La comandante Sampat Pal, es una leyenda viva,
una activista y feminista, antiviolencia pero no sumisa.
Hace tres años
fundó su propio ejercito en una de las zonas más deprimidas del norte de la India , la zona de Uttar
Prades.
Casi 100.000
mujeres batallan hoy vestidas con el sari rosa de la revolución, contra la
corrupción política, los abusos de poder y la violencia de género.
Sampat Pal es hija
de pastores, analfabeta y fue casada a los 12 años siendo impúber, “Aquella
terrible experiencia mía me hizo desarrollar empatía hacía el dolor y
sufrimiento de otras mujeres” -comenta ella- “quizá fue el detonante de una
vida entregada al activismo social”.
“Desde la
organización de talleres de costura para mujeres, a la fundación de una ONG en
2003 para el desarrollo y la financiación de pequeños grupos de trabajadoras.
Llevábamos a cabo actividades cada vez más combativas. Me seguían las
trabajadoras y un día pensé ¿porqué no
llevar un uniforme que nos distinga al realizar nuestras acciones? Algo hecho exclusivamente
por mujeres en este rincón de la
India ”.
“Así nació en marzo de 2006, el ejercito de
los saris rosas, con 25 soldados, de entre 40 y 60 años, muchas de ellas
viudas. Hoy somos casi 100.000. Quise crear una unión femenina poderosa. El
color rosa significa revolución. Luchamos contra la dominación masculina
imperante, contra los padres que no permiten a sus hijas recibir educación
y apañan sus matrimonios siendo aun niñas”.
“Ayudamos a mujeres
maltratadas, también a los parias y pobres humillados por los brahmanes de casta superior. Nos enfrentamos a los jefes de
gobierno de los pueblos, muchos de ellos son corruptos”.
En Fatehpur, se han
reunido un centenar de mujeres vestidas de rosa, (la mayoría intocables, las
castas más bajas de la India ).
Han llegado caminando desde distintos pueblos de alrededor. Muchas no tienen ni
donde dormir, están hartas de la falta de agua potable, de los cortes de la
luz, de que los gobernantes se repartan las tierras del pueblo e impidan a los
ciudadanos trabajar y poder vivir.
Gritan todas al ver
a su jefa Sampat Pal, ¡Gulabi Gang Vencerá! y marchan todas juntas al centro de
la ciudad. Pretenden entregar en mano al magistrado del distrito un memorando
donde denuncian todas las injusticias.
Hemlata Patel, de 40 años es la
responsable del gang en la zona y tiene 2.500 soldados a su cargo. Se
alistó para juntarse y luchar. “Juntas
tenemos mucha fuerza”, – afirma – “somos compañeras de batalla, el resto del
tiempo cada una sigue en su vida. No estoy aquí por dinero. Tengo marido y tres
hijos que me apoyan.” Nos presenta a
Manja, con 25 años. Es hermosa y fuerte, cuenta: “estaba desesperada, sin
trabajo, sin familia, nada. Ahora tengo fe en que las cosas, si luchas, puedan
cambiar”.
Medía hora después
la concentración toma pacíficamente la
Corte del Distrito de Fathepur, sede del Gobierno
provisional. Hasta el despacho del magistrado del distrito llegan los gritos ¿Dónde
estas magistrado? ¿Por qué no quieres
hablar con nosotras? Basú se lo pensará 20 minutos y saldrá con dos hombres con
fusiles guardándole las espaldas.
Sampat, sube el
tono de voz al dirigirse a él y estalla como un volcán para denunciar como
dejaron sin tierra al marido de esta mujer. O porqué aquella tiene dificultades
para dar agua a su bebe. Este dirigente tendrá que mover ficha. La comandante
en jefe advierte, “estaremos pendientes de lo que seas capaz de hacer y
volveremos, quizás no seamos tan educadas la próxima vez”.
Sampat está
satisfecha, arenga a sus tropas antes de despedirse. “Cuidaos, permaneced
atentas a los problemas de las mujeres, recordad, unidas sois más fuertes”.
Ya en casa, nos
presenta a su guía, el único hombre de la organización, Joy Prokash, que lleva
con ella muchos años, es su mano derecha, él lleva el papeleo de la
organización que funciona por medio de un peaje.
Quirón
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