Fruto de amor compartido,
década de los setenta,
tú llegaste a nuestro nido
sin apenas darnos cuenta.
De tu niñez disfrutamos,
aprendimos a ser padres,
agarrada a nuestras manos
las mañanas y las tardes.
Del colegio al instituto,
y luego la universidad,
tus estudios dieron fruto
y los hiciste realidad.
El día menos pensado,
nos presentaste a tu novio,
todo nervioso y cortado
y con mirada de agobio.
Lo que esperábamos pasó,
la boda era en Segovia,
un pariente cura os casó,
¡qué guapa iba la novia!
Dos retoños te vinieron,
si uno guapo, otro hermoso,
esos niños ya crecieron
en un ambiente dichoso.
Hoy comemos en tu casa,
te felicitamos nena,
cómo la vida se pasa,
ya estás en la cuarentena.
Rabo de lagartija
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