Comenzamos el viaje siendo puntuales,
debe de
ser para que todo salga bien,
hicimos
la parada para tomar un café,
y
llegamos a Plasencia con el fin de conocer.
Recorrimos
por sus calles,
por sus
plazas y el castillo,
la catedral y su
historia,
y el acueducto,
chulillo.
Y pudimos contemplar
el Parador Nacional,
magnífico artesonado
y el claustro
fenomenal.
Y la comida fue
buena,
para Monfragüe
marchamos,
para ver la flora y
aves
y que bien que lo
pasamos.
Las lluvias de primavera
han creado tal
paisaje,
que la flora nos
descubre
la belleza de su
traje.
Corren los ríos y
arroyos,
y son por miles las
flores,
las encinas y
quejaos
forman un coral de
olores.
Nos detuvimos un
tiempo
para ver volar las
aves,
los buitres tan
enormes
que anidan en los
lugares.
En Cáceres, el
hotel,
lugar para
descansar,
luego hicimos la
visita
del arte monumental.
Con un simpático
Guía
recorrimos todo el
arte,
y hasta escuchamos
flamenco
que nos llegó de
otra parte.
Luego después en
Trujillo
visitamos a Pizarro,
alguien se tomó un
café
otros le dieron al
jarro.
Emprendimos el
regreso
contemplando los
paisajes,
de la gran tierra
extremeña
de sus dehesas y
parajes.
Digamos que con unos
guías
como los que hemos
tenido,
los viajes son muy
amenos
y estamos
entretenidos.
Tener alguien como
Antonio
en una visita a este
parque,
es vivirlo y
comprenderlo
y te lo convierte en
arte.
Para Luis y para
Antonio
y para la
asociación,
alabo vuestro
trabajo,
lo que hacéis con
corazón.
Trotamundos
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