¿Para
qué sirve la claridad? Si por lo menos
alguien recordara, si
alguien
súbitamente acometido recordara… la luz usada deja polvo de
mariposa
entre los dedos y un gran viento recorre las calzadas,
he
aquí nuestra ciudad.
Hoy es
invierno. La claridad ¿Qué sirve?
Nos
acogen las calles conocidas y la tarde empezada,
los
cansados castaños obedientes, cuyas hojas ruedan crujientes
bajo los pies del que regresa, preceden, acompañan
nuestro paso
bajo
la prematura opacidad, del cielo que converge hacía su
término.
Interrumpiendo
a cada instante cruza lenta la multitud, mientras nosotros
olvidadizos,
desfilamos calle de la llegada arriba.
Cada cual
se asoma a sus cuarteles solitarios.
Estos
fuimos nosotros. ¿Recordáis? La destreza del vuelo de las aves,
el
júbilo, los juegos peligrosos allá en el fondo del jardín, el grito bajo el
cielo
más
alto que el follaje y la muerte atisbada
que espejeaba hacía fuera,
sin
atreverme a tomar ciertas calles, hacer
marcha atrás porque alguien te mira,
cruzar
la acera para esquivar un grupo numeroso…
Un
terror intuitivo que nunca sentí en Barcelona, París y Roma;
heme
aquí antipatizado y sin memoria, sin embargo no luce la hermosa
inseguridad
de la mano magnifica Colossus.
Eral lozano novillo tierno. De bien conocido
cuerno.
Mal
lunada la frente. Retrogrado cedió en desigual lucha.
Ah duro
toro aun contra el viento armado.
Quirón.
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