Tarde de lluvia. Qué hago aquí un
día lluvioso en esta ciudad tan grande,
viendo desde mi ventana de Hotel caer el agua removiendo la capa de hojas secas caídas por el viento
el día anterior.
Esto que veo me gusta, me
relaja, también me hace pensar en mi
pueblo cuando era niño, que en los días de lluvia pisaba los charcos con mis
botas katiuskas, no llevaba paraguas. Y
mi madre siempre diciéndome que me iba a constipar.
Bueno, me digo, que no pueda conmigo la morriña, me pongo la
gabardina y a la calle, ¡tengo que despejarme de la tensión que me crean estas reuniones que asiduamente tengo que hacer
en la ciudad!
De paseo me siento uno de tantos
transeúntes que caminan por las aceras paraguas en mano. Mis pies se ponen en
paralelo con otro viandante, me arriesgo a preguntar si por esa zona hay alguna
cafetería para tomar la merienda, llueve mucho y no está la tarde para estar
paseando.
¡Santiago!, me dicen, ¿qué haces
aquí’?, ¿No me conoces? ¿Quién eres? Soy
Vitín el hijo de Ana Castillejos. Déjame recordar por un momento, mira, éramos
compañeros en el “COLEGIO MARAÑON”, que casualidad chico. ¿qué haces aquí? He
venido a unas conferencias sobre la enseñanza, soy profesor y presento una
ponencia, creo que bastante buena.
Y tú que haces aquí. Yo, vivo en
esta ciudad hace años, tengo una tienda de ultramarinos, “delicatessen” dicen
ahora, y estoy contento, ¡buena clientela!, y como ves buen barrio. A mí nunca me gusto estudiar.
Bueno, te parece que pasemos a una cafetería, sigue lloviendo y tu hace unos
minutos me preguntabas por alguna para
tomar un café, aquí hay una muy cerca, nos sentamos y seguimos contado nuestras
cosas de chavales
y de cómo hemos llegado a la
juventud. .
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