómo pude permitir que me degradaras hasta los límites? Me rompiste el alma, el corazón y algunos huesos. Los huesos aún lloran  cuando va a cambiar el tiempo, pero mi corazón y mi alma sonríen a la vida. Han unido sus pedazos, como un maravilloso puzzle, fusionando gracias a las personas que me valoran y me apoyan todos los días. He vuelto a ser persona, la mujer que fui antes de conocerte. Quiero olvidar para siempre esta dolorosa etapa de mi vida, y mirar al horizonte de nuevo, con esperanza.

            ¡Hasta nunca!


                                               Siguen naciendo mentes violentas
                                               que disfrazan complejos escondidos,
                                               y por exceso de amor consentidos
                                               hasta dejar las entrañas abiertas.

                                               El corazón de ninfas adorables,
                                              que un día enamoradas entregaron,
                                              son pedazos de hielo destrozado.
                                              Sus amantes, verdugos miserables.

                                              ¡Cómo pueden dañar a quien se ama!,
                                              ¡o destruir vilmente a un semejante!
                                             Humillar, degradar, romper el alma.

                                             Monstruos viles, cobardes, arrogantes.
                                            Corazones vacíos de nobleza.
                                           Como lobo feroz usáis la fuerza.



Luna


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