Llamé a la puerta y no me
contestaron.
Llegué suplicando
amor,
rogando una chispa de
cariño,
suplicando una palabra
de pasión,
mendigando un favor de
Eros.
Mi corazón lloraba por
amor.
Por un amor que no era
tal,
porque fue una
confusión,
cuando uno piensa en
amor
y el otro piensa en
pasión.
Me reprocho mi
humildad,
me duele mi cobardía,
me siento frágil y
triste,
como perdido en las
nubes,
como el niño que se
pierde en un tumulto.
Qué difícil es amar
y ser amado a la vez,
cuando hay amor de
verdad,
y otros van por el
placer.
Y así, no puede
triunfar.
Y entre tanta
confusión,
cuando aparece una
flor,
hay quien la corta del
tallo,
y una vez seca y
marchita,
se olvida y se apaga
para siempre.
Trotamundos
No hay comentarios:
Publicar un comentario