sábado, 14 de abril de 2018

Explosión de tinta





Se derramó por fin la tinta que estaba en el tintero del abuelo.

Esperó  mucho tiempo prensada  entre el cristal macizo y oscuro, por el tiempo.

Todos los días se agitaba esperando su liberación, no podía estar tranquila  sin que su preciada sustancia nadie utilizase.
Ella pensaba que felizmente podría llenar libros, ilustrar sus portadas, dar vida a tanta voz callada.

Un día una pluma, que, estaba vagando por el corredor sin dueño, se apoderó del silencio y oyó los lamentos de ese azulado líquido que brillaba  con destellos, formando caracolas de nácar.

La pluma unió todas sus fuerzas y explosionó el tapón. Sin miedo, se fundieron en la alegría del encuentro. Desde ese día tinta y plumas no se han separado, siendo fieles a su trabajo.

Una algarabía de letras se fusionaron, llegaron las palabras, y se hicieron cómplices en sus gestos. Desde ese día alimentaban manos inquietas.

Otras plumillas que estaban  en pupitres de madera seca, sintieron el frescor de ese líquido azulado que llegó con los tinteros, llenando los huecos vacíos, para  cuando llegasen los niños, descubrieran la unión de plumillas y tinta y desde ese día el líquido hizo brotar en ellos incalculables  sueños, sus primeras palabras escritas fueron:

                ¡¡MI ESCUELA¡¡

Pasados unos años esos niños crecieron, las palabras les hicieron grandes. Nos han ido dejando una buena herencia  en literatura, que hoy nos hacen pasar tardes plácidas, sin prisas, disfrutando con sus creaciones.


VIRPANA

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