Ayer pasamos la tarde en el Escorial, es agosto y están en las fiestas
patronales. Dentro de sus festejos, este año, tenían un Certamen Folclórico de
Bailes Regionales, en el que intervenían, entre otros, un grupo valenciano,
otro burgalés, uno mañico que cuando cantaron la jota de la Dolores y la bailaron, con
el brío caracteriza, los gritos y aplausos se salieron de madre, y por último, el grupo de Palencia “Jorge Manrique”, al que
mi hijo había pertenecido, los diez años
que permaneció trabajando en aquella
bella y recoleta ciudad castellana.
Ocho
meses llevaba Jose viviendo con nosotros, cuando sus amigos y compañeros del
grupo le reclamaron, y él se unió a su grupo como cada vez que le invitaban. La
actuación, estuvo a la altura que de ellos se esperaba. Mi hijo
participó con su antiguo grupo y el
portavoz del mismo hizo mención del caso. Aclaró, diciendo al público
distinguido del Real Sitió del Escorial, que con ellos se encontraba actuando
un madrileño, al que ellos echaban mucho de menos, y al que le agradecían su
compañía para la actuación, recordándole “que siempre sería uno de ellos”.
Fue
muy emocionante para mí, que quisieran tanto a mí hijo, y que lo expresaran
ante el cuantioso público, que en el grandioso marco del Escorial, los escuchaba,
veía y aplaudía con entusiasmo en sus
umbrosos y frescos jardines.
El certamen se alargó hasta cerca de la media noche, el ambiente era increíble por
lo animado, ya que los grupos según los certámenes que hacen, se van
encontrando en los lugares más insospechados. La temperatura había bajado y cada quien tenía
algo sobre los hombros para guarecerse del fresquito del Escorial cuando cae la
noche
Parece
que fue ayer y han pasado 13 años. Es agosto, hace mucho calor, pero se está
tan bien aquí en cuanto se oculta el sol.
. QUIRÓN