¡Aún
recuerdo aquella playa!
Olor
a mar… brisa… olas…
La
arena fue nuestro lecho.
Sábanas
de luna blanca,
arrullaron
el secreto
en
la noche enamorada.
Tus
manos acariciaban
y
recorrían mi cuerpo,
amorosas…
delicadas…
despertando
mis anhelos.
Me
emborraché de ternura,
y
me entregué a tus deseos,
y
descubrí el paraíso,
desde
el umbral de los cielos.
Suspiros
entrelazados,
se
rompen en el silencio.
Mil
promesas imposibles,
entre
susurros y besos.
El
embrujo de la noche
y
el murmullo de las olas,
velaron
aquel hechizo,
hasta
el nacer de la aurora.
Cuando
al alba desperté,
me
acurruqué en tu regazo,
y
prolongué aquel abrazo,
hasta
fundirlo en mi piel,
para
amarrar el recuerdo
del
amor, fugaz y eterno,
que
aún perdura en el ayer.
Nuestro
amor fue una quimera.
Tú
no eras un hombre libre,
sólo
fue un sueño imposible,
en
noche de primavera.
La
noche puso la magia,
arena…
sal… blanda cuna.
Testigos:
el mar, el cielo
y
los ojos de la luna.
Luna
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