viernes, 1 de mayo de 2015

Las flechas de Cupido





                Aquella tarde se volvió un sueño,
                fue mover la vista y surgió,
                como si fuera un milagro,
                pero era real, estaba allí.
               
Intentaba andar y las piernas no se movían,
quise hablar y no salían las palabras,
pretendí mover la cabeza,
pero la vista estaba clavada en ella,
quedé petrificado ante sus ojos.

No pude saber el tiempo que pasó,
cuando recobré la razón,
mis pasos no eran firmes,
pero comencé a acercarme.

Le tendí la mano temblorosa,
ella temblaba también,
las palabras no salían de nuestras bocas,
pero comenzamos a caminar juntos.

Poco a poco se pasó la timidez,
las palabras afloraron,
y entre risas y miradas se borraron las nubes,
que unos minutos antes,
nos dejaron aturdidos por un tiempo.


Trotamundos

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