martes, 7 de abril de 2020

La construcción no para






        Hoy, como todos los días desde hace más de un mes, la pareja de urracas no faltan nunca a la preparación de su nido donde depositar sus huevos y empollarlos.

        Me da la impresión que se les ha perdido el manual de instrucciones y andan revoloteando sin apenas avances. Eso sí, con un gran ímpetu y colgados de las más difíciles posturas, quieren doblegar con el pico la inmensidad de ramitas que han ido acumulando y de donde, esperemos que pronto, aparezca un fabuloso y calentito hogar donde sus polluelos reciban el calor y el alimento de sus padres hasta que se hagan autosuficientes para volar y buscarse el sustento.

        O es que va muy tardía la primavera o se les va a pasar el arroz a esta pareja como no se espabile. Se que nadie les ha enseñado cómo fabricar un nido y que lo llevan en sus genes. Han estado dudando entre dos sitios bastante tiempo, o es que cada componente de la pareja le gustaba más cada una de las orientaciones. Al final han trasladado la mayoría de las ramitas del que han desechado al que les ha parecido más idóneo.

        Lo malo de este nido es que tiene y va a tener vecinos hasta que se disperse la familia. El nido está ubicado a la altura y enfrente de la ventana de nuestro dormitorio, lo que conlleva que en algunos momentos la pareja se asusta de nuestra presencia y huye, por poco tiempo, hasta que con ese empeño que les caracteriza, vuelven a la construcción de su nidito. Ni las órdenes estrictas del gobierno suspendiendo toda actividad relacionada con la construcción les ha hecho parar. Menos mal que los municipales no llegan a estas alturas para meterles un buen paquete por incumplimiento de las normas.

        Estamos deseando que la construcción termine, que hagan lo que tengan que hacer para que los huevos que ponga la hembra fructifiquen, que pase el período de incubación y que veamos los piquitos abiertos y hambrientos de los polluelos esperando que sus progenitores les faciliten el debido condumio que los haga crecer y que aprendan a dar sus primeros intentos de vuelo, hasta que nuestros vecinos nos abandonen hasta la primavera que viene, si es que eligen de nuevo este entorno para la continuidad de su especie.


Rabo de lagartija

Silencio





            No sé cómo has nacido coronavirus, como te has desarrollado y llegado hasta nosotros, sólo sé del dolor y el llanto que estas causando a nuestro alrededor.

            Has sembrado el silencio. Nos has condenado al encierro en nuestras casas.

            Las calles envueltas en sombras y silencio, roto por los trinos del canto de los pájaros que sienten que la primavera ha llegado, sin hacer ruido uniéndose al silencio que nos rodea.

            Los arbustos de los jardines se han llenado de pequeñas florecillas, ofreciéndose a los ojos que las puedan ver.

            En los árboles de parques y jardines han empezado sus ramas a verdear y no tardando mucho serán las hojas que vestirán sus desnudos brazos.

            No hay niños jugando en la calle ni en los parques infantiles. No hay viejos tomando el sol al resguardo en los bancos de las plazas. Tampoco hay saludos en la calle como sucedía en un tiempo que ahora se nos antoja lejano y que ahora  añoramos.

            Nuestros hogares se han convertido en trincheras ante tu envestida, luchamos para que no entres en ellos y no siempre lo hemos conseguido.

            No sé cuándo terminará esta pesadilla en la que has convertido nuestra existencia y de quienes nos rodean, sólo sé que cuando esto pase, si es que pasa, nos parecerá despertar de un mal sueño cuyas heridas quedaran clavadas en todos nosotros.


I R I S

La claridad





¿Para qué sirve la claridad? Si  por lo menos alguien recordara, si
alguien súbitamente  acometido  recordara… la luz usada deja polvo de
mariposa entre los dedos y un gran viento recorre las calzadas,
he aquí nuestra ciudad.
Hoy es invierno. La claridad ¿Qué  sirve?
Nos acogen las calles conocidas y la tarde empezada,
los cansados castaños obedientes, cuyas hojas ruedan crujientes
bajo  los pies del que regresa, preceden, acompañan nuestro paso
bajo la  prematura  opacidad, del cielo que converge hacía su término.
Interrumpiendo a cada instante cruza lenta la multitud, mientras nosotros
olvidadizos, desfilamos calle de la llegada arriba.
Cada cual se asoma a sus cuarteles solitarios.
Estos fuimos nosotros. ¿Recordáis? La destreza del vuelo de las aves,
el júbilo, los juegos peligrosos allá en el fondo del jardín, el grito bajo el cielo
más alto que el follaje  y la muerte atisbada que espejeaba hacía fuera,
sin atreverme  a tomar ciertas calles, hacer marcha atrás porque alguien te mira,
cruzar la acera para esquivar un grupo numeroso…
Un terror intuitivo que nunca sentí en Barcelona, París y Roma;
heme aquí antipatizado y sin memoria, sin embargo no luce la hermosa
inseguridad de la mano magnifica Colossus.
 Eral lozano novillo tierno. De bien conocido cuerno.
Mal lunada la frente. Retrogrado cedió en desigual lucha.
Ah duro toro aun contra el viento armado.

  Quirón.

Desde mi ventana



                   No quiero que me invada la tristeza,
                   ni que mi alegre risa se congele.
                   Quiero abrazar de nuevo a mis amigos
                   y besar a mi hija cuando viene.

                   Quiero escuchar en la radio melodías,
                   y no noticias desalentadoras,
                   y que el miedo no pase de mi puerta,
                   que la esperanza sea mi bienhechora.

                   No quiero que me atrape el pesimismo,
                   quiero mirar al cielo esperanzada,
                   deseando que esto acabe pronto
                   y abrazar a la gente solidaria,
                   que han expuesto su vida por nosotros
                   con valor y desinteresada.

                   Quiero despertarme una mañana
                   y escuchar tambores y trompetas
                   anunciando el fin de este mal sueño,
                   con música alegre y pandereta.
                   Pero por favor que sea pronto,
                   que aún tenemos la esperanza abierta.

Luna

martes, 17 de marzo de 2020

La cárcel tras el cristal





         Corren tiempos inéditos para nuestra vida aburrida y cotidiana. El covid 19 ha trastornado y dado la vuelta a toda nuestra existencia. A grandes males, grandes remedios. El virus está ansioso de saltar de un individuo a otro. Por más que nos afanamos en evitarlo, nos contagiamos ya de forma exponencial. La O.M.S ha declarado la pandemia a nivel mundial.

         Nuestros dirigentes, pese a quien le pese, han tomado medidas drásticas para frenar esta escalada de infección. Cómo mejor y única medida importante, nos debemos quedar encerrados en nuestras casas durante quince días, en principio. No nos queda más remedio que amoldarnos a las circunstancias, tanto niños, jóvenes, adultos y mayores. Menos mal que existen ventanas en las viviendas.

         Todos los días observo la soledad de las calles, sin apenas transeúntes en ellas. El pan, sacar al perro, la compra. Y algún que otro incorregible que cree que las normas están para saltárselas. Desde mi ventana veo la cola para la farmacia, la gente espaciada a más de dos metros cada uno, copa toda la acera, estáticos como estatuas con mascarillas.

         Hemos vuelto a las costumbres de leer libros, revistas, hacer cuadernos de sopas y sudokus, entretenerse con el ordenador, los puzzles ocupan horas del día. Pero, sobre todo, tenemos una ventana al exterior, donde vemos aplaudir a las 20 horas a los sanitarios que están luchando contra esta crisis al pie del cañón. A los policías, bomberos, protección civil, que pasan con sus coches dando instrucciones por los altavoces para cumplir a rajatabla las normas estrictas. La gente que cruza el paso de peatones temerosa por no encontrarse con nadie. Los locales comerciales cerrados a cal y canto, las escuelas, los centros de ocio. El parque cerrado con cintas policiales.

         Sólo pedimos que todo esto sirva para vencer al virus lo antes posible y que pronto podamos mirar por nuestra ventana y veamos vida, alegría y gente, mucha gente con ganas de vivir la vida.

Rabo de lagartija

Las invenciones





Me convenía hablar y mirar desde arriba.
Esa mayor elevación contrastaría mis inferioridades.
Subí otras rocas con esfuerzo y empeoró mi estado con la prisa.
Quería evitar su desconfianza por el lugar solitario y la oscuridad,
no podía esperar ni un minuto. Pasaba ella, decir algo,
iba yo a interrumpirla. Aparecí, tal vez demasiado bruscamente a su mirada.   La mirada prescindía de mí.    Igual que si fuera invisible.
Casi inconsciente, sin recordar, le hable en voz baja mesurada.
Volvía a hablar con una compostura que sugería obscenidades.
Al final estuve ridículo, trémulo de ira, a gritos le pedí insultos
pero que no siguiera en silencio.
La inmortalidad germinará en todas las almas.
Más reciente muertos nos asomarán a tanto bosque con reminiscencias
antiguas. Para formar un solo hombre ya disgregados todos los elementos.
Sin dejar entrar extraño alguno, habrá que tener el paciente deseo
de Isis reconstruyendo a Osiris.
La persistente e ínfima ansiedad con las relaciones de Faustine.
Me preserva de atender a mi destrucción un efecto inesperado, benéfico.
Mi férrea disciplina denota incesantemente estas ideas
comprometedoras de la calma final…                


QUIRÓN

La canción





Se movían sus pies cuando oía los primeros compases de esa melodía y de muchas otras pues si había algo que la gustaba muchísimo era la música e improvisar un baile, sus piernas, caderas, hombros y cabeza se inclinaban según sentía la música.

Todo en la vida es canción, melodía, música, ritmo.

Su madre tarareaba muy bien, le cuentan que creció en un ambiente tranquilo y relajado, pues la música amansa a las fieras, así que cuando su padre llegaba muy tarde a casa y bastante bebido su madre pasaba el mal rato susurrando la melodía en el cabecero de su cuna.

Más adelante, en el cole, se aprendía cantando las poesías, las tablas de multiplicar, los ríos y cuando salían a jugar al patio saltaban a la comba y a la rayuela siempre cantando canciones infantiles.

En las fiestas del pueblo lo más llamativo por la noche era el baile, al principio cuando estaban los padres tocaban pasodobles y bailes aprobados por los más mayores, pero de madrugada, cuando solo quedaban en la plaza los adolescentes, la orquesta tocaba temas desenfadados e incluso baladas lentas en las que conocer a los chicos del pueblo y canciones que te invitaban a ser más atrevida.

Conoció a su marido junto a los tonos de una canción muy popular y que con el paso de los años harían como suya, era su melodía, su canción, su momento, ella la ponía muchas veces para disfrutar de su compañía.

Ahora no quedaba nada de todo aquello, ni padres, ni marido, ni pueblo, tumbada en la cama del hospital, casi sin poder moverse, los dedos de los pies le parecía que se movían al ritmo de una música celestial imaginaria.


Clave de Sol

¿Todos somos gilipollas?





    Hoy encontramos casos de los que nunca pensamos que un día podríamos ver, pues hoy lo decente y lo indecente lo tenemos a la hora que los quieras ver y escuchar, y que no parece que sean pocas las personas que lo ven, porque si no, no estarían en las redes.

    Zapeando, me he encontrado un grupo bastante numeroso, que tiene un nombre raro, pero lo bueno de ello es que se dedican a recoger, según ellos, basura del suelo de las playas, algo que es encomiable. Y esa es la cuestión. Entre paso y paso se agachan y se levantan, caminan y se agachan, toman algo del suelo, si lo hay, y lo echan a la bolsa. Sí es muy curioso cómo toman la basura que hay en las orillas de las playas y, en fila, bien ordenados, cumplen las órdenes de quien les mande. Y también quise entender que lo debíamos hacer todos. Lo cierto es que no les vi muy cansados ni sudorosos.

    Para mi entender, si entras en las redes y tienes buen estómago y lo analizas un poco, te quedas, pero si no te das cuenta de la cantidad de cosas y seres que son capaces de hacerte creer que son los únicos que saben vivir bien en este mundo, porque cualquier cosa que se les venga a la cabeza, la llevan a las redes para conseguir que alguien se fije en ellos.


Trotamundos

sábado, 7 de marzo de 2020

Arranca que nos marchamos








                   Arranca que nos marchamos
                   de este antro de enfermedades,
                   si no nos contaminamos
                   según las autoridades.

                   Ni centros de jubilados,
                   grandes aglomeraciones,
                   ni besos obnubilados,
                   sin abrazos y achuchones.

                   Gélidos como los témpanos,
                   ermitaños por costumbre,
                   nada de darnos las manos
                   ni un amigo que te alumbre.

                   Fútbol a puerta cerrada,
                   los trabajos se trasladan,
                   la población aterrada
                   por las noticias que nos dan.

                   Un funeral virulento,
                   feligreses ingresados,
                   da la Pantoja un concierto,
                   varios niños infectados.

                   ¿Qué saldrá de todo esto?
                   Las Fallas, Semana Santa,
                   el turista está molesto,
                   este virus les espanta.

                   La limpieza y la prudencia,
                   seguir nuevas instrucciones,
                   insuflarnos de paciencia
                   y ver las evoluciones.


Rabo de lagartija

El maquillaje








Tenía multitud de cajitas y envases de maquillaje de varios colores, incluso dorado, a veces lo utilizaba.
Sabía maquillarse muy bien, desde pequeño había visto a su padre y a su madre utilizar los pinceles con absoluta maestría.
Necesitaba alrededor de una hora para estar listo, pues debía empezar protegiendo el cuello de la camisa con varios pañuelos de papel para no ensuciarla, después debía preparar su piel, echaba crema hidratante para que el maquillaje no lo irritara, la dejaba secar un rato, a veces se miraba  en el espejo  haciéndose preguntas y otras veces que estaba más animado aprovechaba ese rato  y se ponía los zapatos. Cuando ya se había secado la crema, utilizaba el maquillaje blanco, se embadurnaba toda la cara de blanco, seguidamente utilizaba el color negro para resaltar las cejas y con el pincel las hacía más anchas incluso con un ligero toque hacia arriba. Se pintaba los ojos oscuros y alguna vez se dibujaba en la mejilla una lágrima, hoy no la tenía que dibujar, le salían solas, malditas lagrimas, estaban arruinando su precioso maquillaje, no podía dejar de llorar. Por último pintaba sus labios de color rojo intenso y se dibujaba una boca sonriente, como si estuviera contento, ¡¡que gran mentira!!. Por último se ponía un sombrero con una flor.
Así llevaba más de veinte años, estaba muy cansado y muy solo, ahí mismo decidió que hoy sería el último día. Tuvo que salir cuando le  anunció el jefe de pista:
-         Con ustedes el gran, el único, el inimitable, amigo de los niños, nuestro querido payaso Dodó.
-          

Clave de Sol

Música en el aire








            El tren entró lentamente en la estación. Los pasajeros que aguardaban en el arden comenzaron a subir al convoy cuando este abrió sus puertas y fueron ocupando los asientos libres que aún quedaban. Después de comprobar que ya no quedaba nadie por subir, reanudó la  marcha.

            Sentada en el asiento junto a la ventanilla María observaba el paisaje que se ofrecía a través del cristal, el cielo azul ausente de nubes, los árboles desnudos y a lo lejos, el manto contaminante que caía sobre la ciudad.

            El tren continuaba la marcha y la mujer aun con la mirada perdida en el horizonte se entregó a sus pensamientos. De pronto el sonido de unas notas musicales  hizo romper el hilo de sus pensamientos y quiso descubrir de donde procedía. No tardó en descubrir al hombre que tocaba una balada con el instrumento usado en la música andina, haciendo que su sonido llegara hasta los más profundo de los sentidos-
  
            Durante el tiempo que duró la música, María se entretuvo en seguir con ella las imágenes que veía a través de los cristales, ahora éstas tomaban nuevas formas al ritmo  de la melodía,  haciéndolas flotar como bailarinas, acompañando a las notas musicales.
       
            El trayecto llegó a su final. La música cesó. Las puertas se abrieron y los pasajeros abandonaron  la estación, pero en la mente de María aun sonaba la música del interior del tren.


I R I S

Las alas de miguel







Aquel epígono de la generación del 27,    que fue el gran poeta en la plenitud de su genialidad en la generación del 36,  tuvo la osadía de utilizar las alas para cantar sus poemas a los cuatro vientos, y en todas las vertientes poéticas incluidas las políticas.
Trataron de cortarle las alas y fue  preso. Murió a los 32 años, pero su obra quedó entre nosotros como una semilla con alas que se esparce y germina y cura el alma lacerada de las gentes que sufrieron la tragedia, después el silencio y más tarde el olvido; además de todos los que hemos tenido el placer de saber de él.

Al cumplirse el centenario de su nacimiento es, sobre todo, un símbolo, un icono de nuestra literatura más universal.

Un poeta no puede volar sin tres alas: la música, el concepto, y la expresión poética, dijo Pablo Neruda. 

He copiado un fragmento del poema, “Nanas de la cebolla”, y he buscado esas alas.
Porque sus poemas tienen música; porque el concepto está implícito e impreso en cada una de sus palabras; porque su expresión es poética hasta los tuétanos; y te hace sentir hasta ponerte los pelos de punta. Tiene alas.



Tu risa me hace libre,
Me pone alas.
Soledades me quita
Cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios.
Relampaguea.
Es tu risa la espada
Más victoriosa.
Vencedor de las flores
Y las alondras.
Rival del sol,
Porvenir de mis huesos
Y de mi amor.


En cualquiera de los poemas de Miguel Hernández, se encuentran las alas de la poesía.
Pero en este fragmento…
Se hace tan patente que su cuerpo está encerrado…
Como que es su alma libre la que vuela y
Le que dicta estos poemas.
Poemas de un amor inenarrable… Tan sencillos, tan sentidos, tan tiernos.
Como desgarradores y entrañables.
Un amor que le hace libre y que le eleva.
Pero no libra a su cuerpo de sufrir la falta de libertad, o el rigor de la enfermedad.
Tampoco le libera de sentir el deseo de abrazar a su hijo y a su mujer
O de poder con ellos comer el pan y cebolla.
Que no sería otra cosa que la libertad.

Pero yo, en este 3 2 20, vuelvo a sacar este texto por un motivo perentorio: Manuela Carmena, estaba construyendo un memorial para los olvidados de Nuestra guerra Civil. Pero con las últimas elecciones Carmena perdió la alcaldía y la ganó un tal Almeida,  del PP con la propuesta de deshacer todo lo concebido por alcaldesa Manuela. Y dicho y hecho, sin decir ni mu, el alcalde desmontó el memorial y los poemas de Miguel Hernández que acompañaba al monumento funerario. Mucha gente en Madrid hace unos días, se juntaron para homenajear al poeta y pedir la restauración del monumento. Yo hago lo propio con este texto, que le hice cuando se cumplieron los 100 años de su nacimiento.



QUIRÓN

Recuerdos de ayer, problemas de hoy





         Un día de 1900 y pico, dos chavales jugaban con una peonza. “He ganado yo”, “no he ganado yo”, y así, durante un buen rato hasta que llegaron a las manos y, de una u otra manera, comenzaron  una pelea, que acabaron sangrando los dos.

         Los padres se enteraron y fueron a ver lo que pasaba, y la pelea continuó entre los padres, y más tarde entre los familiares, y después, entre todo el pueblo.

         Como consecuencia de la pelea de los chicos hubo un fallecido, y todo el pueblo acudió al entierro, consternado por el caso y, he aquí que cuando los familiares llegaron a su casa después del entierro, los dos chicos estaban jugando juntos otra vez.

         Una vez conocido el problema, en el pueblo de al lado se inició la pelea entre unos y otros, y luego pasó a otros pueblos y así, hasta la capital de la nación, y un día la nación se vio en vuelta en una guerra.

         Hay que tener pocas luces y poco talento, para no darse cuenta que una nación que prospera, que tiene trabajo, que las personas avanzan y lo que desean es vivir en paz y no con rencillas y rencores de años tan lejanos, y que algunos están dispuestos a recordar, tan solo por sentirse enterados de la historia, una historia que no la vivieron, y no pasaron las calamidades que nos tocó pasar a los que la vivimos. Tampoco loo muertos que murieron por una razón de la sinrazón, porque sólo sirvió para eso, destrozar un pueblo entre unos políticos usureros, ambiciosos y criminales, que aniquilaron la nación y el bienestar y nos llevó a la más dura de las hambrunas durante tantos años.

         Hoy se escuchan voces de personas que sólo cuentan lo que les han contado, o que han leído en algún medio, y cada cual pone su acento en lo que le conviene resaltar. El que esté dispuesto a pasar las penurias y las calamidades que algunos pasamos, que siga, y si le toca pasar hambre que se aguante, que ya está avisado. Que hoy comemos todos los días y no debemos consentir que nadie, repito nadie, nos arrebate lo que tenemos de positivo y que tanto nos ha costado, para levantar una Nación que estaba hecha una miseria.


Trotamundos

sábado, 22 de febrero de 2020

Sube al último vagón





                   Sube al último vagón,
                   no pierdas la oportunidad,
                   no volverá la ocasión,
                   el tren tiene caducidad.

                   Laméntate por lo hecho
                   si no has logrado tu meta,
                   que haber dejado en barbecho
                   el vuelo de tu cometa.

                   Cuando llega la senectud,
                   se analiza lo vivido,
                   cuando se tenía salud,
                   para aquel sueño perdido.

                   Haz caso a tu corazón,
                   realiza todos tus sueños,
                   no hagas caso a la razón,
                   y lograrás tus empeños.

                   Si uno volviera a revivir
                   tantas ilusiones rotas,
                   se atrevería a resumir
                   ¡que hay que echarle pelotas!


Rabo de lagartija

El paseo





Vivo rodeada de parques a las afueras de la ciudad, Mi camino hasta llegar al centro va desde los parques hasta el bullicio de la calle principal.

Salgo de casa y tengo una callecita pequeña sin comercios y casi sin gente al final de esta calle hay una carretera bastante ancha, la cual tiene mucho tráfico y autobuses. Después voy por una calle ligeramente cuesta arriba que no tiene nada destacable pero cuando llego a la esquina ya me encuentro con un gran parque lleno de árboles, fuentes y zonas para niños. Por mi camino veo solo una parte del parque, pero sé que es mucho más grande, pues no veo el otro lado. 

Cuando el parque acaba viene otra carretera con menos tráfico y esa esquina hay una zona ajardinada con palmeras y abetos donde anidan las cotorras y pases a la hora que pases siempre hay una algarabía tremenda. Esta calle tiene tiendas y una cuesta muy pronunciada, justo cuando llegas arriba del todo hay un puesto itinerante, en invierno es una churrería y en verano un puesto de venta de melones y sandías, justo ahí hay una rotonda con una gran fuente donde celebran que su equipo de fútbol ha ganado alguna copa, y tras esta rotonda viene la calle principal con tiendas, gente que sale a pasear, los niños de la mano de sus padres se paran a mirar el escaparate de la tienda de chuches; un poco más allá la castañera se alterna con los helados, es una calle con mucha vida.

Al final de esta calle, que por ella transcurren manifestaciones, la cabalgata de los Reyes, el desfile de Carnaval, procesiones, está el ayuntamiento con una plaza en la que juegan los niños al salir  de un cole cercano.

Y cuando hago este paseo sin prisas suelo terminar en la biblioteca donde pierdo la noción del tiempo.


Clave de Sol

Alejandría amada







Hay mar gruesa y sopla en ráfagas excitantes el viento.
Era pleno invierno, se sienten anticipos de primavera.
Un cielo nacarado, caliente y límpido.
En rincones umbrosos grullas, el viento penetra en
 los grandes plátanos escudriñándolos.
Refugiado en esta isla con mis libros y la niña de Melisa.
He venido aquí para curarme…
De noche, el viento brama, la niña en su camita duerme.
Poco a poco en el camino del recuerdo, retrocedo a
 la ciudad que  vivimos un lapso tan breve.
 Siento tu flora, amada Alejandría.
Aquí en este desolado promontorio azcturo arranca noche a noche las tinieblas.
Lejos del palco calcinado en aquellas tardes de verano,
 amenos de polvo y mendigos, ambas especies con asistencia vicaria,
cinco razas, cinco lenguas.
Hay más de cinco sexos, y solo el griego los distingue.
Los amantes simbólicos del mundo heleno sustituidos por algo sutilmente andrógino.
Alejandría de fondo Oriente no puede disfrutar de la dulce anarquía del cuerpo.
 Alejandría el más grande lagar del amor.
Largas modulaciones de calor. Filtro olores, luz y esencia del limonero.
Polvo suspendido, aire fragante, olor del pavimento caliente recién regado.
Nubes livianas a ras de suelo. La humedad del mar da una leve patina al aire.
En otoño aire seco y vibrante, cargado de electricidad estática,  que  inflama el cuerpo bajo ropa liviana.
La carne despierta, siente los barrotes de la prisión.
Los cuerpos hoscos de los jóvenes inician la caza de la desnudez cómplice,
se agitan, se vuelven, les cuesta respirar, en cada beso del verano.


Quirón

Brexit y... adiós





         Los ingleses se han marchado, pues… adiós.

         Siempre en la vida han aparecido salvadores de las naciones, que nos pintan las cosas de color de rosa, pero luego esas rosas tienen  espinas, y que pinchan y hacen dalo y duelen, y en ocasiones sangran.

         Todos conocemos la historia de tantos países que fueron embaucados por los iluminados, que luego les condujeron a la ruina más lamentable de toda su historia, tan solo por figurar y erigirse en salvadores de la patria.

         La historia nos hace pensar en tantas revoluciones y tantas desavenencias, por parte de los políticos de turno, que nos hacen temblar porque, en la mayoría de los casos, estas separaciones no empiezan bien y terminan peor.

         No tenemos tan lejano las guerras que, hace muy poco, se han librado entre algunos países europeos, para luego, después de un montón muertos, acabar algunos dirigentes en la cárcel, por corruptos y embaucadores.

         El brexit no es de un total consenso, y ese es el motivo por el cual puede causar grandes problemas para el pueblo inglés, que al mismo tiempo acarrearía problemas a toda Europa.

         Esos y esas cabecillas que tanto han influido en el pueblo para la salida de Europa, puede que les pese, y que, en su día, las risas se vuelvan en su contra.

         Pudiera ser que hasta el idioma, un día quedase relegado dependiendo de quien esté al frente de la nación, pues en este mundo nunca hay nada que no se pueda cambiar, hay otros idiomas que pesan mucho en el mundo y, además, se conduce por la derecha.


Trotamundos