Cuando salga de esta simple encrucijada,
llenaré
un botijo de sonrisas,
pelearé
con los claveles olorosos,
navegaré en una
piscina de abrazos,
besaré el aroma de
las violetas.
Pintaré los labios
con las fresas,
respiraré el néctar
de las frambuesas,
beberé el agua de la
madreselva,
embriagará mi cuerpo
con el agua del rocío,
soñaré con el
estambre de las flores,
crearé ramas de
petunias y lirios,
llenará de besos
amapolas y jazmines,
viviré abrazado a la
siempreviva,
y me colgaré un ramo
de margaritas.
Y tú, Rosa, cuando
vengas a mi lado,
hollarás junto a mi
cuerpo los aromas
y los besos calurosos
de un volcán,
y la belleza del
fuego de la lava,
para que nunca te
falte la luz ardiente,
de un cariño que te
colme de bondades.
Trotamundos
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