He salido de mi agonía, puedo
respirar y soy feliz. Hoy el corazón me revolotea en el pecho, como una paloma
en libertad, ansiando recuperar el tiempo perdido. Tiempo de letargo que sufrió
cuando tú eras su dueño y él, un esclavo de tus vilezas. Hoy he empezado a
quererme y me voy a querer toda la vida, hasta recuperar todo lo que me
arrebataste, mi dignidad, mi yo. ¿Cuándo me decidí a dar el paso? Fue aquella
mañana, en la que me levanté dolorida por la paliza de la noche anterior, y
avergonzada por consentir de nuevo tus caricias y besos, que compraban mi
perdón, como tantas y tantas veces.
Me miré al espejo detenidamente, y
no me reconocí. Mi sonrisa, aquella sonrisa de adolescente que tanto me
caracterizaba, había desaparecido de mi rostro. Estaba enterrada en lo más
profundo de mi alma, y en su lugar ahora residía la melancolía de alguien que
está viviendo una pesadilla, de la que nunca va a despertar. ¿Dónde estaban mis
sueños de juventud? ¿En qué se habían convertido? Yo, que tanto había
proclamado que la libertad era el primer derecho del ser humano, ahora estaba
prisionera, acorralada.
Mientras intentaba reconocerme en el
espejo, fueron pasando por mi mente todos los momentos de los últimos años,
como si fuera una película de terror. Contemplé mi calvario como una
espectadora al margen de la situación de la historia. Y tanto dolor me produjo
el sufrimiento de la protagonista, que decidí armarme de valor para ayudarla. Y
así lo hice. Me duché, borré de mi piel el sabor y las huellas de tus falsas
caricias, quedando al descubierto las marcas de tu agresión, y salí de la casa
decidida a denunciar, de una vez por todas, los maltratos a los que fui
sometida durante tiempo.
Mientras caminaba hacia la comisaría
con paso seguro, no daba crédito a mi sumisión de todos estos años. ¿Cómo pude
permitir que me degradaras hasta los límites? Me rompiste el alma, el corazón y
algunos huesos. Los huesos aún lloran
cuando va a cambiar el tiempo, pero mi corazón y mi alma sonríen a la vida.
Han unido sus pedazos, como un maravilloso puzzle, fusionando gracias a las
personas que me valoran y me apoyan todos los días. He vuelto a ser persona, la
mujer que fui antes de conocerte. Quiero olvidar para siempre esta dolorosa
etapa de mi vida, y mirar al horizonte de nuevo, con esperanza.
Siguen
naciendo mentes violentas
que
disfrazan complejos escondidos,
y
por exceso de amor consentidos
hasta
dejar las entrañas abiertas.
El
corazón de ninfas adorables,
que
un día enamoradas entregaron,
son
pedazos de hielo destrozado.
Sus
amantes, verdugos miserables.
¡Cómo
pueden dañar a quien se ama!,
¡o
destruir vilmente a un semejante!
Humillar,
degradar, romper el alma.
Monstruos
viles, cobardes, arrogantes.
Corazones
vacíos de nobleza.
Como
lobo feroz usáis la fuerza.
Luna
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