Esta
carta va dirigida al paciente jubilado. No tienes un rostro definido para mí,
pero en ti quedan reflejados aquellos que como tú, disfrutáis del descanso
tan merecido después de muchos años de
sacrificio y trabajo.
Te
imagino a ti sentado frente al televisor o escuchando la radio, donde hace ya
tiempo no se habla de otra cosa que de las pensiones y del peligro que éstas
corren por falta de dinero. Según sigues escuchando las explicaciones que dan
los responsables, de la mala situación que atraviesa el fondo de pensiones, una
ola de cabreo se va apoderando de ti, al tiempo que piensas que es muy fácil
echar la culpa al que menos la tiene, y tienes razón.
En tu
caso, como en la mayoría de tu generación, habéis cotizado más de 40 años, pero
los futuros pensionistas no van a alcanzar el tiempo necesario para cobrar una
pensión. Pero la culpa no será vuestra, si no de la mala calidad del empleo que
hay en estos momentos.
A los responsables de esto, sólo se les ocurre
plantear el retrasar la edad de jubilación, porque según dicen vivís más, pero
no hablan de los que prejubilan con
cincuenta y muy pocos años.
También
puedo imaginar cómo te has quedado al escuchar que alguien ha comentado que no
le importaría jubilarse a los 80 años. A ti tampoco te hubiera importado
siempre que te hubiera recogido el coche en la puerta de tu casa para llevarte al despacho y después de
vuelta a la misma. Quizás no habrías
dejado un trabajo tan cómodo.
¡Ay,
amigo mío! Tendrás que armarte de paciencia, porque el tema de la jubilación
rondará y rondará y no te sientas culpable, tú has contribuido para conseguir
este derecho.
A los
pensionistas del futuro, no veáis a los de hoy como culpables del riesgo de las
pensiones, si no pedir a los verdaderos responsables que trabajen de una vez
por todas para mejorar la calidad del empleo, donde no solo se contrate por
horas, por semanas o meses sueltos. Sólo mejorando el empleo, nuestros jóvenes
de ahora podrán alcanzar la jubilación.
Hasta
siempre jubilado.
I R I S
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