viernes, 23 de noviembre de 2018

La redacción





         A Pedrito le habían mandado hacer una redacción en la que explicara cómo es su abuelo. La profesora de lengua le había hecho hincapié en que cuidara las faltas de ortografía y que expresara todo lo que sentía cuando estaba con su abuelo.

         Se fue a su cuarto, cogió el cuaderno de lengua y con mucho cuidado empezó a llenar de sensaciones y sentimientos las líneas de su cuaderno.

         “El abuelo es alto como una jirafa. Se tiene que agachar para darme besos y cuando voy agarrado de su mano, tengo que mirar para arriba para verle la cara.

         Tiene la costumbre de encender un cigarrito cuando estamos en el parque y parece un dragón echando humo. Dice que se aburre y le calma los nervios chupar y chupar el cigarro.

         Es muy gracioso. Siempre está de broma y me hace reír con sus tonterías. El se ríe como una hiena y habla y habla como una cotorra. Siempre contando sus historias y travesuras de cuando era pequeño.

         Cuando tengo que hacer deberes o repasar la lección y está el abuelo en casa, me ayuda y me pone ejemplos fáciles para que entienda los temas y problemas. Parece el búho sabio de los dibujos animados.

         Juega conmigo en los ratos libres y trata de ganarme siempre, pero, a última hora, no sé cómo lo hace pero acaba perdiendo la partida. Creo que me deja ganar. Me abraza y me da besos por haberle ganado, parece un oso amoroso.

          Me compra chuches y un bollo para la merienda, me lleva al parque y jugamos al escondite o a ver quien corre más o a la pelota. Dice que corre como una gacela, que trepa como un mono y se arrastra como una serpiente. Es muy divertido el abuelo.

         Mamá me dice que le hago más caso y que quiero más al abuelo que a ella. Quiero mucho a mis papas y también al abuelo. ¡Gracias abuelo por ser el papá de mi mamá!”


Rabo de lagartija

El ramo de flores





Un ramo de flores puede significar muchas cosas.

En un día de boda, la novia lleva su ramo de flores, en el aeropuerto se regalan ramos de flores como signo de bienvenida, por un cumpleaños también regalamos flores, al final de una gran actuación, en el teatro, a la actriz o a  la bailarina principal les obsequian con un bonito ramo de flores, y se llevan ramos de flores al cementerio.

Pero el ramo de flores que a mí más me llama la atención y al que va dirigido este relato es al ramo de flores que vemos en la carretera prendido en una valla o sujeto a un árbol o puesto en una curva peligrosa.

Es un ramo de flores anónimo, dirigido a una persona que probablemente ya no exista, porque ese ramo de flores indica que en ese punto ocurrió algún accidente de tráfico y murió alguien que aún no debía morir así,  tan rápido, en un instante y ese ramo de flores nos lo recuerda.

Ese ramo de flores además de recordar a alguien es como una advertencia a los conductores y a todos los que pasan por allí.

A veces están las flores frescas, coloridas y bonitas y piensas que las han traído hace poco y la herida aún sigue abierta, el vacío que dejó la persona aún sigue muy hondo.
Otras veces  te das cuenta que las flores son cambiadas cada mes más o menos y que alguien se ocupa de no olvidar.

Otras veces el ramo esta ya marchito, puede indicar que se va curando esa herida tan grande.

Este relato va dirigido a todas esas personas que dejan un ramo de flores junto a una carretera.


Clave de Sol

Curri





            Manuela se encontraba regando las plantas de las jardineras, cuando un sonido estridente llegó hasta ella. Dejó  lo que estaba haciendo para averiguar de dónde procedía el sonido que había llamado su atención. Su mirada la llevó hasta el abeto que tenía enfrente y vio como los pájaros de plumajes verdes revoloteaban alrededor  del viejo árbol, donde se encontraba el nido que habían construido.

            Por unos minutos, mientras seguía la escena, a Manuela le vino a la mente el recuerdo del pájaro que tuvo en casa años atrás y que se parecía bastante a los que tenía enfrente.

            El ave llegó a su casa después que los niños lo recogieran de la calle. Como estos sabían que a ella le gustaban los animales, decidieron dárselo para que lo cuidara.

            Como la jaula donde lo habían  transportado era de reducido tamaño, la mujer fue a la tienda de animales a comprar una de gran tamaño, para que se sintiera más cómodo, pero cuando fue hacer el traslado de jaulas, el pájaro le arreó tal picotazo, que si no llega a tener puesto un guante grueso le hubiera causado un problema

            Desde el primer momento  se ocupó tanto de la comida, como de la limpieza de la jaula y le puso como  nombre Curri ,para llamarle. El pájaro lejos de agradecer los cuidados que esta le prodigaba, cada vez que ella se acercaba a la jaula, este la miraba fijamente y lanzaba la cabeza  estrellándola  contra los barrotes en actitud agresiva.

            Los días pasaban y la actitud del pájaro hacia la mujer no mejoraba.  Este hecho no pasó desapercibido para el resto de la familia, pues a ellos si les dejaba que le acariciaran a través de los barrotes, pero cuando la llamaban para que  le acariciara, el pájaro la miraba fijamente y se dejaba acariciar en espera que los demás se despistaran y pasar al ataque.

            Con el paso del tiempo ella seguía manteniendo la esperanza  de que el pájaro cambiara de actitud y de esa manera poder  dejarle en libertad por la casa, pues no le gustaba el encierro de los pájaros entre barrotes, sino la libertad fuera de ellos.

            Una mañana como de costumbre al pasar por delante de la jauja vio que el pájaro no estaba subido en el palo como de costumbre, sino  tumbado en el suelo de ella.

            Curri se había ido sin hacer ruido en busca de la libertad fuera de los barrotes de la jaula.


IRIS

El lado positivo de las cosas




Lucia siempre ve el lado positivo de las cosas, pienso mientras me seco la cara. Me peino y trato de echarme laca sobre estas canas locas que caen sueltas sobre la frente y claro me encuentro con que no sale nada del bote. Natural, está vacío. Como de costumbre se me ha ido el santo al cielo y olvidé que tenía que comprar.

Y luego dice Lucia que exagero cuando me quejo de mis olvidos. Se me viene a la memoria su respuesta: “Mira, (me dice muy sonriente) si se te olvida algo, no hay mal que por bien no venga, apuntas lo que necesitas, me llamas al bajar  y volvemos a salir juntas, nos damos una vuelta, compramos y así pasamos el rato tan ricamente y te dejas de tonterías con el Alzhéimer ese, que no sé qué tontunas te dan tanto nombrarlo.”

Recordando  a Lucia he echado un vistazo por el cuarto de baño y han aparecido: productos caducados y otros  en las últimas, así que he apuntado laca, jabón en pastilla de tocador, gel dental, desinfectante y tiritas. He dejado patas arriba el cuarto de baño, me he atusado un poco, he cogido el chaquetón y, cerrando la puerta, voy bajando las escaleras hasta el segundo en busca de Lucia.

 Por  una vez la haré caso.


QUIRÓN

Colorido otoño




                   Cada año llega el otoño,
la edad nos lo confirma,
mas cada otoño es distinto,
y el paisaje lo reafirma.

Sentado junto al cerezo,
me van cayendo las hojas,
unas son casi amarillas,
otras son algo más rojas.

A lo lejos hay mil tonos,
entre los verdes pinares,
los chopos amarillentos,
forman corros a millares.

En los picos de la sierra,
llegan los primeros copos,
luego los cubre la niebla,
y nos tapan unos pocos.

Más abajo los olivos,
forman sus corros verdosos,
mezclados con ocres fuertes,
allá por los berrecosos.

Quedan loos castaños limpios,
las higueras y perales,
las cepas ya desplumadas,
y muy tristes los rosales.

Pero el otoño es así,
lleno de tantos colores,
las tierras esperan lluvias,
para empezar las labores.


Trotamundos

domingo, 18 de noviembre de 2018

Para ti nena





Fruto de amor compartido,
década de los setenta,
tú llegaste a nuestro nido
sin apenas darnos cuenta.

De tu niñez disfrutamos,
aprendimos a ser padres,
agarrada a nuestras manos
las mañanas y las tardes.

Del colegio al instituto,
y luego la universidad,
tus estudios dieron fruto
y los hiciste realidad.

El día menos pensado,
nos presentaste a tu novio,
todo nervioso y cortado
y con mirada de agobio.

Lo que esperábamos pasó,
la boda era en Segovia,
un pariente cura os casó,
¡qué guapa iba la novia!

Dos retoños te vinieron,
si uno guapo, otro hermoso,
esos niños ya crecieron
en un ambiente dichoso.

Hoy comemos en tu casa,
te felicitamos nena,
cómo la vida se pasa,
ya estás en la cuarentena.


Rabo de lagartija

Eso del uno de noviembre





Cuando nacemos, toda la  vida la tenemos ante nosotros y la muerte nos acompaña siempre.

Ya de niños se nos muere nuestra mascota, pero nos cuentan que está en el reino de los animales con lo cual nos hacen pensar que está bien y es algo bueno, también es para quedarnos más tranquilos.

Cuando somos adolescentes y jóvenes nos creemos inmortales hasta que llega el día trágico en que se nos “muere el móvil “, entonces pasamos unos días de verdadera angustia hasta que nos compramos uno nuevo y volvemos a tener vida social y a pertenecer al mundo.

Cuando después de un tiempo lleno de luz y calor, viene una tarde desapacible con frio y viento, anunciando el invierno, pensamos que ya murió el verano.

Cuando cambiamos el armario y sacamos ropa del año anterior que se nos quedó pequeña o ya no se lleva, la tiramos a la basura y pensamos;  “ya murió la chaqueta roja que tanto me gustaba” y te pones otra cosa añorándola durante unos días.

La palabra muerte está vedada en una sociedad dedicada a la vida.

Siempre se mueren los demás.

Ya lo dijo Epicuro, gran filósofo griego:

La muerte es una quimera, porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo.

Clave de sol

El trayecto





            El hombre se dejó caer en el sillón. Por un tiempo permaneció sentado recordando lo acontecido la noche  y primeras horas de la madrugada. El sueño se había desvanecido dando paso al insomnio.

            Todo comenzó la tarde anterior cuando tenía que ir a recoger al aeropuerto a los viajeros que regresaban de pasar unos días de vacaciones en el extranjero.

            Antes de salir, estuvo muy pendiente de la información que le mandaban los familiares del vuelo que iban a tomar de regreso,  así como el retraso que sufriría su  salida.

            A última hora de la tarde le confirmaron  por fin la hora de salida del vuelo y  tomando las llaves del coche salió de casa con dirección al lugar donde este se encontraba aparcado. Ya en el vehículo emprendió rumbo al aeropuerto.  Durante el trayecto comprobó el poco tráfico existente en aquellas horas de la noche.  Por los cristales podía ver el  cielo encapotado, amenazando con descargar la pesada carga que soportaban las nubes. Miró el reloj. Iba con bastante tiempo por si se producía algún cambio en la llegada del vuelo. 

             Una vez llegó a su destino, dejó el coche en el parking y entró en el interior de las instalaciones del aeropuerto buscando  información del vuelo que buscaba. Las pantallas  informaban de las llegadas y retrasos  de los vuelos. Una vez comprobada la hora del avión que esperaba, se dirigió a la zona de llegadas. Una vez allí  tomó asiento para continuar la espera.

             El tiempo transcurría y el sueño amenazaba con aparecer, lo que le obligó a levantarse y dirigirse a la máquina de café para tomarse uno que le impidiera quedarse dormido durante el tiempo que le quedaba de espera. 

            Por momentos la sala se quedaba vacía, después volvía a llenarse con familiares y amigos que iban a recoger a los viajeros que llegaban. Por fin el avión que  esperaba tomó tierra. Tras minutos de espera salieron los pasajeros que estaba esperando. Se acercó a ellos y después de los saludos y abrazos, el grupo se dirigió hasta la máquina de control a abonar el parking y tomar rumbo a casa, pero cuando llegaron a la barrera de salida se dio cuenta de que no había cogido la tarjeta y no podían salir del aparcamiento. Tuvo que volver a aparcar e ir a pedir  una nueva para poder salir de él.

            Ya en la carretera, la lluvia había empezado a caer fuertemente. Las líneas de la carretera se borraban ante la gran cantidad de agua que cubría el asfalto. El trayecto se hizo interminable. En el interior del coche sus ocupantes miraban al exterior, donde a la lluvia se unió la niebla formando los tres elementos un manto que dificultaba la visibilidad de la carretera.

            Cuando por fin divisaron las primeras luces de la ciudad, los ocupantes del coche se sintieron aliviados.  No tardarían en llegar a casa, una vez en ella, tratarían de olvidar por aquella noche los malos momentos vividos durante el  trayecto.

            Había dejado de llover cuando el hombre regreso a su  casa después de dejar a los recién llegados en la suya. Miró al cielo, las nubes se movían dejando ver alguna estrella entre ellas.


I r i s

El agua que da la vida





Los Foradori fundaron cerca de Trento un espacio de paz y diálogo con la naturaleza al amparo  del río:
el Sáluga, que significa “agua santa” y da nombre a las fuentes
e identidad contemporánea a una tierra del norte de Italia, que vio como los etruscos cultivaban y musitaban palabras de amor hacia su tierra.

 La sonrisa es el eco de la sonrisa etrusca: viene de sus adentros,
nace de la comprensión intima de aquello que sucede en el campo y crece en la simbiosis entre personas y usos.

La serenidad de ese saber antiguo, es profunda pero no amordaza, seduce con su discreción.

Hablan de cosas sencillas: del aceite en una hogaza reposada,
de la aurora que recorta con su luz fresca el perfil del monte,
de la mimosa en flor, del panal  en erupción cuando llega el calor,
tiene el vigor y viveza de las abejas y huele a su miel
 libada en flor de acacia. Y esconde un alma verde
de musgo tierno y esponjoso.
Fundamental: posee la fuerza oscura, casi incomprensible
del  basalto y, al mismo tiempo, muestra la pureza,
  blanca y delicada del alabastro. 

QUIRÓN

Sí se puede ser feliz





                   Cuando la noche es eterna,
cuando ese reloj no anda,
cuando el sueño no aparece,
cuando la conciencia manda.

Todo lo vemos oscuro,
la cabeza nos explota,
es negro nuestro futuro,
y la paciencia está rota.

Amanece un nuevo día,
y saltamos de la cama,
queriendo olvidar la noche,
y saltar de rama en rama.

No hay razón para el desvelo,
pero la vida es cruel,
siempre nos oprime algo,
que amarga como la hiel.

Y salimos a la calle
con ánimo de consuelo,
y cada paso que damos
derrite nuestro desvelo.

Saludamos a vecinos,
hablamos con compañeros,
unos hablan del trabajo,
otros hablan de dineros.

Cada cual con sus problemas
nos comenta sus apuestas,
borremos nuestras maldades,
por qué llevarlas a cuestas.


Trotamundos

sábado, 10 de noviembre de 2018

El médico confirmaba





                        El médico confirmaba
                        lo que pasaba en mi cuerpo,
                        la vida se me escapaba,
                        el futuro era incierto.

                        Los proyectos se amontonan,
                        ilusiones sin realizar,
                        los minutos no perdonan,
                        la cuenta atrás va a empezar.

                        Siempre tuve la impresión
                        que en la vida que nos toca,
                        nunca falta la ocasión
                        de vivir la vida loca.

                        Desnudé mis ilusiones,
                        hice caso al corazón,
                        rechacé las opiniones,
                        me escondí de la razón.

                        Con la mochila vacía,
                        al amor le di la mano,
                        y con él yo sonreía,
                        al invierno y al verano.

                        El momento se acercaba,
                        todas mis fuerzas le dí,
                        ella dijo que me amaba,
                        yo en sus brazos me perdí.


Rabo de lagartija

Sólo escuchan los árboles





“En un planeta muerto no hay puestos de trabajo”, dice una de las verdades que sostienen en forma de pancarta los jóvenes manifestantes que defienden el bosque de Hambach. O lo que queda de Hambach,
 ya apenas una décima  parte  de uno de los bosques más antiguos de Europa, entre Colonia y Aquisgrán. Doce mil años calculan. Aunque parece inexacto calificar de  “antiguo” a un bosque. Si ponemos un fonendoscopio en la piel de Hambach, escucharemos la respiración de todas las edades. También el jadeo dramático, de la vida futura.

Un bosque nunca es antiguo. Es un criadero de tiempo.

Es  difícil  imaginar algo más vanguardista que un árbol.
Francisco Giner de los Ríos decía que en la contemplación de un árbol
se podía pasar enteramente la vida. Ese sí que es un master.
No es  de extrañar que de esa mirada, de Giner naciese el mejor
ecosistema de ideas de la historia de España, la Institución Libre de
Enseñanza. Un bosque de inteligencia talada por una antigua intolerancia
que, por lo que estamos viendo, anda desenterrando sus herrumbrosas hachas.

De Hambach quedan 100 hectáreas habitadas por supervivientes.
Un tribunal alemán ha ordenado, in extremis suspender la última tala.
Una decisión que ha incomodado mucho a los magnates de la RWE,
el gigante de las eléctricas germanas, que explota en ese espacio una de las mayores minas de lignito del mundo. Se trata de un combustible fósil
 altamente contaminante. La empresa habla de pérdidas cuantiosas,
pero tengo la impresión de que lo que más incomoda es la rebeldía eficaz.
La justicia solo ha actuado después de más de un año de resistencia compartida por árboles y personas.

Los activistas de Hambach han vivido encaramados y protegidos por las ramas todo el tiempo. Tuvieron que ser, literalmente, arrancados  de los árboles. Puede parecer un cuento romántico, pero no lo es. Los árboles también resisten. No se tumban de un empujón. Se ha hablado de una victoria simbólica. Para ellos es algo más. Siguen en pie. Están vivos.

Quirón  


Las Cortes





                   En la plaza de Las Cortes
                   hay una estatua en el centro,
                   que mira para Neptuno
                   y no mira al Parlamento.

                   No sé quien la colocó
                   ni tampoco la razón,
                   acaso fue intencionado
                   o fue con otra misión.

                   Porque con todo respeto
                   hoy nos da mucho que hablar,
                   la falta de gallardía
                   y la poca humanidad.

                   Más parece una “corrala”
                   que un lugar de señorías,
                   donde se escuchan sandeces
                   y bravatas y porfías.

                   Hay   quien pierde los papeles
                   al pretender la razón,
                   y convierte al Parlamento
                   en lugar sin corazón.

                   Hasta se permiten chistes
y palabras miserables,
algunas personas simples
por no decir detestables.

Es por eso que Cervantes
esté mirando a Neptuno,
por bajar del pedestal
y reñir a más de uno.

No quiero reñir a nadie
por su papel en concreto,
pero también los votantes
merecemos un respeto.


Trotamundos

sábado, 3 de noviembre de 2018

¡Tira la pelota nene!





                   ¡Tira la pelota nene!,
                   que jugamos un ratito,
                   que la semana que viene
                   se marcha ya el abuelito.

                   Con su mirada inocente,
                   la sonrisa picarona,
                   dan ganas de hincarle el diente
                   desde el pie a la corona.

         º        Dicen que los niños viene
                   para alegrar nuestras vidas,
                   la juventud te devuelven,
                   las ilusiones perdidas.

                   Verlos crecer te iluminan
                   el camino recorrido,
                   los achaques se terminan,
                   las penas quedan en olvido.

                   Ya tiene opinión propia,
                   han llegado a adolescentes,
                   hablan de novios y novias,
                   cuentan chistes indecentes.

                   ¡Suelta la pelota abuelo!,
                   que ya tienes muchos años,
                   apoya el bastón al suelo,
                   cuidado con los peldaños.

                   Desde el sillón ya descubro
                   el porvenir de mis nietos,
                   con la manta yo me cubro,
                   tengo ya los pies muy quietos.


Rabo de lagartija

Alejandría





Oye el quebranto de tus enamorados, el alarido de las multitudes.

Hazme, oh ciudad, poeta oficial de la catástrofe.

 Porque es cierto que ya no quedan sueños, todos los sueños han sido ya soñados.

Lloro ¡Oh! Dueña de las desolaciones. Impón a mi voz acento trágico,
y una nueva inspiración a mi ternura. Instrúyeme en el arte del lamento.

Inspira novedad en mis palabras, soy plagio del lamento de otros dramas.

Soy el sueño innoble que clausura la agonía.

Dejaron sobre el mar una niebla que avanza eterna, y en el cielo se proclaman
insólitos prodigios que al chocar, emitían el estrépito de bajeles destrozados.

En las alturas, cometas de fuego batallan con los astros.

Trescientos años  antes de la muerte de Cleopatra, el poderoso cadáver
 que ya era Egipto, padecía aún el yugo de los persas invasores de
  feroz raigambre, usurpadores de ambición sacrílega.

¡Estrellas! Amigas, compañeras, amantes de mi soledad.

Ese milagro soy yo. Ese portento está dentro de mí, no tengo que buscar,
no tengo que pedir. Yo soy el sueño de Alejandría.

Yo soy el único sueño. Que nadie soñó antes.

 Yo soy mí propio sueño.

QUIRÓN