viernes, 2 de febrero de 2018

Me opongo





         De hecho, el bombardeo de anglicismos es continuo y muy constante. Es por eso por lo que es para mi muy molesto. Es como si invadieran mi espacio auditivo, ahora que, para más incordio, estoy perdiendo audición. Y en cima tengo que escuchar la radio, la tele o cualquier otro medio, con las noticias o con la propaganda, que cada tres palabras te meten un anglicismo, y a mi me deja KO. Es un fastidio, me enfada, así que me opongo porque no sé qué dicen, no lo entiendo y no quiero entenderlo.

            No hay derecho a que los españoles tengamos que quedarnos in albis, porque el idioma de los de la Gran Bretaña  sea el de mayor difusión mundial- El que sea muy conveniente  para los jóvenes saber idiomas, todos los idiomas,  yo lo acepto. Pero a mi que me dejen ver y escuchar, inclusive los anuncios, en mi lengua materna, el castellano. Me encanta  mi lenguaje, es versátil y precioso para mi, aunque se vaya reduciendo hasta límites insospechados. Pero eso de los anglicismos es para mi una pasada. Así que yo protesto. Imagino que la mayoría de los españoles no les importe traducir por ejemplo: “mañana me voy a Londres en un vuelo lov cost”, que es lo mismo que: “mañana me voy a Londres en un vuelo barato, o de bajo coste, o que el predio estaba tirado”. Se dan cuenta de que tres adjetivos tan preciosos  y tan nuestros, se pierden por decir lov cost.

            No crean que he  buscado la traducción, me lo ha dado hecho Alex Grijelmo, porque señala en su texto “Atajos de la traducción”, y añade que los casos de traducción mejorables son infinitos y podemos recordar algunos de su gran lista. Por ejemplo, no resulta sencillo hallar una alternativa a “no me hagas spoiler”, porque habría que traducir “no me hagas estropeador”, pero eso no tiene sentido. Con loo bonito que es decir “tío, no me destripes la película o no me la cuentes”, como hemos dicho siempre los españoles  que veíamos tantísimo cine en  nuestra juventud. (Entonces las traducciones no tenían nada que ver con el título de la película), pero nos daba igual. Ahora las veo por la tele, no crean que vea otra cosa que cine y alguna serie. Y siguiendo con el lenguaje inglés, Grijelmo dice: el genio del idioma español suele dar alternativas a todo tipo de anglicismos, ejemplo: Llegó hasta nosotros babysitter, y a nadie se le ocurrió la literalidad de sentadora de niños. No seños, sino canguro. Qué bien suena, ¿a qué si? Es una metáfora genial.


            Pues de eso hablo. Nunca ningún anglicismo sonará a mis oídos como una palabra en nuestro idioma. Y en España ¡somos tantísimos los jubilados!, que seguro se les hará agua el corazón al escuchar anglicismos. Nosotros queremos leer, oír música, ver películas, escuchar poesía, y que nos halen en castellano. El inglés, para quien lo quiera aprender, que loo aprenda en Inglaterra, o en una academia. Y no permitan que se nos invada, por cuestiones económicas o por snobismo. Yo me niego.


Quirón

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