domingo, 8 de mayo de 2016

La leyenda del lago





Su origen ya contiene un halo  de misterio. Se alimenta el lago de los acuíferos procedentes del norte y el oeste, en la zona de la Alta Garrotxa. Desde allí las aguas se filtran y corren a través de una red de canales, conocida como el “acuífero confinado”. de pronto brota el agua hacia el exterior  formando una cuenca que fascinó al hombre del Neolítico, que se estableció en uno de los recodos  del lago hace 7.000 años.

Dorado, azul turquesa, verde esmeralda, gris, rosado, lila…, así es este legendario lago según lo refleje el sol o la hora del día. Es un recorrido fascinante por las fantasías del pasado y del presente de este mágico rincón de provincias.

Un arqueólogo decía de los habitantes  neolíticos del lago: “Tan sólo la tecnología nos separa de ellos”. El motor de sus vidas entre estos sauces llorones era el mismo que el nuestro: “Buscar la paz y la tranquilidad propia y la del clan”. Sin embargo, era distinto el entorno hace millones de años. La atmósfera a la orilla del río era propicia al misterio, a ocultar secretos, donde pescar los preciados triops, un crustáceo prehistórico, cuyo rastro se pierde en el origen de los tiempos.

Este misterio que envuelve las enigmáticas aguas del lago, es aún mayor cuando recorres el perímetro y te encuentras con unos parajes que son el marco adecuado para hacer volar la imaginación qué, como veloz saetilla que se escapa rauda de los pliegues sugerentes del alma, se pierde... Es sorprendente la facilidad con la que el lago cambia el color de sus aguas. Al alba refleja por toda su superficie los destellos dorados del sol que se multiplican en el ondulante movimiento de la brisa sobre la superficie dorada.

Por la mañana se vuelve azul turquesa, verde esmeralda o gris claro. De lejos le da un toque tornasolado que ensombrece algunas zonas más profundas, donde abundan las algas. Todo depende si brilla el sol o si sopla el viento. Si esto ocurre, sobre todo al atardecer, el agua coge tonos rosados y lilas. Si llueve, el lago se escapa de sus límites, huye y sus aguas inundan todo a su paso: caminos y prados son anegados y la niebla se desliza silenciosa expandiéndose como un suave manto  temeroso sobre las aguas, hasta convertir el paraje en un tenebroso y extraño misterio.

No es de extrañar que una antigua tradición situara aquí  la morada de un temible dragón, y que de eso quede el Hoyo del Dragón. Una historia que hunde sus raíces en un pasado tan lejano como pantanoso, de cuando el lago inundaba el paraje de la Draga y así se canalizaba a través de una grieta en una roca. A partir de esta hendidura, el agua bajaba como en un embudo y producía tal ruido que parecía que el dragón monstruoso se estuviera tragando a todos aquellos que se acercaban al lago confiados por su belleza.

Un historiador local cuenta que hace suponer que los hombres del Neolítico que vivían cerca de las aguas del lago empezaran a contar historias fantásticas de esta grieta. Descubrieron  el lago y aprovecharon las posibilidades que sus aguas les ofrecían. Y su leyenda terrorífica les servía para  ahuyentar a posibles asentamientos de otras tribus no convenientes…  
       

QUIRÓN

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