sábado, 10 de noviembre de 2018

Sólo escuchan los árboles





“En un planeta muerto no hay puestos de trabajo”, dice una de las verdades que sostienen en forma de pancarta los jóvenes manifestantes que defienden el bosque de Hambach. O lo que queda de Hambach,
 ya apenas una décima  parte  de uno de los bosques más antiguos de Europa, entre Colonia y Aquisgrán. Doce mil años calculan. Aunque parece inexacto calificar de  “antiguo” a un bosque. Si ponemos un fonendoscopio en la piel de Hambach, escucharemos la respiración de todas las edades. También el jadeo dramático, de la vida futura.

Un bosque nunca es antiguo. Es un criadero de tiempo.

Es  difícil  imaginar algo más vanguardista que un árbol.
Francisco Giner de los Ríos decía que en la contemplación de un árbol
se podía pasar enteramente la vida. Ese sí que es un master.
No es  de extrañar que de esa mirada, de Giner naciese el mejor
ecosistema de ideas de la historia de España, la Institución Libre de
Enseñanza. Un bosque de inteligencia talada por una antigua intolerancia
que, por lo que estamos viendo, anda desenterrando sus herrumbrosas hachas.

De Hambach quedan 100 hectáreas habitadas por supervivientes.
Un tribunal alemán ha ordenado, in extremis suspender la última tala.
Una decisión que ha incomodado mucho a los magnates de la RWE,
el gigante de las eléctricas germanas, que explota en ese espacio una de las mayores minas de lignito del mundo. Se trata de un combustible fósil
 altamente contaminante. La empresa habla de pérdidas cuantiosas,
pero tengo la impresión de que lo que más incomoda es la rebeldía eficaz.
La justicia solo ha actuado después de más de un año de resistencia compartida por árboles y personas.

Los activistas de Hambach han vivido encaramados y protegidos por las ramas todo el tiempo. Tuvieron que ser, literalmente, arrancados  de los árboles. Puede parecer un cuento romántico, pero no lo es. Los árboles también resisten. No se tumban de un empujón. Se ha hablado de una victoria simbólica. Para ellos es algo más. Siguen en pie. Están vivos.

Quirón  


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