Vacilante,
dudoso, ausente,
como
perdido en la oscuridad,
sin
ideas, sin valor ni fuerzas,
lelo,
como el eco ausente de la soledad.
Caminar
con el paso vacilante,
sin
tener un rumbo cierto,
sin
pensar donde se pisa,
sin
lograr un camino que esté abierto.
Era
en la mañana un sol radiante,
y
a mis ojos, todo estaba muy nublado,
mis
sentidos no veían a dos pasos,
caminaba
y caminaba, pero no hallaba el poblado.
En
la mente se hacen nubes de colores,
y
también se hacen historias repugnantes,
unas
veces se evaporan como el humo,
y
otras veces permanecen más constantes.
Si
guardamos los temores y las dudas,
y
amasamos los desvelos y dolores,
acabamos
pareciéndonos a Judas,
y
no vemos una vida de colores.
Trotamundos
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