¡Pobres seres!, que
viven día a día
pensando solamente
en el dinero.
Carentes de valores,
pordioseros,
ven en la
ostentación su fiel amiga.
Es su patria y su
ley la vil moneda.
Ver su cuenta
corriente es un orgasmo.
Ganancias hábilmente
van sumando,
no importa de qué
forma ni manera.
¡Me repugna y me
hiere su ceguera!
No saben de bondades
ni altruismo.
Triunfar en
trapicheo y egoísmo,
es su filosofía
verdadera.
No valoran amigos ni
familia.
Su amante más
valioso es el dinero.
Lo cuentan cada día
con esmero,
lo adoran, lo
idolatran, lo acarician.
¡Qué lastima me das
hombre de piedra!
Tu alma desierta es
un jardín sin flores.
Huerto yermo,
sediento de valores,
y trepa tu ambición
como la hiedra.
¡Qué lástima me das
hombre de paja!
Tu religión, es la
banal riqueza.
Mientras tu alma se
ahoga en la pobreza,
adornarás con oro tu
mortaja.
Luna
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