Con la
luna por testigo
te vi
bañarte en el río,
y
aquel cuerpo de Sirena
me
causó un escalofrío,
pero
mereció la pena.
Las
mariposas volando
entre
las flores del campo.
Paraban
en los rincones
Por
contemplar tus encantos,
Y
bordaban corazones.
Y
también los ruiseñores
con
sus celestiales trinos,
volaban
creando un coro
por
tus nadares divinos,
y por
tu pelo de oro.
con la
llegada del día,
y tú
te fuiste bailando
cuando la Aurora venía,
y me
dejaste pensando.
Y
recuerdo tu figura,
y
recuerdo tu melena,
y tu
candor de cintura,
con
olor a hierbabuena,
que
provocó mi locura.
Trotamundos
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