Claro que la mano que yo he visto es la
mano de un joven, que desde hace años se gana la vida en el mercado municipal,
donde suelo hacer la compra. La extrañeza de ver esa mano extendida pidiendo.
Esperaba siempre con ellas, con las manos en los bolsillos, hasta que lo
reclamaba alguien para hacer de transportista de la compra. La mayoría
ancianas, o gente imposibilitada para llevar carga. Personas solitarias a las
que también daba conversación. Simpatía. Le llamaba, le llaman por el apodo de
“Euro”. ¡Oye Euro! Flaco y fibroso como un junco, hacía su trabajo con
diligencia. Las bolsas bien sujetas y la cabeza erguida, a la manera de un
yogui, abriendo paso.
Ahora, Euro extiende la mano. Desde
niño se había ganado de portador. Está tenso, pero su mirada sigue siendo
giratoria, como un periscopio, con la esperanza de que alguien lo reclame. Me
cuenta que apenas tiene transporte. Hay personas ancianas que llevan ellas las
bolsas o que arrastran un carrito por las cuestas. Le dicen: “Lo siento Euro”,
pero tiene que ahorrar hasta el último céntimo. “Hay gente que me dice que ya
no enciende la luz por la noche”. Es un experto en vidas precarias. Lástima que
no le convoquen a un consejo de ministros.
Christian Felber, profesor de economía
de la Universidad
de Viena, ha propuesto sustituir el PIB, como desalmado indicador de la riqueza
del país, por otra forma de medir: El “Balance del Bien Común”, más realista,
más honesta. “Una realidad inteligente”, que pondría en evidencia el tamaño de
las brechas.
Euro es consciente de vivir en una
brecha, y por eso extiende su mano visible y vacía, y su cabeza gira
continuamente como un periscopio angustiado. Cada vez hay más gente caída en la
brecha.
El gobierno dice que hemos salido de la
crisis. Eso será en el PIB. Desde un “Balance del Bien Común”, es un error equivocado. Vivimos una poscrisis española de recuperación regresiva,
donde se agrandan las brechas. Deberían incorporar esa información a los
espacios de meteorología, porque mucha gente sale de casa desinformada, y se
cae en la brecha.
Tenemos la brecha de la desigualdad
salarial. Los ejecutivos ganas como media, un 30% más que cuando se originó la
crisis. El incremento es mayor en los altos ejecutivos. Los trabajadores han
perdido más de un 11% del poder adquisitivo. Un ejecutivo del IBEX gana 112
veces el sueldo medio de la compañía y el equivalente a lo que cobran 227
empleados con el salario bajo.
En Islandia, el Gobierno ha establecido
por decreto, la igualdad salarial de mujeres y hombres. En Alemania también.
España desde el comienzo de la crisis hasta hoy, esa brecha se ha agrandado y
ronda el 25%. A, M. Rajoy le preguntaron si España haría lo mismo y él, ya
saben su respuesta..… Podríamos decir que las mujeres trabajan una media de 45
días gratis al año.
Está la gran brecha de los contratos
laborales. España es el país de Europa con mayor número de contratos
temporales, sin contar con los “falsos autónomos”, y los ”falsos becarios”. La
generalización de un mundo laborable en precario. La clase generada por la Recuperación
Regresiva es la de los “trabajadores pobres”.
Y ¿Qué decir de la brecha de las rentas? En
vez del milagro español, hay que hablar de un Estado de vergüenza. “La Comisión Europea
sitúa a España a la cabeza de la desigualdad por renta de la UE ” (El País, 15-1-2018).
Grandes brechas que traen otras brechas
futuras: la incertidumbre de las pensiones. Bueno, basta ya, ¡me voy a ver
O.T.!
Quirón
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