martes, 5 de marzo de 2019

Primavera en invierno





            La noche se aleja con el resto de sus sombras. La luz del nuevo día devuelve a las calle  la vida que dormita durante la noche. El sol, que no quiere perder su protagonismo en el nuevo día que amanece, desprende sus rayos dando calor y  alejando con su presencia el fresco reinante de las horas pasadas.

            Poco a poco los comercios abren sus puertas, esperando que sea un buen día de ventas. Los transeúntes van y vienen de un lado hasta el lugar de su destino.

            Los árboles de los parques empiezan a sentir que la primavera se acerca y en los extremos de sus desnudas ramas asoman tímidamente los brotes de las nuevas hojas, y las flores de invierno empiezan a florecer, llenando con su colorido espacios donde duermen las raíces de las plantas, que aflorarán cuando llegue su tiempo.

            Las horas del nuevo día siguen su curso. El buen tiempo reinante en la ciudad  da muestras que se ha adueñado de los días de invierno.

            Padres y abuelos aprovechan el buen tiempo para llevar a los niños, al salir del colegio, a jugar y tomar el sol a los parques infantiles que tienen próximos, llenando con sus voces y risas su tiempo de juego.

            Los más mayores del lugar buscarán un banco al resguardo, donde más caliente el sol, para reunirse con  los que cómo ellos aprovecharan el buen tiempo y recordar y revivir los viejos momentos.

            El día llega a su fin. Los comercios echan su cierre. Las gentes regresan a sus hogares, donde esperar la llegada del nuevo día para aprovechar el buen tiempo que la primavera ha robado al invierno.


IRIS

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