No podía moverme.
Si mi estructura me
lo hubiera permitido habría ido muy lejos.
Tenía tanto miedo que
las raíces se me encogieron.
Desde un tiempo antes, notaba demasiado calor
y empecé a inquietarme, verdaderamente era un verano muy caluroso.
Luego escuche voces y
pensé que eran los excursionistas pero el calor excesivo me seguía asustando.
Las voces estaban
cada vez más cerca y por fin note como “llovía”, y lo agradecí mucho porque
pensaba lo peor, un verano tan seco...
En mi tronco se apoyó
una persona exhausta y de pronto comprendí. El bombero lloró y cuando vino su
compañero hablaron y sentí que habían muerto personas y muchísimos árboles como
yo. Cuando las cosas se tranquilizaron y las voces se fueron apagando noté a mi
alrededor la desolación.
El bosque se había
quemado y yo estaba en la frontera. En mí empezaba el bosque de nuevo y frente
a mí Nada. La pérdida de un paisaje de siglos y la vida de varias personas que
murieron para que yo me salvara.
Clave de sol
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